Al momento de publicar estas reflexiones estaremos a un año de las elecciones que se habrán de desarrollar en nuestro estado. Aunque en Zacatecas el discurso de polarización ha sido menor, gracias a que los liderazgos y los actores políticos relevantes han sido responsables y prudentes en sus expresiones, no se encuentra exento de la tentación, menos aún si consideramos un contexto nacional, en el que, por primera vez en nuestra memoria política, nuestras elecciones coincidirán con la renovación intermedia del Congreso de la Unión y otras tantas gubernaturas. A su vez, al momento en que arranquen las campañas estaremos justo en la etapa de asimilación de las consecuencias de la pandemia para Zacatecas: los problemas asociados con el desempleo y la inseguridad seguramente estarán en boga y responder a éstos requerirá de talento responsable y prudencia política. A nadie conviene un ambiente exacerbado por la desesperación social y la ambición política. Este escenario altamente probable hace aún más necesario el diálogo, debate y aportación para una plataforma común. No se trata en ningún momento ni punto de evadir la lucha por el poder, litis necesaria del proceso democrático, sino de que esta legítima y apreciable batalla electoral, no tenga como rehenes a las personas y su futuro, en ámbitos en los que no podemos esperar seis años más a pesar de los avances: seguridad, empleo, migración, lucha anticorrupción, desarrollo económico, seguridad social, medio ambiente, salud, entre otros.
Además, hay que recordar siempre que nuestro extenso estado, es a la vez muchos: en cada frontera con los ocho estados con los que colindamos y aún al interior de la entidad, las realidades son distintas, y por tanto, requieren diagnósticos, propuestas y soluciones diferentes, ancladas a su vez a un precario desarrollo institucional del que se debe partir si aspiramos a un Zacatecas que se desarrolle al ritmo que sus pobladores lo requieren y al que apenas hemos aspirado, pero nunca alcanzado. En un mundo post-covid19, que avanzará o retrocederá a pasos agigantados, nuestra tierra debe gozar de un consenso mínimo indispensable que le permita estabilidad, y conquistar o cuando menos conservar, progresos que a todos nos benefician.
No está por demás insistir que Zacatecas ha tenido liderazgos prudentes y responsables para no confrontar a la sociedad, esta misma característica hace aún más posible que podamos concluir en una plataforma común para construir los detalles en las plataformas exclusivas de los candidatos. Sin embargo, la idea del consenso mínimo posible consiste en ir más allá de las personalidades e incluso, vacunarse ante los desvaríos y excentricidades de éstas que puedan afectar a la democracia, los derechos y en general a las personas. Es decir, reducir los márgenes de afectación del conocido “estilo personal de gobernar”, no solo de quien ostente el Poder Ejecutivo, sino de la conjugación de los actores en una atmósfera, que termine por dar al traste con las aspiraciones y demandas colectivas, posibles de atenderse y base necesaria para otras en el futuro.
Esta idea además debe construirse en la total y máxima transparencia, conjurando así un intercambio de lealtades, negociación de impunidades y acaparamiento por intereses personales. Por eso mismo la iniciativa debiera provenir de la sociedad civil, la academia y construirse en conjunto con la clase política, sin ceder en su lógica de apertura y transparencia absoluta.
Todas estas notas no son sino un primer apunte para adelantarnos lo posible al secuestro del debate sobre los temas importantes, necesarios e indispensables de la agenda en Zacatecas, por la cuestión electoral y de legítima y natural rebatinga por el poder, las posiciones y los votos. Ojalá sirvan de algo, por mi parte, en esta causa me concentraré con las limitaciones que mi capacidad y condiciones la circunscriban.
@CarlosETorres_
