Después de que se asentara la polvareda levantada por el proceso electoral de este año, los mexicanos regresamos a la complicada cotidianeidad de todos los días, y ahora con la celebración del Día del Padre ayer domingo, debemos enfrentar el coctel de violencia, desempleo, pobreza e insalubridad que todos los mexicanos, especialmente los jefes y jefas de familia necesitamos remontar para salir adelante.
Ese es el escenario que, acabado el teatro priísta de vanas promesas y slogans de campaña, nos reserva el régimen. De acuerdo con el reporte ‘Prosperidad compartida y fin de la pobreza en América Latina y el Caribe’, del Banco Mundial (BM), la pobreza monetaria no ha mejorado en los últimos 20 años: una medición de la pobreza basada en los ingresos muestra que la tasa de pobreza fue la misma entre 2012 y 1992.
La pobreza medida por ingresos ha sido volátil durante la mayor parte de los últimos 20 años. En el periodo analizado, alcanzó un pico de 69% en 1996. En la siguiente década hubo descensos en los niveles de pobreza, que culminó en un mínimo de 43% en 2006. Sin embargo, la tasa comenzó a aumentar después de ese año y tras la crisis de 2008-2009, tendencia que viene manteniéndose a la fecha, según el citado estudio del Banco Mundial.
No es todo, los padres de familia también enfrentan otro espectro, en lugar de aspirar a vivir 74 años, ahora serán sólo 72, según estima actualmente el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), durante una de las primeras conferencias del 16 Congreso Nacional de Investigación en Salud Pública (Congisp) 2015. En una década (2000 a 2010) se registraron 138 mil 461 muertes por homicidio y en el mismo lapso se incrementaron los decesos por diabetes y otras enfermedades no transmisibles, como cáncer y afecciones cardiovasculares. Así, los avances reportados por otras causas, como la disminución de la mortalidad infantil y por problemas perinatales se ven opacados por el impacto de los padecimientos mencionados y, sobre todo, por la violencia, de acuerdo a este estudio de Inegi.
Ya se había vivido una situación similar de estancamiento en el avance de la esperanza de vida en 1910, con la Revolución Mexicana y la presencia de enfermedades como la influenza (gripe) española. Desde entonces no se registraba un fenómeno como el actual. Mientras entre 1985 y 2007 se registró una disminución anual de 2.1 por ciento de las muertes por homicidios, al año siguiente (2008) el aumento fue de 60 por ciento. En los dos posteriores el incremento del indicador fue de 38.7 (2009) y 32.4 por ciento (2010), es decir, a causa del repunte de la violencia y enfermedades, las expectativas de vida han sufrido un retroceso, tangible y medible, vamos para atrás.
Aún hay más, otro de los elementos de este amargo coctel social en el día del padre 2015, es el del desempleo, sumaron este año un total de 532 mil 647 jefes de familia sin empleo, la cuarta parte de toda la población desocupada durante el periodo señalado, que representa el arranque del tercer año de gobierno del presidente Enrique Peña Nieto, 38 por ciento del millón 387 mil mexicanos que estuvieron desempleados durante el primer trimestre de 2015 son “jefes de familia”, de acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi).
Según Inegi, 2 millones 201 mil 778 personas se encontraban desocupadas en los primeros tres meses de este año, de ellos 63 por ciento son hombres (un millón 387 mil 865), entre los que se incluyen los jefes de familia, 67 por ciento de estos jefes de familia aseguraron estar desempleados por haber perdido o terminado su empleo anterior, 15 por ciento por estar insatisfecho con su trabajo y 11 por ciento por dejar o cerrar un negocio propio, de cada cien hogares, 75 están a cargo de un hombre, cifra que se eleva hasta 80 por ciento en el caso de Chiapas y 81 por ciento en el caso de Nuevo León.
Un sondeo telefónico realizado hace un par de años por la consultoría Gabinete de Comunicación Estratégica (GCE) señalaba que 30.7 por ciento de los padres quisieran que sus hijos los recordaran por ser un padre responsable, 20.2 por ciento como un padre justo, 17.6 por ciento como un padre comprensivo y 11.9 por ciento como un padre cariñoso. Los entrevistados manifestaron que el 26.2 por ciento recordaban más a su padre por ser un buen proveedor; 25.4 por ciento, por ser cariñoso; 6.1 por ciento, por dar buen ejemplo, y 5.1 por ciento, por ser honesto.
En el Día del padre, una gran cantidad de estos no pueden ser los buenos padres que quisieran, dadas las condiciones de vida que enfrentan, en un régimen que se regodea publicando cifras estratosféricas de inversiones de empresas en nuestro país, no se informa de la realidad, el ingreso neto de las familias, su poder adquisitivo y condiciones de vida en general continúan a la baja, mientras el régimen sólo simula actuar a favor de los mexicanos, afectando así toda la vida de la sociedad, especialmente de la gente que vive de su trabajo, esa es la realidad que enfrentan los padres en su día.
Por eso hemos estado señalando la necesidad de un cambio, el régimen priísta de Peña Nieto debe salir, para dar paso a un gobierno que realmente actúe para solucionar los problemas de la sociedad, de inseguridad, desempleo, salud y pobreza esencialmente, sólo así, con el concurso de la sociedad en su conjunto, votando por el cambio indispensable, podremos vivir los Día del Padre, de la Madre, del Niño y todos los demás como lo merecemos, y esto sólo lo lograremos cuando todos los mexicanos lo decidamos de una vez y por todas en las urnas. ■
