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viernes, 26 abril, 2024
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COP 13 en México: Mazapil y la Zona Natural Protegida

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Por: MARCO ANTONIO TORRES INGUANZO • admin-zenda • Admin •

Estamos ahora mismo en la orilla. En un proceso de extinción masiva de especies del tamaño de la que ocurrió en el cretácico, pero a velocidades que impiden la recuperación. Los tiempos de extinción por causas naturales (como la megaroca de los dinosaurios o la deriva continental) son lentos, de tal manera que la extinción va dando tiempo para la formación de nuevas especies y la creación de una nueva diversidad. Y otro mundo surge de la extinción del anterior. Es justo lo que hoy no está pasando: la causa no es natural, sino que el vector destructivo es la acción humana, que le da tanta velocidad a la destrucción que rompe con la ‘lógica’ de la vida: la posibilidad de autopoiesis. La vida depende de la diversidad que funciona como autodependiente. Si eliminamos un hábitat o una especie o una variedad genética, todo el sistema se altera y descompone. Genera turbulencias en cadena.

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Pues ese diagnóstico construido en años por biólogos, físicos, matemáticos y geólogos, han desencadenado la preocupación en todas las naciones. El riesgo de este escenario es catastrófico. Puede llevar a la extinción de la especie destructora, el hombre. Y las predicciones de cambios brutales irreversibles es a corto tiempo: si no hay modificaciones radicales en la forma de vida humana para el año 2050 la realidad nos alcanzará como la nube negra de la muerte. Y cambiar ‘formas de vida humana’ se refiere esencialmente a los sistemas económicos. El centro del cambio debe estar en la economía. Los patrones de consumo, distribución y explotación de los recursos naturales, es insostenible. En ese contexto, se generó el Convenio de la Diversidad Biológica (CDB) que, a su vez, dio paso a las formas de establecer y dar seguimiento de las metas propuestas. Por ejemplo, se estableció la meta de que todos los países deben, al menos, destinar el 17% de su territorio a variedad de áreas de conservación. México teóricamente destina ahora mismo el 12%, y debe llegar a ese 17 por ciento para 2018. Son de las metas que deben cumplirse del plazo 2011-2020.

Pero el cambio en la economía (para permitir la conservación de la biodiversidad) supone atender la distribución del poder político. Si los poderes del 1% más rico siguen conduciendo el destino económico de las naciones, la depredación no se detendrá. Un modelo de esto, son las mineras. Y de este tema tenemos un ejemplo muy claro en Zacatecas. Por influjo de las mineras, el gobierno de Zacatecas propone el desconocimiento como área natural protegida al semi-desierto noreste zacatecano (Mazapil). Y dice el responsable de la Secretaría del Medio Ambiente local (SAMA), que lo quieren permutar por otras zonas, para permitir que en este lugar opere la maquinaria destructora de las mineras. Pero sucede que es justo esta zona natural (Mazapil) la que se quiere proteger para darle seguridad a especies vegetales y de fauna de este ecosistema. Sabemos que ya tiene años de fragilidad: por ejemplo, la especie vegetal de la llamada Gobernadora (Larrea Tridentata) ha tenido el papel de especie invasora que elimina biodiversidad. Así, el Guayule (por citar un caso) prácticamente ha desaparecido. Entonces requiere protección para la resiliencia. El responsable de SAMA piensa que como es (semi) desierto, ‘no hay nada’. ¿Supina idiotez, o pretexto para obedecer el mandato de las mineras? Tal vez ambas. Esa fantástica zona del estado, no es agrícola, sino que es forestal no-maderable. Y tiene sus propias reglas y su indiscutida importancia. No es sólo un intercambio aritmético de hectáreas: ¡válgame Dios!

Zacatecas debe responder a los retos y metas del Convenio de Diversidad Biológica expresadas ahora en la COP 13, con la protección de la zona del semidesierto. Y si es necesario restringir la minería o reconstruir totalmente el modelo de explotación de minerales, debe hacerse. La vida así lo exige. Y es más importante la vida que las pingues ganancias de esas compañías que traen la sombra de la muerte con bolsas de oro. ¿Por qué en lugar de sustituir la zona protegida, no se sustituyen los 9 mil empleos que generan las mineras? Con ello, se crean los empleos, pero en actividades que soporten y hagan que la vida perviva. Es decir, no sólo apostar por el crecimiento económico, sino por el desarrollo sustentable y la distribución equitativa de la riqueza. Todo se conecta en una complejidad unitaria donde, si no detenemos el saqueo y destrucción, no habrá especies por muchos años. Y no es exageración: son indicadores rigurosamente estudiados. La vida es más importante que la funesta ambición de los poderes del capital. ■

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