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viernes, 26 abril, 2024
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La Unidad Académica de Derecho y su noble comunidad universitaria

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Por: ÁLVARO GARCÍA HERNÁNDEZ • admin-zenda • Admin •

“…El cobarde, por naturaleza o por conveniencia,

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no representa jamás al ‘caballero del Derecho’

ni al ‘luchador por la Justicia’.

De nada serviría a la sociedad la sapiencia

sin la conciencia de seguridad y firmeza

en lo que se cree y sin el propósito de

combatir  por un ideal, que en el jurista

está encamado en la Justicia y en la

observancia del Derecho…”

Decálogo del Jurista, Ignacio Burgoa

En todos los aspectos de nuestra vida, existen elementos positivos y negativos que nos hacen valorar los buenos y malos momentos por los que pasamos en un determinado momento. Conozco a profundidad y con fundamento en 22 años de servicio constante en la docencia, a todos y cada uno de los maestros, trabajadores, además de una gran parte de los alumnos de la Unidad Académica de Derecho. Somos una comunidad universitaria muy grande, noble y de mucho arraigo en la sociedad zacatecana; muchos de nuestros compañeros realzan el buen nombre de nuestra escuela con su actividad profesional en los tres órdenes de gobierno o desde los tres poderes estatales. Con mucho orgullo debo decir que la amplia mayoría de los docentes tienen la vocación de servir y han hecho de la enseñanza-aprendizaje, un honorable proyecto de vida por lo que impregnan en sus cátedras un profundo sentido de responsabilidad para con la sociedad, realizan además, concienzudos análisis sobre las desigualdades sociales y motivan a que los jóvenes se involucren en la solución de nuestros problemas estructurales. Tenemos en la Escuela de Derecho a verdaderos maestros inspiradores de generaciones de abogados que hoy, se encuentran trabajando por un mejor futuro; constituimos un importante gremio que se enriquece con cada generación de muchachos que egresan y que logran sortear los obstáculos que han construido la inestabilidad económica y social por la que atraviesa el país. Que decir de nuestros compañeros trabajadores con quienes compartimos la agenda de desayunos que aprovechamos para platicar de nuestras peripecias y problemas personales; puedo asegurar que en cada uno de ellos he encontrado el valor de la amistad, el compañerismo y la solidaridad. Me refiero ahora a los alumnos y alumnas de nuestra institución, a los cuales identifico como la razón indispensable por la que existe la UAZ  y sin los cuales, las aulas carecen de energía, de anhelos y aspiraciones de progreso que irradian y dan vida a cada rincón universitario; muchos de ellos vienen de las comunidades y municipios de Zacatecas y responden plenamente al sacrificio de sus padres con buenas tareas, exámenes y trabajos de investigación; cumplen totalmente con su papel de estudiantes pues se dedican a realizar actividades académicas, además de complementar su preparación asistiéndo a cursos alternos en idiomas y artes; en su amplia mayoría son buenos muchachos con ganas de participar y agregarse a la vida académica y democrática de nuestra escuela. Así pues, considero que para juzgar una causa hay que conocer el todo y no solo una parte; por ello, apelo a la buena conciencia de la sociedad zacatecana a la que nos debemos como Universidad, mostrándole en mi experiencia, lo noble que es nuestra comunidad universitaria, lo importante que es darle un voto de confianza a nuestros jóvenes que a diario se levantan y cumplen con las tareas académicas para brindar al término de su preparación, una satisfacción enorme a sus padres; pido para la Unidad Académica de Derecho de la UAZ, el reconocimiento generoso para los que han adquirido a conciencia el valor de ser universitario, para quienes hacen de su trabajo el ejercicio digno de una libertad, para los que tienen la apertura permanente a posturas e ideologías distintas, para los que se abrazan en los disensos por ser menores que sus lazos de amistad, para los que someten al diálogo sus desacuerdos y debaten en ideas y fundamentos sus distintos puntos de vista. Sin duda, ni en este orbe ni en otro habrá escuelas perfectas y, la Unidad Académica de Derecho no es la excepción a la regla, se han cometido errores y aciertos, mismos que al ser colocados en la balanza de la justicia, provocan un inclinación orientada a la positividad, a la academia, al trabajo y al sentido humanista de nuestra profesión; somos los más lo que nos dedicamos a trabajar por nuestra escuela y por la sociedad, nos esmeramos en nuestro trabajo para poner en alto el nombre de la UAZ y, por lo demás, ojalá nos juzguen tomando en cuenta el arroz blanco en su totalidad y no solamente por los prietitos que son los menos y se encuentran en peligro de extinción. ■

 

*Coordinador de la Organización

Monitor Ambiental Ciudadano

[email protected]

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