- Elecciones 2015
La “reactivación” del ex gobernador de Veracruz, Fidel Herrera, como delegado del PRI en Oaxaca demuestra, frente al proceso electoral en curso, la falta de “cuadros” –debo decir “mapaches” experimentados en el estado– para esa zona del país, explosiva, electoralmente perdida y marcada como prioridad de una camarilla corrupta y decadente. Habrá que anexar al interés tricolor, la riqueza de suelo y del subsuelo, en una zona que la vuelve “preponderante y accesible”, gracias a las reformas estructurales aprobadas. Un gran negocio.
Llaman los profesores a la designación de Fidel Herrera “un mal síntoma”. Conociendo de “sus artes y “virtudes”, temen el disparo de los índices de inseguridad. Su nombramiento es “querer apagar el fuego con gasolina”; una provocación que reaviva en el estado la protesta contra las elecciones a las que los maestros están decididos a boicotear: “¡Fuera Fidel Herrera!”, “Asesinos”, “Corruptos”, “Partido traidor de México” y “Muerte al PRI”, son los mensajes a la nación de la Sección 22 del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE-CNTE), desde la sede oaxaqueña del PRI.
Esta acción, como tantas otras (toma de las sedes de los partidos políticos y de las instituciones electorales; retiro de propaganda; vacío a los nombramientos como funcionarios de casilla; inasistencia a las casillas el día de la elección, evitar que la paquetería electoral llegue a su destino, llamados a no votar, etc.) es parte del “boicot electoral” iniciado, como se sabe, en el estado de Guerrero (por el caso Ayotzinapa) pero que ahora se extiende por Chiapas, Oaxaca, Michoacán y Morelos…
Este rechazo del magisterio a las elecciones del 7 de junio próximo, se entrecruza con su rechazo a las reformas estructurales promulgada por Peña Nieto. Los maestros, decididos a no permitir la instalación de las casillas en escuelas ni en ningún otro punto, están proyectando hacia al resto de los ciudadanos en el país, imágenes de un escenario electoral impredecible.
La Sección 22 de Oaxaca determinó la toma indefinida de las oficinas del INE y la sede de los 11 distritos electorales. Junto a eso, se proponen impedir la instalación de casillas en las escuelas de la entidad, hasta lograr la solución a todas las demandas magisteriales.
En Cuernavaca, Mor., los integrantes del Congreso de los Pueblos de Morelos, acordaron llamar a no participar en las elecciones porque éstas “no resuelven los problemas de la mayoría de los mexicanos”; anunciaron asimismo, una acción masiva para el 2 de mayo próximo. En cada una de sus acciones se manifiestan por “desconocer las reformas tanto de Calderón como de Peña Nieto”. El mensaje de los más de 60 pueblos morelenses, está retomando y respaldando el boicot electoral nacional convocado por los estudiantes de Ayotzinapa, Gro.
En Chiapas, la Sección 7 del SNTE acordó boicotear las elecciones a las que consideró “una farsa que no permite la trasformación profunda del país ni contribuye a desaparecer las desigualdades sociales”. Aunque dicen “respetar” a los que aún creen en las elecciones, la asamblea estatal de la Sección 7 tiene planeado “no permitir la instalación de casillas electorales en las escuelas ubicadas en las regiones en las que el movimiento democrático magisterial tiene presencia: Ninguna casilla será instalada en las escuelas públicas”. Fundiéndose con la juventud y con la representación de 17 escuelas normales, el magisterio chiapaneco respaldará a los estudiantes normalistas para que la Secretaría de Educación Pública (SEP) no les aplique el examen de oposición como requisito para obtener una plaza magisterial: “No vamos a permitir que aterrice en Chiapas la Reforma Educativa”. Junto a la fracción democrática de la Sección 40, impulsarán en el estado el paro nacional de 48 horas acordado por la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE).
En Morelia, Mich., la Sección 18 de la CNTE, se planteó la posibilidad de boicotear las elecciones en todo el estado si autoridades no atienden sus demandas: “Consideramos que los maestros tenemos una capacidad estructural y organizativa lo suficientemente grande y fuerte como para incidir en el proceso electoral. El boicot lo podemos implementar…”.
El Instituto Nacional Electoral (INE) por su parte, tiene previsto (seguramente), un plan B para éstas y otras “zonas conflictivas” que le permitirían justificar su existencia y presupuesto, “estirando” al máximo el método comicial que asegure a la nación y al mundo, la vigencia del “sistema democrático mexicano”. El Ejército rondará las calles (antes, durante y después) para mantener “a salvo” los derechos electorales de “todos”…
Ya veremos, pero es difícil pensar que en estas circunstancias, el INE cuente ya -como presume- con más de 2 millones de ciudadanos aptos y capacitados para fungir como funcionarios de casilla y que todo avanza puntualmente para cubrir las 152 mil casillas que se instalarán en todo el país. Los focos rojos de la inseguridad, el retiro de candidatos ante las amenazas del crimen organizado, la desconfianza y el abstencionismo crecientes, harán de esta elección intermedia, una prueba más del agotamiento de la legitimación del régimen a través de sus instituciones. ■
Fuentes: La Jornada / Proceso
