■ Presentan hoy libro que analiza cómo estas estrategias son percibidas por las tres partes
Este miércoles, Marcelo Hernández Santos, docente de la Universidad Pedagógica Nacional unidad 321 (UPN), presenta el libro “Tiempos de reformas. Estudiantes, profesores y autoridades de la escuela Normal Rural de San Marcos frente a las reformas educativas 1926-1984”, en el que se constata que el gobierno mexicano ha recurrido al mismo discurso para implementar cambios en la educación.
“La intención es analizar cómo se mueven esos tres actores frente a las diferentes reformas que ha habido en el sistema educativo mexicano en el siglo 20. Es un libro donde relato los diferentes proyectos que ha tenido la formación de maestros en México y discuto si la idea de Reforma Educativa tiene visos de cambios o transformaciones o se presenta como un discurso y en el fondo hay una gran continuidad”, explicó.
Desde 1926, dijo que todas las reformas han generado cambios en el aspecto administrativo, técnico y en los planes de estudio, pero eso no ha significado que la educación y la formación de profesores hayan mejorado.
Hernández Santos comentó que ante cada reforma, “hay tres mundos distintos”, el de los estudiantes que en el caso de las Normales Rurales tienen una historia de lucha y que mantienen ciertas tradiciones, el de los profesores a quienes se les ha llamado a abandonar los métodos tradicionales por la pedagogía moderna, y el de las autoridades que siempre fueron los transmisores de las reformas.
Históricamente, entonces, ha habido tres visiones diferentes sobre las reformas en turno y todos actúan de acuerdo con sus tradiciones frente a los aparentes cambios que se plantean a través de las políticas.
En el caso concreto de la Normal Rural de San Marcos, por ejemplo, todas las reformas fueron asumidas desde el punto de vista académico, pero la Federación de Estudiantes Socialistas y Campesinos de México siempre planteó la necesidad de seguir con la tradición de lucha y resistencia de esa organización.
La reforma educativa de mayor impacto, dijo Hernández Santos, fue la de 1945, pues cambió el sistema de educación socialista y se instauró un modelo “por la paz y la democracia”. Con esa medida, los normalistas rurales ya no eran formados como docentes para el campo, sino para laborar en zonas urbanas o rurales.
