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jueves, 9 mayo, 2024
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Jueves Santo en el reino de los desaparecidos

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Por: ÁLVARO GARCÍA HERNÁNDEZ •

En la religión católica el Jueves Santo representa la última cena compartida por Cristo antes de su crucifixión, al igual que los mexicanos ejecutados en Estados Unidos quienes disfrutaron de la gracia de solicitar cuatro horas antes, lo que sería su última ingesta antes de partir a otro plano, tal como le aconteció a Ramón Montoya Facundo, Irineo Tristán Montoya, Benjamín Mario Murphy, Miguel Ángel Flores, Javier Suárez Medina, Ángel Maturnino Resendiz, José Ernesto Medellín y Humberto Leal García. El Jueves Santo también se reconoce por contener la noche en que Jesús fué entregado a traición por uno de sus allegados a cambio de unas monedas, mientras sus fieles acompañantes duermen el sueño de los justos. La traición es ahora una práctica totalmente arraigada entre algunos políticos que al igual, brincan de partido a partido y han encumbrado una carrera exitosa a cambio de deslealtades, felonías e ingratitudes; por su parte, algunos votantes de ficción se han atrevido a seguir votando por los mismos infieles como si premiaran tales agravios para luego retorcerse a lamentos en la salsa de su insolencia, lo malo es que trasmiten a las nuevas generaciones de políticos, la idea de que sólo así, se llega a la cúspide y a la obtención del poder, edificando una rueda de la fortuna en donde la clase en el poder y sus apóstoles, nos siguen jodiendo intergeneracionalmente. El Jueves Santo constituye un acto de humildad de una persona que lava y besa los pies a sus discípulos, evento que se ha interpretado como una vocación de servir al mundo, sin embargo, en los hechos, algunos servidores públicos han perdido la brújula y, equivocadamente, han creído que la Administración Pública es eterna como el cielo infinito y, en consecuencia, no han aprovechado la oportunidad de servir al prójimo y contribuir a consolidar una adecuada calidad de vida para el pueblo, por el contrario, su paso por las dependencias es salvajemente voraz con el dinero y los recursos que no les pertenece, haciendo obras de baja calidad, innecesarias y molestas; por cierto, los funcionarios son todo menos humildes, por el contrario, pocas veces bajan la mirada para ver las necesidades reales de la gente, escasamente saludan y consideran que el piso terrenal no les merece pues están hechos de materia celestial, al estilo Luis XIV, condición que los hace hermosos, inteligentes e indispensables por reforma o decreto gubernativo. Con el Jueves Santo, se abre el triduo pascual: pasión, muerte y resurección de aquél carpintero judío que según Huston Smith, nació en un establo, fue ejecutado como un criminal a los treinta y tres años y nunca se alejó más de ciento cincuenta kilómetros de su ciudad natal; Jesús jamás poseyó nada, no fue a la escuela, no dirigió ningún ejército y, en lugar de escribir libros, escribió sólo una vez en la arena. Este Jueves Santo está sin duda lleno de complejidades en el mundo, aviones que caen con posible intención, madres que claman por sus hijos desaparecidos ante la zozobra de no saber si viven o mueren, aunque un gigante sin cabeza les aconseje hacerse a la idea, como si la desaparición forzada o la muerte de un hijo pudiera solamente apreciarse como un capítulo más en nuestra vida. Este día, Zacatecas enfrenta el destape de una crisis educativa, con el cierre de más de cien escuelas en dos años y, con una universidad autofragmentada y en declive, como resultado de los intereses particulares de quienes ilusamente se consideran dueños de la única casa de estudios que abre sus brazos a los jóvenes de escasos recursos, además, nuestra entidad. Nuestra tierra colorada ha adquirido un matiz más rojo aunque nos convenga destintarla con eventos distractores que perjudican más que ayudar, inmersos en el desánimo social sobre la vida democrática de México, donde habrán de elegirse 500 diputados, 9 gobernadores, 1009 ayuntamientos y 641 diputados locales que tendrán un costo para los mexicanos de 18,572.4 millones de pesos sólo para este 2015. Ante todo este panorama, este Jueves Santo representa para nosotros, un calvario que amenaza con extenderse por un largo trecho con espinas que hieren las fibras más sensibles, con nuestra juventud inconforme y en constante peligro y, con una clase política ineficaz para resolver nuestros problemas estructurales. ■

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*Representante de Zacatecas ante el

Consejo Consultivo Nacional para el Desarrollo Sustentable

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