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viernes, 26 abril, 2024
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Extrañamiento

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Por: ALBERTO VÉLEZ RODRÍGUEZ • ROLANDO ALVARADO • admin-zenda • Admin •

Roman Jakobson (1896-1982) fue un formalista ruso que desarrolló el concepto de “literaturidad”. Según él, la literaturidad es el objeto de la ciencia de la literatura, y consiste de las “funciones poéticas” del lenguaje, que tienen por objetivo alejarse de la norma lingüística cotidiana para introducir elementos que impresionen la imaginación, generen extrañeza, cautiven la memoria o renueven los usos del lenguaje. La manifestación más elemental de todas estás funciones es el “estilo literario”. Mikhail Bakhtin y P. N. Medvedev  en su “El método formal en la erudición literaria” realizan una crítica radical del “método formalista”. Para ellos el formalismo, sobre todo en las versiones de Shklovskii y Jacobson, no logra delimitar el objeto de su discurso “científico” sobre la literatura porque las funciones que definen no logran revelarlo. Lo único que esas funciones muestran es la voluntad de sus creadores, por lo demás funcionan en el vacío. El ejemplo típico es el “extrañamiento”, que consiste en la separación del lector de su ambiente empírico mediante diversos recursos literarios. El ejemplo favorito del formalismo es León Tolstói. Pero, argumentan Bakhtin y Medvedev, ese alejamiento del lector de sus condiciones empíricas mediante recursos literarios o bien lleva al lector a otro universo arbitrariamente definido por los prejuicios del autor, o bien embota la capacidad del lector de comprender su propio ambiente, pero en ningún caso logra la percepción nítida de la “literaturidad”. Después de analizar las otras funciones concluyen que el formalismo es una suerte de ideología que tiene la pretensión de trabajar en un vacío ideológico que se identifica con la ideología de sus creadores. Pero encuentran algo positivo, que ejemplificaremos con el extrañamiento: esa función permite “transportar” la mente del lector hacia otro universo, un universo construido narrativamente, en el que se pueden plantear los problemas sociales desde otra perspectiva, diferente a la usual, que pone al descubierto el trabajo sobre la conciencia de las ideologías sociales que nos dominan. Por usar un concepto gramsciano: lo que descubre la literatura a sus lectores es la “hegemonía” de la clase dominante. Por supuesto no toda construcción verbal logra eso. Por el contrario, la mayoría de las construcciones verbales tienen por función mantener las conciencias atadas a su situación. En relación a los eventos recientes de filtraciones de llamadas telefónicas entre funcionarios de Godezac y la UAZ podemos ver el funcionamiento del “extrañamiento” en un contexto no literario. La literatura, creemos, tiene un fin estético aunque no necesariamente catártico, mientras que la conversación entre los funcionarios citados tiene otros fines, y uno de los principales es generar en quienes escuchan y comprenden la sensación de un universo social cerrado, definido desde “arriba” por hombres que dominan todos los hilos de la sociedad. En otras palabras, una fantasía terrorífica que envía un mensaje a los adversarios. Una vez enviado el mensaje quienes deben recibirlo actúan en función de ello y el mensaje es olvidado. Pero su papel en la construcción de la hegemonía es claro, porque refuerza la idea de que los diferentes estratos sociales que componen la sociedad zacatecana no pueden cambiar su situación sin la venia del gobierno del estado. Asimismo, las reacciones ante el mensaje muestran el funcionamiento del extrañamiento. Así los diferentes actores involucrados operan para descalificar el mensaje, para distorsionarlo lo suficiente como para que pase desapercibido. Por tanto el secretario general de gobierno acepta que la conversación tuvo lugar, pero omite analizar el contenido y prefiere desviar la atención hacia el problema de las extorsiones telefónicas, que lo ponen en peligro  no a él, o únicamente a él, sino a toda la ciudadanía. Un nuevo relato que, al incluir  nuevos elementos, comienza a embotar la percepción de los que escuchan. Por otro lado el Lic. Alfredo Femat, líder del PT, descalifica directamente el audio e indica que el gobierno del estado no tiene tiempo para ocuparse de los asuntos de la UAZ, porque anda entretenido con el problema de las elecciones. Como se ve, la UAZ es una fortaleza al margen de las elecciones y nadie puede estar pensando en utilizarla para fines no académicos. Menos el gobierno del estado. Es una clara exculpación. En todos estos discursos no hay una voluntad de querer conocer la verdad de lo ocurrido, hay la voluntad de no querer saberlo, de desaparecer ese episodio. Lo que es cierto es que el Dr. Antonio Guzmán Fernández será un rector muy acotado que, paradójicamente, pretenderá ser el más legítimo de cuantos ha habido. Y esa legitimidad, según los pensadores que lo acompañan, quedará manifiesta en el número de votos que obtenga en la jornada electoral. Pero ese número de votos servirá como una nueva exculpación: todos votaron por él, así que cuando haya modificaciones al contrato y ajustes a la ley orgánica en cierta forma inexplicable todos estarán de acuerdo con eso. Nos gustaría, por otra parte, que fuera de discursos hubiera hechos. Como secretario general del Spauaz no pudo llevar ante la justicia a todos esos que robaron a los universitarios. ¿Tendrá la voluntad de hacerlo como rector? ¿O conoceremos nuevos cuentos de hadas? ■

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