Las elecciones de diputados federales así como los comicios locales del 7 de junio arrojan un par de resultados importantes: el inicio del declive de Peña Nieto y la cristalización de la dispersión de la izquierda. Peña fracasó por completo al intentar superar su votación de 2012. Ahora obtuvo con las siglas PRI tan sólo el 28.6 por ciento, es decir, está algo lejos del tercio del electorado por lo que en la segunda mitad de su mandato será un presidente de la República con exiguo apoyo popular, en su mayoría del mundo rural empobrecido. Su socio e instrumento, el Partido Verde alcanzó 6.6 a pesar de que inició ilegalmente campaña desde septiembre del año pasado y de que se apropió por sí mismo de 45 por ciento en Chiapas mediante una elección de Estado propia del viejo régimen. Podrán tener mayoría en la cámara sólo por virtud del 8 % de sobre representación que la ley les regala. Total: un fracaso del oficialismo y, con ello, de la política que aplica. El mayor damnificado ha sido Peña pero no fue el único, también el PAN se quedó estancado en su quinta parte de los votos emitidos.
Sin embargo, lo más visible es la consolidación de la dispersión en el campo de las izquierdas. La votación de esa corriente se dividió en casi dos mitades entre PRD y Morena. Aquí hay un par de comentarios necesarios: se probó el error de la corriente dominante en el PRD de menospreciar la escisión de López Obrador y también resultó errónea la hipótesis de que Morena provocaría el desplome del PRD. En cifras, los perredistas tuvieron 2.5 % por arriba de Morena y lo derrotaron en Tabasco. En cambio, en la Ciudad de México, Morena se convirtió en el partido más votado llevando al PRD a un colapso nunca visto. Para un partido gobernante, aunque sea más formal que real, esa derrota es algo de lo más significativo de la reciente elección pues no ha sido compensado con el triunfo en Michoacán y se agravó con la derrota en Guerrero.
La izquierda (PRD, Morena, PT) antes unida y ahora desunida obtuvo en suma el 24 por ciento, arriba del PAN y, si se cuenta también al Movimiento Ciudadano con su triunfo en Jalisco, sobrepasaría el 28 por ciento del PRI. El mayor problema al respecto es que la desunión trajo como consecuencia el triunfo del PRI o del PAN en algunos territorios.
Si bien es cierto que Peña y el PAN se estancaron, también es verdad que se consolidó la dispersión de la izquierda por lo que su influencia política será menor. Ante la política de Morena y de no pocos líderes perredistas que vuelven al viejo lema de “pocos pero muy sectarios”, en lo inmediato la tarea política más importante de las personas que se asumen como progresistas es la lucha por la unidad de la izquierda sin la cual no existen posibilidades reales de un cambio político.
Vale señalar también que un obstáculo formidable para una nueva política unitaria entre las izquierdas, es la actual política de alianzas dominante en el PRD que, de mantenerse, los conducirá a recrear el Pacto por México y/o a construir alianzas electorales con el PAN. Al perder casi la mitad de su electorado y la mayoría en la Ciudad de México, lo que los electores de ese partido le están diciendo es que no comparten la conducta que ha seguido sino que la pone bajo un poderoso cuestionamiento. El PRD –su dirección o sus bases– tiene que responder ante ese castigo o sucumbir.
En lo que se refiere al futuro de las izquierdas en Zacatecas, lo resultados electorales no dejan lugar a dudas: existen condiciones para crear un polo progresista competitivo con capacidad de atracción sobre muchos segmentos de votantes cambiantes, pero una condición necesaria e indispensable es la unidad de todas las fuerzas de ese signo ideológico, esto es, el PRD que recuperó el segundo lugar estatal, el PT que quedó tercero, Morena y MC, así como personalidades independientes.
Cabe detenerse en el hecho de que si comparamos el resultado electoral obtenido por Morena en Zacatecas con la votación nacional lograda por el mismo partido, y con el porcentaje obtenido en la II circunscripción, se percibe que con sus más de 30,000 votos se quedó un poco por abajo de la media nacional pero encabezó la lograda en las entidades de la II circunscripción. Ello es sin duda un logro de militantes activos, candidatos y dirigentes de Morena en la entidad, sin embargo, es menester subrayar el destacado papel desempeñado por el candidato en el IV distrito y su significativo aporte al caudal estatal de votos. El resultado obtenido en Zacatecas se puede dimensionar mejor si recordamos la limitada estructura territorial con que contaba Morena al inicio de la campaña, cuestión que se agravó cuando la familia Monreal convocó a votar por el PT, sobre todo en los distritos I y IV, argumentando la utilidad del voto.
