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viernes, 26 abril, 2024
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Las herramientas del clientelismo

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Por: LUCÍA MEDINA SUÁREZ DEL REAL •

Lo más difícil de construir otro mundo posible, es, en efecto, convencer que es posible.

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Acostumbrados como estamos a que los políticos roben, trancen y corrompan, cuando se les descubre en plagio de tesis o artículos de opinión nos parece poca cosa. Acostumbrados a que se oculte información, nos sorprende cuando no se hace, o se hace más disimuladamente. Acostumbrados a ver en las campañas derroches de recursos públicos, consideramos ineficiente a quien no hizo uso de los mismos para obtener el triunfo.

En el engaño caen incluso quienes hacen estas acciones. No conciben otra manera de hacer las cosas.

La semana pasada, la bancada de Morena en el Congreso del estado propuso la eliminación de la partida de herramientas legislativas que asciende a casi 200 mil pesos mensuales, lo que sumado a la dieta y a otros conceptos, conforman los 385 mil pesos que mes a mes reciben los diputados locales.

Este dinero tiene el objetivo de servir como recurso para que los legisladores realicen obras de gestión social siguiendo meramente su criterio. Sólo se les pide justificar en qué gastaron, con tan poca rigurosidad, que incluso puede ser un recibo firmado por la persona beneficiada y una copia de su credencial de elector.

Para un sector acostumbrado a tener bases de datos y de identificaciones oficiales que se usan para juntar firmas para apoyar su postulación, afiliarse a su partido político y un sinfín de trámites, conseguir una credencial de elector, es pan comido.

Por ello no es de extrañarse la aparición de trabajos periodísticos que cuestionen el uso de esta cifra millonaria gasto supuestamente en gestión social. Un caso fue la investigación de Periómetro en la que se documentó que un diputado de la 61 Legislatura había justificado el uso de miles de pesos supuestamente en beneficio de unas personas, quienes, entrevistados por el medio, negaron haber recibido dichos recursos.

Otro trabajo más fue el de 7 días, en el que se dio cuenta de la férrea resistencia de la legislatura pasada para transparentar el uso de esos recursos.

Finalmente, La Jornada Zacatecas documentó hace varios meses cómo se hace uso incluso de facturas de empresas fachada para poder justificar gastos.

Pero asumiendo ingenuamente que estos casos fueran la excepción y no la regla, y el dinero realmente termina en manos de la ciudadanía que lo requiere, la cosa no es más tranquilizadora.

Incluso cuando así se hace, el uso del dinero raya en el clientelismo barato en el que se lucra de la forma más vil con las necesidades de la gente, pues se les hace sentir que el magnánimo diputado en cuestión tuvo la generosidad de aportar de sus recursos para que alguien pueda comprar un cilindro de gas, acceder a medicinas, o continuar sus estudios.

A veces incluso el político mismo cae en el autoengaño –o así parece- de creer que el ciudadano beneficiado por esas migajas está comprometido con él a tal grado que le debe su lealtad irrestricta, y con ella, su asistencia a sus mítines y sus votos. Y cuando esto no es así, hasta reprochan “decepcionados” la falta de compromiso del pueblo, como fue grabado un candidato a diputado federal en San José de Lourdes, Fresnillo.

También es verdad que hay diputados que sí llevan los recursos a quien lo necesita. Tengo noticia, por ejemplo, de que el ex legislador Mario Cervantes de Acción Nacional patrocinó la instalación de antenas de telefonía celular en su distrito. Seguramente no es el único caso.

No obstante, y pese que a las necesidades son muchas, es preciso que la respuesta a éstas sea por una vía institucional en la que se resuelva la situación sin distingos partidistas de quién lo solicita, y aclarando también que la obtención otorgada obedece a una obligación, y no a un gesto de bondad de alguien que luego cobrará el “favor”.

Hay para ello los cauces legales necesarios. El Congreso del estado tiene un departamento de gestión social que puede dedicarse a eso, y además el Poder Ejecutivo tiene instancias diseñadas para atender estos temas.

Para que la propuesta de Morena se concrete, es necesario un decidido apoyo social a la misma, pues apenas se planteó el tema en tribuna cuando los legisladores priístas, muchos de ellos acostumbrados a hacer carrera política a través del clientelismo, ya protestaban porque les cerraran la llave a su “filantropía con cargo al erario”.

Es momento que la ciudadanía asumamos que no tendríamos por qué esperar la respuesta de nuestras autoridades solamente cuando nos conocen y tenemos una relación cercana con ellos. También tendríamos que aprender que colaborar en una campaña o con un partido político tiene que ser una cuestión de principios y convicción, y no el camino para obtener un empleo.

De la misma manera, los políticos tendrían que ganarse los espacios y hacer política con los bolsillos vacíos, con la certeza de que son voceros de una idea que aglutina a sus seguidores y no los más avanzados zorros capaces de administrar la pobreza y los recursos públicos, dando lo suficiente para obtener fidelidad, pero no tanto como para desanimar que la gente se mantenga ahí en la ventanilla. ■

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