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viernes, 3 mayo, 2024
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Sismo 19S

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Por: IVÁN ORTIZ MEDINA •

A medida que recorríamos las calles de la Zona Rosa y la colonia Roma Norte mi percepción sobre el sismo cambió, fue un evento más destructivo de lo que percibí al estar en Reforma. En estas calles los negocios estaban cerrados, mucha gente estaba fuera de los edificios, había varías construcciones afectadas, la mayoría de ellas presentaban vidrios rotos y acabados despendidos, algunas fisuras en las fachadas, pero por fortuna no vi ningún daño mayor en ese recorrido, al llegar a Fuente de Cibeles aún había personas ahí reunidas, los establecimientos de esa zona permanecían cerrados, sin pensarlo mucho seguimos hacia avenida Insurgentes para tomar el metrobús, pero el servicio estaba suspendido, caminamos unas cuadras hacia el metro y varias personas que venía de ese rumbo comentaban extrañados que tampoco había servicio, lo único que se podía hacer era caminar en espera de poder tomar un taxi y llegar a casa.

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Seguimos en camino al sur por Av. Insurgentes y a cada paso por la colonia Roma veíamos edificios con vidrios rotos y algunos con fisuras importantes en la fachada, era impresionante la cantidad de gente que caminaba por la avenida, se contaban por miles, no había visto algo semejante, era similar a un éxodo de alguna película, los comercios permanecían cerrados y la gente en las calles, me tomo alrededor de cuatro horas llegar caminando a casa. En el trascurso hubo varios momentos en los que sentí miedo y preocupación, el más importante fue cuando llegamos a unas cuadras de Viaducto Miguel Alemán, en ese lugar había una fuga importante de gas, era tanto el gas que escapaba que por un momento mis ojos y nariz ardían, comencé a marearme y me dio mucha sed, nos aproximamos a un puesto, de comercio informal, en la calle para comprar agua, había varias personas comprando algún líquido, lo único que pensaba en ese momento era salir rápido de esa zona, después de eso, seguimos en camino al sur y luego de varios minutos de caminata encontramos un restaurante de tortas abierto, era el único en más de dos horas de caminata, al dueño poco le importó la seguridad del edificio y tomó esa situación de crisis de seguridad para llenar su restaurante con personas hambrientas, irresponsables y cansadas. Al ver el negocio abierto Cesar no dudó en entrar, yo entré detrás de él, nos sentamos en unas de las sillas, utilizamos su sanitario, compramos un par de tortas y bebidas, y comenzamos a bromear sobre la situación, estuvimos ahí cerca de 20 minutos. A pesar de que en el lugar no había energía logré cargar mi celular desde la computadora de Cesar para comunicarme con mis familiares, llamé a mi madre para comentarle lo que pasaba, la escuché preocupada pero agradecida que estuviera bien; trate de tranquilizarla.

Después de comer seguimos en camino a nuestras casas, habíamos dejado atrás la colonia Roma y las decenas de edificios, que después supe, habían colapsado. De Viaducto hacia el sur no se veían tantos edificios dañados, por varios minutos de camino sentíamos estar cerca de casa, al llegar al Parque Hundido vimos otro restaurante abierto, nos aproximamos a ver las noticias para informarnos de lo que había ocurrido, al parecer el sismo había dejado más afectados de los que logré ver en el camino. Eran más de veinte edificios colapsados, un par de ellos en la Colonia del Valle, después de escuchar eso sentí miedo de que el edificio donde vivo estuviera afectado, fueron algunas cuadras más hasta despedirme de Cesar; caminé por varios minutos más hasta llegar a casa. Cuando llegue vi asombrado y contento de que el edificio parecía intacto, di algunas vueltas por abajo y no se veía algún daño en las columnas, me acerque al elevador y subí hasta el departamento. Entré y constaté que no tuviera daños, después de unos minutos dentro, decidí salir a revisar los demás niveles, recorrí los pasillos en busca de alguna afectación en algún elemento estructural pero no descubrí alguno. Subí al departamento y pensé por varias horas si dormiría ahí o iría a otro lado. Al final, después de la insistencia de mi madre y mis familiares, decidí no dormir ahí.

Ocurrió, como hace 32 años, un sismo que paralizó la ciudad por varios días. Aún hoy se vive un clima de intranquilidad y desconfianza, por las afectaciones sufridas. El resultado del movimiento telúrico dejó varios cientos de personas fallecidas en la Ciudad de México, otras miles sin vivienda, sea por colapso de las edificaciones en el momento del siniestro o porque algunos se tendrán que demoler a consecuencia de la afectación en la estructura de los mismos. Otras construcciones se mantendrán y serán habitables después de que un Director Responsable de Obra, especialista en estructuras dictaminé y de señalaciones precisas de las medidas de seguridad y elementos adicionales que se deberán agregar a los edificios, todo ello para que las personas que vieron afectado su patrimonio estén seguras y tranquilas, así como para que más de diez millones de personas recuperen la confianza y el ritmo de vida habitual en la ciudad.

 

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