Veremos hoy cómo orienta su Informe de Gobierno Alejandro Tello: estaremos atentos sobre la ponderación de los diversos aspectos de la administración pública en estos cuatro años. La realidad no es blanca ni es negra, sino es una múltiple combinación de grises. Así mismo ha sido este gobierno.
Podemos caracterizar este periodo como de orden administrativo, pero sin impactos reales. La parte positiva de los cuatro años de gobierno de Tello es el esfuerzo en el orden general de la administración pública en la que mucho a tenido que ver Jorge Miranda, por su parte Marco Vinicio, encargado de la planeación antes de llegar al martirio del Issstezac, armó un sistema de información pública y de evaluación de los programas que fue motivo de reconocimiento de Coneval. El sistema llamado Indyce es una innovación reconocida a nivel nacional. La transparencia también fue un rubro exitoso en el gobierno zacatecano respecto a los avances nacionales. Aspectos en que la Coordinación Estatal de Planeación y la Secretaría de la Función Pública tuvieron sus momentos estelares. A Tello le favoreció el contraste con el gobierno de Alonso Reyes, que en todos los rubros resultó deficitario y, en algunos, una calamidad. Se estableció un sistema de indicadores para medir el avance de las metas del Plan Estatal de Desarrollo, y gracias a esta virtud, es que tenemos certeza de que el 80 por ciento de las metas está sin cumplir a la fecha. Y también la certeza de la asimetría de calidad en el gabinete: los planeadores sobre un carro sport y los ejecutores estratégicos sobre un carrito de camotes o en su propio camino.
En el área de seguridad y prevención del delito se generaron expectativas que a la fecha han resultado de una mediocridad brutal y no es ninguna sorpresa que Zacatecas se encuentre en los primeros lugares en cuanto a las tasas de delitos de alto impacto a nivel nacional, estas áreas prácticamente han nadado de muertito sin compromisos extras ni estrategias consistentes. Proyectos de corto plazo y falta de inteligencia en todos los órdenes. En el ramo de Educación, Gema Mercado logró atemperar las complejidades del sector y trabajo con lo que pudo, la crisis del financiamiento de la nómina magisterial prácticamente absorbe todos los esfuerzos y no se ha logrado que la Federación se haga cargo de la nómina que dejó fuera el error en 2015 de Alonso Reyes. Hoy por desgracia la Seduzac está a cargo de la pura operación político-electoral y a un año de entregar el gobierno las metas sustantivas las hicieron a un lado. En Economía nunca entendieron que se necesitaba de un modelo propio a la realidad de Zacatecas: la pura apuesta a la inversión extranjera directa cerró las posibilidades de todo modelo de desarrollo alternativo. El equipo de gobierno en Economía no era técnicamente malo, pero se tiene un secretario ausente y poco podía hacer.
Donde se pudo hacer mucho y no se logó casi nada fue en el campo. Se siguió apostado a los exportadores y la reforma de los sistemas de riego y las enormes posibilidades de elevar los indicadores de soberanía alimentaria terminaron en la basura. El mercado interno estuvo fuera del foco de Gobierno estatal. Pero una pieza clave equivocada que fue factor de fracaso en seguridad, nómina educativa (por la gestión federal), proyectos estratégicos de agua, y otros, fue la Secretaría General de Gobierno. En la práctica, quienes han pasado por esa secretaría tuvieron y siguen teniendo actuaciones aciagas, negras y nebulosas como el intento fallido de desalojar a los pobladores de Salaverna o la incapacidad de negociar con los ejidatarios el proyecto estratégico del sistema de presas de Milpillas. Para este último año, ojalá y el gobernador se decida por cumplir las grandes metas hídricas y de movilidad y no se decida sólo a preparar la elección del 2021. El último año puede ser una oportunidad de marcar el legado de la administración Tellista.
