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viernes, 26 abril, 2024
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La reconciliación “la tenemos que hacer nosotros como pueblo”: antropólogos

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Por: ALMA RÍOS •

■ “Pueblos amerindios se mantienen en un continuo proceso de marginación”: Hernández

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■ “Tenemos que atender nuestras propias heridas y no recurrir a alguien externo para que externe disculpas sobre un asunto de hace 500 años”: Carlos Carrillo

■ La virulencia expuesta en este debate tiene detrás posturas nacionalistas y aún ultranacionalistas, análisis irreflexivos y superficiales de lo que fue la Conquista

 

En 1992 el debate generado por la conmemoración del 500 aniversario de Descubrimiento de América no derivó en “un ejercicio de reflexión sensible sobre la situación antropológica de los pueblos amerindios (…) que fueron devastados y que hoy en día se mantienen en un continuo proceso de marginación y desintegración social”, dijo Daniel Hernández Palestino. Mientras que Carlos Carrillo Rodríguez observó que la discusión abierta en estos días debe centrarse justo “en voltear a ver a estas culturas originarias, a estos pueblos que han sido olvidados y relegados”.

Los docentes en la Unidad Académica de Antropología de la Universidad Autónoma de Zacatecas coincidieron en que la virulencia expuesta en este debate tiene detrás posturas nacionalistas y aún ultranacionalistas, análisis irreflexivos y superficiales de lo que fue la Conquista, un elitismo y racismo latentes en la sociedad mexicana, así como pensamientos insertos “en la lógica del colonizado” con tratamientos al Rey de España de “Su Majestad”, o desde una “mimesis hispanófila neocolonial”.

Para Daniel Hernández Palestino “la encendida polémica también ha puesto al descubierto el etnocentrismo español y una altanería que muestra que se encuentra atrapado en su propio ‘laberinto de la hispanidad’ –parafraseando a Rubert de Ventós- (…) De esta manera, superar los desencuentros con el pasado y los vestigios que sobreviven, implica también que España asuma que es una sociedad que aún no ha clarificado sus ideas en torno al régimen franquista”.

El antropólogo social consideró que la convocatoria del presidente López Obrador al Rey de España a ofrecer una disculpa a los pueblos originarios de lo que ahora es México, es una oportunidad de reflexionar en torno a un acontecimiento que fundó “un nuevo tiempo, un territorio y una cultura compartida, que a la vez supuso la construcción de un sujeto histórico común, nuestro devenir como sociedad hispanohablante que debe asumir tanto su pasado como su modernidad”.

Dijo que le apena ver “cómo un sector de la intelectualidad mexicana ha consignado su desacuerdo mediante memes, y un lenguaje burlesco y fútil, o mediante la mimesis hispanófila neocolonial”, pues esta forma de abordar el tema está destinada a “erosionarse rápidamente”.

Agregó que la polémica generada por este asunto le recordó el revuelo suscitado con motivo de la conmemoración del quinto Centenario del Descubrimiento de América por Cristóbal Colón en 1992, cuyo debate giró en torno a su tratamiento como un “choque de civilizaciones” o un “encuentro de culturas”.

Aquel debate refirió, quedó como un tema de discusión pero no constituyó una oportunidad para hacer “un ejercicio de reflexión sensible sobre la situación antropológica de los pueblos amerindios, como fue el caso de Mesoamérica, que fueron devastados de manera atroz y que hoy en día continúan en un proceso de marginación y desintegración social”.

Esta omisión persiste en México en general y en la propia sociedad zacatecana y del norte del país, donde se mantiene el olvido por el pasado de grupos indígenas que han sido borrados de la historia “llámense caxcanes, huachichiles, tezcocanos, coalhuitecos, hualahuises, bocarros, borrados, pajumas, halayas, calahuises, otoname, etcétera”.

El Rey de España Felipe sexto

Dijo que no sólo se tiene que hacer un ejercicio de reflexión como zacatecanos y como región norte “que nos permita reconciliarnos entre nosotros mismos y superar ese pasado lleno de resentimientos encontrados que sigue habiendo contra los españoles y ese desdén contra las poblaciones indígenas sino sobre todo combatir ese flagelo de la humanidad llamado racismo”.

Sobre este reto en el caso local, donde desde hace cientos de años ya se mostraba una incomprensión respecto de las formas de vida de estos grupos, dijo que ya no como antropólogos, historiadores o arqueólogos sino como humanistas están obligados a hacerlo, justo por la existencia de grandes vacíos no solo documentales sino arqueológicos.

“Al final de cuentas ya no tienen voz como pasa con los mayas, los nahuas, los tepehuanes, los tarahumaras, los huicholes; han sido silenciados en la historia y es obligación de nosotros tratar de recuperar esa voz, no para que los reivindique como etnia o como nación extinta sino para poder entendernos a nosotros mismos”.

Esto permitirá reconstruir “nuestro pasado” de una forma integral y sistémica y no quedarse parcializados o fragmentados “como se está demostrando ahorita con todas estas declaraciones de un México roto en pedazos que es incapaz de encontrar la forma y sobre todo la coherencia cultural que nos representa”.

Tanto Daniel Hernández Palestino como Carlos Carrillo Rodríguez coincidieron en apuntar que lo que encontraron los europeos a su llegada a lo que ahora es México en el siglo 16 no fue una nación, y por lo tanto la solicitud que ha hecho López Obrador no se refiere al pueblo de México, porque este es relativamente joven, apenas se constituyó durante el siglo 19, observó el último.

“No podemos hablar de una idea de nación todavía y extrapolar la idea de nación que tenemos en este momento al imaginario de las culturas de aquel momento es lo que nos hace de repente llevar a cabo aseveraciones de este tipo donde la gente se empieza a pelear, y más que expresar una reflexión histórica está expresando una opinión política”, agregó el arqueólogo Carrillo Rodríguez.

El “por eso es que a veces la manera de expresar las cosas es muy importante (…) la forma en cómo se plantea es lo que ha provocado esta polémica, y lo que ha provocado que la sociedad mexicana se divida en dos, aquellos que están a favor de que efectivamente se vea al Rey de España expresando disculpas, y aquellos que dicen que no tiene por qué disculparse, pero ambas posturas, como todas las posturas extremas vienen de una reflexión superficial”, opinó.

Lo necesario dijo es hacer una reflexión sobre el carácter de la Conquista tanto como sociedad como desde la academia, “y entendernos como sujetos históricos”, pues ni los mesoamericanos ni los europeos “eran puros”, sino ya producto de mestizajes previos.

Dijo que la reconciliación “la tenemos que hacer nosotros como pueblo, tenemos que atender nuestras propias heridas no necesariamente recurrir a alguien externo en este caso el Rey de España para que externe disculpas sobre un asunto de hace 500 años”.

En este sentido propuso el escenario de que efectivamente ocurra esta disculpa, “yo me imagino el día siguiente si es que eso llegase a suceder, ¿qué pasaría con los pueblos originarios, es decir, a ellos de qué van a servirles esas disculpas, porque si bien son un principio para una sanación histórica o psicológica, realmente quienes son los que tendrían que garantizar que este atraso o este retroceso en el que viven –se remonte-, pues no son los españoles, somos nosotros mismos, es la sociedad mexicana”.

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