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sábado, 27 abril, 2024
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Minería, algo que “le pasa” a la comunidad pero su origen no son fenómenos naturales

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Por: ALMA RÍOS •

En México la minería es algo que “le pasa” a una comunidad, como un sismo, una inundación o un tornado, pero que no tiene su origen en fenómenos naturales. “¿Y a ustedes sí les avisaron? Porque aquí nadie se enteró cuando llegaron (…) aquí lo triste fue que al pueblo no se le tomó en cuenta”, preguntó Rosa Martha Domínguez, cuya casa ha sido afectada por movimientos de tierra que se atribuyen a la actividad minera en la cabecera municipal de Chalchihuites.
Dirige la interrogante a Roberto de la Rosa, delegado municipal de Salaverna, Mazapil, quien ha denunciado desde hace años como “actos terroristas” las detonaciones que hace en el subsuelo de la comunidad la minera Frisco-Tayahua propiedad de Carlos Slim, para desplazar a su población y poder modificar la explotación subterránea a una a cielo abierto, sostiene.
El diálogo entre habitantes de la cabecera municipal de Chalchihuites, La Colorada (también perteneciente a esa demarcación) y Salaverna, Mazapil, se celebró en el jardín principal a escasos minutos de que iniciara una sesión de cabildo en que se trataría el tema de los movimientos de tierra que desde hace un mes percibe la población acompañados de “tronidos”, y que ya han afectado sus viviendas.

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Cuando Roberto de la Rosa dice que las detonaciones de las minas “van abriendo las casas de arriba para abajo” los habitantes de Chalchihuites asienten con la cabeza confirmando un fenómeno que ya conocen.
También tomó la palabra en este encuentro Felicitas Guerrero para compartir lo que sucede a escasos kilómetros de allí en La Colorada, donde se acota, “la cosa estuvo peor”.
La empresa canadiense Plata Panamericana derribó sus casas, algunas con la gente dentro, quien tuvo que salir corriendo dejando atrás sus pertenencias para luego vivir bajo un convenio de comodato en otra propiedad de la minera, que tras correrlos como empleados les daba “tres días para salir” o la opción de pagar una renta de 350 pesos diarios.
Roberto de la Rosa agregó otro tema con el concuerdan los rostros atentos asintiendo otra vez, “nos comen con la ignorancia”. Al comentario apareja el señalamiento de que es mentira el argumento de las mineras y las autoridades de que las empresas van a generar trabajo y desarrollo.
Este reclamo fue reiterado en la sesión de cabildo abierto que tuvo presencia de representantes del gobierno estatal y federal, y expuesto también al gerente de la First Majestic, Unidad del Toro, Rosalío Sánchez, desde diferentes voces.
Una de ellas, muy joven, de Isaac Moreno Valles, quien pidió a los pobladores levantar la mano para saber cuántos estaban siendo beneficiados por la presencia de la empresa canadiense; apenas un grupo de unos seis trabajadores se manifestaron en una asamblea que sumaba unas 150 personas.
Pero a los pueblos no se les toma en cuenta nunca. Las mineras inician trabajos, cambian de dueño, unas empresas venden a otras las concesiones de explotación o se fusionan sin que de estas operaciones sepan nada los habitantes de una comunidad, y por tanto, de lo que ocurrirá con sus vidas.
En Chalchihuites, a una distancia de entre uno a 3 kilómetros, se encuentran en operación tres minas haciendo trabajos de extracción subterránea de la empresa canadiense Silver Majestic. Y ya Grupo México, de German Larrea, realiza trabajos de exploración para reactivar Los Guantes-Cronos, otra mina también ubicada apenas a 5 kilómetros del centro de la cabecera municipal.
Desde hace un mes han sido perceptibles movimientos de tierra que han provocado grietas en las casas y edificios públicos en paredes y techos, inéditos aun para gente como Don Lencho, entrevistado en solitario por La Jornada Zacatecas.
El hombre va a cumplir 80 años y en algún momento de su vida fue incluso encargado de una de las minas.
Reitera lo extraño de los movimientos de tierra en la cabecera municipal, en entrevista por separado, otra mujer de 60 años, 30 de los cuales los ha vivido en Chalchihuites, y que carga un bebé de meses en brazos.
“Se escuchó –hace 15 días- como si fuera un barreno muy fuerte. Fue una, pero muy fuerte y fue cuando se sintió que tembló. Fue como a las cinco y media de la tarde. Sí se sintió el temblor”.
A partir de entonces ha podido percibir dos veces por día o a veces una, estos “temblores” que siguen un patrón.
Cabe señalar que el propio director de Minas del estado de Zacatecas, Juan de Dios Magallanes, quien se presentó en la sesión de cabildo también como “experto en riesgo sísmico”, dijo que para que un movimiento natural de tierra de origen tectónico, telúrico o volcánico sea perceptible por una persona debe tener una intensidad mayor a cuatro grados.
La mujer habita en La Concordia, una de las colonias que visitó el pasado 22 de febrero personal de la Dirección de Protección Civil del estado de Zacatecas, y donde verificó la existencia de grietas verticales, horizontales y diagonales de entre uno a dos milímetros de ancho en nueve hogares.
“Allá para donde nosotros vivimos, después ya fueron menos, nada más se escuchan pero no se siente el temblor tan intenso, pero sí se escuchan los tronidos que da la tierra”.
La casa de la mujer, quien evitó dar su nombre, no fue visitada por las autoridades, ni siquiera sabía que iban a ir a la comunidad y no tenía la información completa de la reunión a la que convocó el ayuntamiento de la demarcación para tratar el tema ese mismo día.
Sobre las afectaciones a su domicilio comentó, “todo lo que es el enjarre de las paredes hay cuarteaduras que no había”.
La preocupación por el asunto ha sido tema de conversación con vecinos y familiares, estos últimos que suman seis personas, tres adultos y tres niños que habitan la casas dañada.
“¿Se imagina si llega a pasar algo?”, increpa.

Su respuesta a lo que cree ocasiona los temblores de tierra y los “tronidos”, es, “no sé, porque yo nunca había escuchado esto, nunca. Tengo 30 años viviendo aquí y nunca se había escuchado esto”.
Los mayores, “más todavía”, señalan “que a lo mejor es a consecuencia de las minas. Eso creen, pero tampoco es seguro, solamente viendo y analizando las cosas”.
No obstante la duda, refiere que “todo el pueblo está rodeado de minas”; son tres “las que hay por aquí cerca”. Lo importante para ella es que “se busque la manera de detectar qué es lo que está pasando, ¿por qué tanto tiempo y nosotros nunca habíamos sentido esto? Si es algo que sea alarmante para nuestro pueblo –también es importante- una ayuda para poder prevenir”.
Don Lencho todavía recuerda cuando Chalchihuites era un pueblo “huertero” que principalmente producía peras de diferentes variedades, pero de unos cincuenta años hacia acá se acabó el agua y con ello la fruta.
Como minero que fue, añora la actividad y cree que se perjudicaría la comunidad si se detuviera la explotación de las minas porque “de por sí está jodido”, dice, pero también critica el que ahora las empresas no quieren “trabajar días corridos” y contratan muy poca gente de Chalchihuites.
Compara el fenómeno con lo que vivió como trabajador migrante en algún momento de su vida. “Yo también anduve algunas veces, poquito pero corriendo en Estado Unidos y había tanta gente de todo el mundo caray, digo, y aquí en Chalchihuites ahorita está igual. Ahorita tenemos gente de todititas partes en los trabajos de las minas. Claro a mí me dijo un ingeniero, traemos gente que nos trabaje para hacer nuestros rendimientos”.
Fist Majestic Silver Corp llegó a Chalchihuites hace cinco años, refieren los habitantes, así sin avisar. Como también sin avisar la Minera Tayahua SA pretende modificar en Salaverna la explotación de una mina subterránea a cielo abierto. En este último lugar queda apenas un puñado de familias de quienes Roberto de la Rosa comparte la experiencia a los chalchihuiteneses, “para que no les pase lo que a nosotros”.

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