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viernes, 3 mayo, 2024
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Analizan Los Cosmicómicos con obra teatral a las manifestaciones sociales

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Por: ALMA RÍOS •

Los observadores surge del interés de Sergio Salinas por entender el fenómeno de las manifestaciones sociales. Uno que analiza desde hace dos años y del que buscaba encontrar su origen. ¿Por qué la gente participa en ellas o por qué no, y cómo surgen los liderazgos que las encabezan?

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“Hay algo que yo quería descubrir dentro de las personas: ¿Por qué te sumas, por qué hay esa necesidad de vínculo con el otro por su causa? (…) ¿Cuándo yo veo una manifestación, por qué siento esta necesidad de estar allí, si a la mejor el tema no tiene nada que ver conmigo?”.

Le preocupaba también el tránsito de ser una respuesta natural para satisfacer necesidades humanas, a convertirse en un fenómeno mediático.

Para el caso de las que han surgido por el tema de la desaparición de los 43 jóvenes de Ayotzinapa, se pregunta: “¿Nosotros le estamos dando fuerza a una marca o a un movimiento?”.

La respuesta pudiera estar, dice, en el surgimiento de muchas manifestaciones aisladas pero convocadas por un mismo fin, donde se expresa una especie de competencia desde algunos liderazgos respecto a quién convoca a más personas a la participación.

A modo de laboratorio, los cuestionamientos que surgieron observando las manifestaciones en el Centro Histórico de Zacatecas, originalmente de maestros y enfermeros, pero también el rechazo o apoyo a las mismas de los habitantes, comerciantes y prestadores de servicio del lugar, fueron trabajados por la compañía Los Cosmicómicos, que dirige Salinas.

En ese contexto, los propios actores encontraron a los personajes a partir de su propia división entre quienes estaban a favor o en contra de las manifestaciones, tal como ocurre “afuera”, dijo.

Así, ante una probable manifestación obrera propuesta como ejercicio para hacer surgir el conflicto, ya unos podían argumentar: “regrésate, no te muevas, porque es mi trabajo y me van a correr”, mientras que otros reflexionaban, “te va a pasar algo, tranquilo”.

No pretende, dijo Salinas a La Jornada Zacatecas, enseñar si las manifestaciones son buenas o son malas.

Originalmente Los observadores nació como Los manifestantes, pero la lectura de las obras de Michel Foucault y George Orwell, Vigilar y castigar y 1984, respectivamente, de las que recuperan el concepto de la vigilancia y control, fueron utilizadas para construir la dramaturgia de la obra, que quedó a cargo de Paola Reyes.

La compañía quería involucrar elementos del teatro realista, el teatro documental y el teatro social, que ha venido trabajando de manera reciente. En un juego propuesto en diferentes planos, la intención era “ver si esa naturalidad”, la necesidad de participación a que alude Sergio Salinas, podía provocarse en el público.

Lo primero que se presenta a los espectadores es la rutina de trabajo de los obreros en una imprenta, donde la información que publican les pasa desapercibida. La escena se rompe con la aparición de una madre que para dormirlo, cuenta una historia a su hijo. El relato detona en el niño una serie de ideas que escribirá en aviones de papel, que luego serán lanzados al aire para aterrizar en medio de la plaza pública, el ágora.

“¿Eres libre?, ¿Tu nombre te identifica?” La recepción y apertura de los mensajes provocará el  descontrol social ante el que aparecerá un carismático presentador de televisión para generar un programa de concurso, donde, utilizado como participante en un truco de magia, hará desaparecer a quien ha originado el conflicto, el niño.

La madre tratará de ser convencida de que éste no ha existido, pero se apoyará en los obreros, a quienes les dice: “sí existe mi hijo, ustedes lo conocen, él estuvo con nosotros”.

Esto provoca la manifestación a la que se suma el público, o los públicos, de diferentes maneras, unas esperadas por los propios creadores de la obra, otras espontáneas como la que surgió en Calera, donde también se presentó, al momento en que  los espectadores gritaban a ficticios policías: “déjelos por favor, está buscando a su hijo”.

Esta participación, y este juego entre ser un observador o alguien que observa, a modo de un juego de espejos, se apoya en tomas que se transmiten en un circuito cerrado de televisión y recuperadas por un camarógrafo que todo lo registra, donde a veces el público se ve a sí mismo actuando, -y por tanto, siendo observado-, otras, a los actores.

En el momento de mayor efervescencia de la manifestación a que ha convocado la búsqueda del niño aparece nuevamente el presentador televisivo para anunciar que una infección cunde en la población. Esta anécdota refiere algún episodio real.

Las manifestaciones dice Sergio Salinas tienen un final, en el que pueden lograrse o no los propósitos que las originaron. “Decimos mucho, pero no tenemos acción”. Al siguiente día de que ocurren, “¿qué pasa?”. Ése es otro de los cuestionamientos que originaron la obra.

“Los trabajadores regresan a su trabajo y aparece de nuevo el presentador. En esta conclusión, uno de los personajes sube con el presentador y frente a él rompe los cables de la cámara, se va la señal y regresa a su trabajo”, así se cierra el ciclo.

Los observadores es una coproducción Los Cosmicómicos-Instituto Zacatecano de Cultura, con la dirección de Sergio Salinas, la producción ejecutiva de Juan Manuel Chávez Concha, la dramaturgia de Paola Reyes, y la asistencia técnica y de dirección de Ernesto Salinas, que luego del tránsito por Zacatecas del huracán Patricia, repondrá algunas presentaciones en los municipios de Fresnillo, Valparaíso y probablemente en la Plaza de Armas de la capital del estado, en fechas que están por confirmarse.

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