Hoy la economía de Zacatecas está atrapada entre el presente del Covid-19 y el pasado de dos sexenios del PRI. Estamos atrapados porque el estado no ha mejorado desde 2012. Desde entonces Zacatecas ha sido incapaz de producir la riqueza que los zacatecanos requieren, lo que se demuestra al ver que el PIB que aportaba Zacatecas en 2014 era del 1.02% y ocupaba el lugar 28 en la generación de riqueza nacional.
Además, es un hecho que en los dos gobiernos priístas encabezados por Miguel Alonso y Alejandro Tello, no se han logrado traen inversiones importantes, lo que ha desencadenado que no hayamos podido superar los medidores de pobreza, así, el 46% de los zacatecanos viven en pobreza laboral, es decir, viven con salarios que están por debajo de lo necesario para resolver la canasta básica alimentaria.
Es un hecho que, con los resultados obtenidos por los gobiernos de la derecha del PRI en Zacatecas, aún con la crisis del Covid-19, no le pueden echar la culpa al gobierno federal por el fracaso de la economía estatal.
Pero tenemos que reconocer que nuestra tierra y todo el país están inmersos en la tormenta económica perfecta.
En México vivimos una desaceleración económica que viene desde el 2018, la cual se profundizó en 2019 y durante los dos primeros meses de este año. A nivel federal hubo una contracción de la inversión productiva del 8.7% y a partir de la crisis sanitaria provocada por el Covid-19, prácticamente empezamos a vivir una nueva crisis económica.
Estamos ya en una recesión posterior a la contracción y estamos a punto de llegar a la depresión económica como pasó en 1929.
Hoy, estamos frente a la amenaza de que la pobreza en México pueda crecer hasta un 10% a lo que se suma el grave problema de las Micro, Pequeñas y Medianas Empresas (Mipymes) que han carecido de apoyos gubernamentales. Es un hecho que la mortandad de las empresas tendrá efectos de mayor escala que el propio coronavirus.
Urge un rescate a las Mipymes pues de los 128 millones de mexicanos, 36 millones trabajan en Micro, Pequeñas y Medianas Empresas y desde abril, cada día cierran más de éstas y muy pocas tal vez regresen, otras recortan personal para subsistir, esto por la falta de liquidez que implica la contingencia actual.
La situación que se avecina es dura. Pensamos que después de la crisis sanitaria, México se puede enfrentar a una crisis social por la falta de ingresos de la población, por el crecimiento del hambre y por el crecimiento de la pobreza, lo que puede ser la chispa para una crisis de seguridad porque la gente no va a tener dinero para comprar los alimentos.
Tenemos que romper el esquema y si hay que recurrir al endeudamiento, tenemos que ir hasta los límites que nos permita el endeudamiento para resolver parte de la problemática de las Mipymes.
Sin embargo, habrá que matizar, el endeudamiento del que hablamos no sería profundo, pues a México los gobiernos del PRI y el PAN dejaron una deuda de cerca del 46% del PIB, es decir, la capacidad de deuda del país está prácticamente agotada.
Es importante impulsar una política contra cíclica y si es necesario ir a un mayor gasto social para apoyar la economía de los mexicanos, tenemos que hacerlo. Ante la crisis, necesitamos una nueva economía, una economía más humana, más solidaria, sustentable y respetuosa del medio ambiente por lo que es vital unir esfuerzos para hacer frente a los nuevos retos que vamos a tener adelante y tratar de resolver la siguiente crisis que va a vivir México. ■
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