Una vez concluido el año 2013, y al hacer balance de los casos de violencia suscitados al interior de los hogares en el estado que han sido atendidos a en el Centro de Atención a la Violencia Intrafamiliar en Zacatecas (Caviz), se obtiene como resultado que la violencia física en las familias zacatecanas ha disminuido levemente, mientras que esto se ha reflejado en un incremento de las agresiones emocionales o psicológicas.
De esta forma lo expuso el director de la dependencia, Octavio Macías Solís, quien sostuvo además que otro de los tipos de violencia que sufren las mujeres y que tiene altos índices de impunidad por la falta de denuncias es la sexual.
En este sentido, precisó que la razón principal por la que no se interponen quejas por agresiones de este último tipo es que no se tiene una conciencia de que forzar a una personas a tener relaciones sexuales, aunque sea el esposo, constituye un hecho de violencia intrafamiliar. Lo habitual es que se asuma como una actitud normal en los matrimonios.
“Es una violencia que a veces las mujeres no se dan cuenta que están siendo producto de ella, no hay una conciencia. En ocasiones dicen que lo que sucede es que su esposo les obliga a tener relaciones sexuales, pero dicen que ‘es normal, es mi esposo’.
Pero no, no es normal, la relación sexual siempre ha de ser consentida, sino se está violando tu derecho a libertad. Yo tengo que tener libertad si quiero o no quiero hacerlo y eso es importante que lo tenga la gente en la conciencia”, dijo el funcionario.
En cuanto al número mujeres que sí denuncian su situación para ser atendidas en el Caviz y que por la gravedad de su caso deben permanecer alojadas en el albergue que tiene disponible la dependencia, Macías Solís informó que a lo largo de 2013 han sido alrededor de 60 féminas las que se han quedado en esta estancia, junto con sus hijos.
Por ello, en total calculó que el promedio de personas que ha tenido el albergue este año ha sido de 120.
El director del Caviz también explicó que para ingresar a estas instalaciones las mujeres deben cumplir con dos requisitos; el primero, que hayan sufrido violencia severa y el segundo, que “esté en peligro su vida y no tengan una familiar que las pueda socorrer”.
Esto, añadió, debido a que el propio ámbito familiar es el mejor entorno en el que una mujer que ha sufrido agresiones de cualquier tipo por parte de su pareja puede recuperarse; “lo que pasa es que en ocasiones tienen deteriorado su relación familiar o no tienen familiares, son de otro estado o inclusive de otro país. Entonces, al estar golpeadas y no tener otro familiar, está el albergue”, concluyó.
Esta estancia es temporal, señaló, y se permite que como máximo se alberguen en él durante tres meses, mientras que las autoridades logran contactar con la familia o se realizan, inclusive, los trámites para que la mujer que fue violentada pueda regresar a su país.
No obstante, expuso que en cualquier caso de los que atienden o primero que se hace es llevar a las víctimas a un hospital para que les curen las heridas, a fin de lograr una mejora física.
Posteriormente, añadió, reciben ayuda psicológica pues “después de una golpiza el efecto es muy grave en la mujer. Yo las he visto que no pueden hablar, se la pasan todo el día llorando, desesperadas, con angustia y esa situación tenemos que entender a la mujer, darle los elementos para que tome su decisión y entonces salga adelante”.
