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viernes, 3 mayo, 2024
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Punto y aparte

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Por: FERNANDO SANTACRUZ MORENO •

Apenas si calentaba el sol, ya pasaba de las diez de la mañana y la capital ya mostraba desasosiego. En el palacio legislativo la mantas alusivas al rechazo total a la ley del Issstezac se mostraban al pueblo, a los medios de comunicación, dejaban al descubierto acusaciones graves de daños causados a los trabajadores desde los inicios del sexenio de Ricardo Monreal, dicen que desde Genaro Borrego, cuando aún era el seguro del empleado y el que en aquel tiempo era el responsable, ahora director del Banco de alimentos, saqueaba a la luz del día lo poco o mucho que había en las arcas.

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“Sabiendo que funcionarios y la junta directiva son los ladrones de 1,144 millones de pesos, ¿por qué el PRI quiere que los paguemos los trabajadores?”, así se leía en una pancarta portada por una mujer y había más con leyendas distintas como aquella que decía que “los cotizantes del Issstezac exigimos: recuperar lo que es de los fondos de pensiones”, y así, otras más. Estaban apostados en el patio grande del edificio del Poder Legislativo, allí donde los diputados nunca llegaron, porque establecieron sedes alternas, se hablaba del museo Felguérez pero al final, los legisladores electos por el pueblo, le dieron la puñalada al pueblo, a los empleados de gobierno que no pudieron manifestarse como debieran por temor a represalias o a perder su trabajo. Una baja acción que concluyó en las instalaciones del Palacio de Justicia.

Como ésta van varias y muy dolorosas, el liderazgo que para la conducción de los destinos de Zacatecas se esperaba desde hace cuatro años, no llegó como se esperaba y con el aceleramiento de acontecimientos como los de ayer, queda claro que Jaime Santoyo no trae consigo la capacidad ni las herramientas para meter en orden a los maestros universitarios, a los trabajadores que defienden a capa y espada sus derechos, ante una flagrante violación a sus derechos al tratar de imponer, lo que ya se ha dado, una ley que mucho daño habrá de causar a quien trabaja y a sus familias.

Los campesinos sempiternos engañados por los gobiernos, dan los últimos coletazos para defender lo poco que les queda: su dignidad y la esperanza de que las cosas cambien y van, piden y exigen solución a los problemas de las carteras vencidas con las cajas de ahorro, las casas comerciales y la nacional financiera, deudas que se contrajeron hace ya varios años y que no ha sido posible liquidarlas porque hay que reconocer, ha habido años muy malos con bajas cosechas y derivado de la sequía atípica, las asimetrías entre los precios de los insumos, fertilizantes, semillas y los derivados del petróleo como la gasolina, los aceites y el diésel, han tenido repercusiones fuertes que difícilmente podrán salvar los productores.

Hay dineros que llegan y esos mismos se van. Sin saber destino ni aplicaciones y los deudores , ahora que inicia el año con lluvias que deben de ser aprovechadas preparando las tierras, es lamentable que haya superficies enormes  de tierras que no han sido “volteadas”, no tienen para la compra del combustible, menos tienen para saldar sus cuentas con los agiotistas y usureros de oficio. Estos mandan abogados a los ranchos, a las casas de los deudores para cobrar, pero llegan y amenazan, amedrentan e intimidan a familias y de manera grotesca asumen posturas violatorias a la ley en la materia.

Los abonos que damos, decía un campirano, sólo sirven para incrementar la soberbia de los huevones y para acrecentar la corrupción y la impunidad y seguramente que de los “diálogos” entre esos quebrados campesinos y los representantes de las dependencias del ramo, tendrán que salir resultados que se encaminen a terminar con este asunto de una buena vez, para que el Presidente de México se sienta tranquilo y vea que se está avanzando en la reestructuración del campo con la solución a uno de los problemas más duros. Ya en el estado de Morelos, el gobernador de aquella entidad hizo lo que tenía que hacer y en Zacatecas, los hombres del campo tienen la confianza y la esperanza centradas en el gobernador zacatecano, quien por cierto no estuvo presente ayer y sólo recibió, como debe de ser, la información del cómo y de qué manera se fueron atendiendo uno a uno los problemas que mantuvieron en jaque a cientos de granaderos o policías estatales allá en el palacio legislativo y en el de justicia. Fue día de los palacios, porque también en la antigua casa de los perros, las hueste de Santoyo Castro sostuvieron diálogos y discusiones con campesinos que reitero, tienen la esperanza puesta en el gobernador para resolver, cómo se resolvió el problema de la energía eléctrica, el de los adeudos con las cajas populares y la financiera rural.

Existe la posibilidad no tan remota, de ir directamente a la frontera por diésel, allá tiene un precio de entre los seis y los siete pesos. Irían 30 o 40 pipas y dentro de los acuerdos que pudieran darse para llevarlos y plantearlos ante las autoridades de la Secretaría de Hacienda y de Gobernación, sobresale uno con cifras claras: Cuántos son los deudores, en cuántos municipios se ubican y en qué comunidades. Deben, en esfuerzo conjunto, recabar las cifras y montos de esas deudas para tener una cantidad global que permitan pedir, como se ha hecho en el abandonado Palacio de Gobierno, el pago por parte de los que deben, de solamente 10 por ciento de ese total y que tanto gobierno federal como el estatal, absorban y liquiden 90 por ciento restante a partes iguales. De otra forma, los campesinos seguirán trabajando para mantener a explotadores y representantes de la usura.

Hasta aquí mi comentario, nos veremos en la próxima entrega ■

 

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