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sábado, 18 mayo, 2024
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■ Historia y Poder

2024, ese futuro tan anhelante

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Por: MIGUEL ÁNGEL AGUILAR •

El mundo tiene remedio, la humanidad tiene remedio, es tan vieja y sabia que le sabe cómo adherirse a algún camino donde la barbarie y la tragedia no se generalice, en las altas esferas de las fuerzas militares del mundo se rola la consigna de que extraños entes fuera de este mundo levantan la ceja por la maldad en que el hombre se ensaña con otros de sus congéneres y su especie como nunca en el cuadrante de las galaxias. Suena a fantasía, pero no lo es, 2023 nos ha enseñado que somos engendros de la barbarie y de toda una serie de barbaridades propias de nuestra larga experiencia y las imprecaciones.

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Las noticias de la prensa consolidan, como en una patria tan nuestra tres mujeres -madre y sus dos hijas- mueren por que estalla tanque de gas mientras preparaban la cena de nochebuena, entonces todo es tragedia, todo es envolvente y en los hospitales regionales 65 niños llenos de carcinoma suspiran por un alivio, una salida, una víspera diferente y en las afueras de la ciudad dejan otros tres cuerpos mancillados con señales inauditas de violencia.

Alarma el cambio climático mundial, alarman las hambrunas, los peligros nucleares, el avance de la derecha mundial, las calles mas largas de la humanidad están impregnadas de muchas pasiones militares donde poco importan las vidas de inocentes, hemos convertido al planeta tierra en un infierno para otras especies animales, miles de millones de animales son sacrificados, en medio del espanto, el dolor y lo incompleto, la insalubridad, la contaminación, el deterioro forestal, el arrasamiento y el éxodo de millones de seres humanos obligados a trasladarse a otras coordenadas para salvar la vida.

Extrañamente -con fascinación y hasta hartazgo. La humanidad vive épocas doradas donde la fantasía se adueña de la inteligencia artificial, lo antes impensable, inimaginable, es hoy artífice de nuevas coordenadas que harán de nuestra especie y nuestro planeta un compendio donde quepan todas las interrogantes que nos ayuden en la vida de encontrar una solución definitiva ante tanto dolor y malestar cotidiano.

Los pueblos no perdonan, los pueblos no olvidan, en medio del disfraz del consumismo y de las fiestas sagradas del fin del año, en los barrios los cánticos a la fe y la esperanza de un mundo posible sin guerras y sin desalmados, se erigen como un mantra inolvidable que tarde que temprano triunfarán imponiéndose como un solo afán.

2024 se enseñorea con muchos retos y virtudes y cosas inimaginables, el país de los pobres se erigirá como el rey de las consignas de que por fin hay un camino para evitar el salvajismo al que nos tenían acostumbrados por decenios y que es posible por medio de las movilizaciones en masa, la protesta inteligente y la sabiduría de casa por casa, barrio por barrio, al ras de las ciudades y de los estados nacionales donde impera un nuevo clima de cambio que se enfila a una ruta que ha de seguir con una fuerza poco antes vista en el mundo, pues se trata de combatir a la miseria y no la riqueza.

Nuestro deber es ser optimistas, nuestro afán es -que creámoslo o no-presenciar activamente como el camino del pueblo mexicano se perfila hacia la izquierda y al humanismo mexicano que busca al final de cuentas la sobrevivencia de la especie y la reivindicación nunca tardía de la igualdad y la justicia tan esperada que permita la expansión de los hogares nuevos, los trabajos bien renumerados, la extinción de las clases, la autoridad como símbolo de fraude, extorsión o maldad.

De verdad se antoja alucinante, demasiado alto el contenido de palabras y emociones, veremos lo inimaginable, lo tan esperado, el amor que vive, el amor que muere, las rodillas levantarse, las fuerza s estrujantes y hasta el cielo de mil colores. 

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