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jueves, 25 abril, 2024
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Mercenarios de la esperanza

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Por: P. Aurelio Ponce Esparza • admin-zenda • Admin •

El ser humano es por naturaleza alguien que espera, que es capaz de abrirse al futuro, que confía siempre en que las cosas pueden ser mejores, está en su mismo ser la capacidad de abrirse al porvenir. Cuando el ser humano deja de esperar envejece, enferma y finalmente muere.

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La historia como buena maestra de la vida que es nos enseña que en cada época y cultura  ha existido siempre el deseo de algo más, el anhelo por un futuro mejor, el ser humano vive siempre insatisfecho, estado tremendamente positivo que le permite progresar, cultivar, inventar, derribar y construir. Esa ha sido la historia de la humanidad, imperios que surgen, florecen, dominan y caen; líderes que motivan,  empujan y transforman; gobiernos que llegan, pasan y se van. Y en medio de toda esa vorágine no han faltado mercenarios de la esperanza, seres sin escrúpulos que utilizando el deseo sincero y profundo de cambio manipulan a los pueblos para alcanzar sus propios intereses pasando por encima de todos aquellos que les apoyaron para llegar al poder. Historia antigua y siempre nueva, falsos mesías, ególatras engreídos que disfrazan su deseo desmedido de poder con promesas de cambio, hábiles demagogos que hablan al oído de los ciudadanos buenos y nobles para despertar esperanzas, motivar sueños y dejar luego a la deriva, experimentando la desilusión y la frustración de haber sido una vez más utilizados.

Cualquier parecido con la realidad es mera coincidencia pues de ninguna manera estoy describiendo el proceso electoral en el Estado, simplemente  hago un sencillo repaso de la historia. Y puesto que quien no conoce su historia está condenado a repetirla se hace necesario traer a la memoria el ir y venir de los años para darnos cuenta que no es nuevo lo que en Zacatecas estamos viviendo.

Es tiempo de campañas y los candidatos asumen un rol mesiánico, a unos se les da mejor que a otros, pero en general todos pretenden conocer la solución a los múltiples problemas de nuestros pueblos. De pronto, casi por arte de magia, todos asumen una actitud de total apertura, amables, cercanos, sencillos, con sombrero y botas cuando de visitar comunidades rurales se trata, abrazando viejitos y besando niños, repartiendo folletos con grandes y maravillosos proyectos, prometiendo becas, carreteras, hospitales, plazas y escuelas; en una palabra, jugando y abusando de la buena voluntad de los zacatecanos.

Algunos han tomado como bandera la esperanza, alardean irresponsablemente que con ellos vienen tiempos nuevos para Zacatecas, se asumen como salvadores del pueblo, mártires de la democracia y víctimas del sistema. Pero olvidan que ellos mismos son parte del sistema, que en sus filas hay también corruptos, manipuladores y expertos en vivir de la política, siempre con una falsa sonrisa en los labios y alegando que no es por el puesto, sino por amor al pueblo.

Urge en Zacatecas una campaña de altura, que privilegie la propuesta responsable por encima de la demagogia barata, campaña basada en el trabajo sincero y no en la imagen perfectamente diseñada de los candidatos, equipos de trabajo serios que conozcan la realidad de nuestro Estado y no asesores extraños expertos en manipular encuestas y comprar votos, campañas austeras y no espectáculos montados con los recursos del pueblo, cercanía real con la gente y no escenas de telenovela perfectamente planeadas y ensayadas.

A una mayor madurez de los actores políticos corresponderá una mayor madurez de los cuidados. Si los candidatos no manipulan, el pueblo no se prestará a dejarse manipular, si los candidatos no compran el voto el pueblo no buscará venderlo, si los candidatos son responsables en sus propuestas, los ciudadanos serán responsables en las urnas. Es necesario romper el círculo vicioso al que nos ha conducido un sistema basado en la imagen y en la repartición de recursos, desde las famosas despensas hasta fuertes cantidades de dinero que la noche antes de la elección corrompen y pisotean la dignidad de los más pobres.

Es necesario dar un salto de calidad en nuestro sistema electoral, si hasta ahora los políticos no han querido hacerlo, los ciudadanos debemos estar dispuestos a comenzar: conociendo a los candidatos y sus propuestas, proponiendo nosotros también, involucrándose en el proceso electoral de modo serio y responsable y no sólo propagando el rumor y la desinformación, no aceptando dádivas, sino exigiendo honestidad y transparencia.  Votar responsablemente y dar seguimiento al candidato ganador una vez que ocupe el cargo. Votar es apenas el inicio de nuestra participación como ciudadanos. ■

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