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jueves, 25 abril, 2024
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¿Está la economía mexicana en condiciones de enfrentar el alza en las tasas de interés en Estados Unidos?

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Por: CAROLINA HERNÁNDEZ CALVARIO •

Ante las recientes declaraciones  tan optimistas, pero poco sustentadas del director del departamento de Hemisferio Occidental del Fondo Monetario Internacional (FMI), Alejandro Werner, cabe reflexionar en torno a la posición de nuestro país para afrontar la pronosticada alza en la tasa de interés en el país del norte. Pues después de ya algunos años de registrar niveles históricamente bajos de las tasas de interés en Estados Unidos, para apuntalar la economía norteamericana, tenemos que esta situación está próxima a modificarse. Hecho que de entrada implica una mayor volatilidad en los precios de los activos en América Latina, generando así una explicable preocupación por el impacto negativo que esto puede representar en las economías emergentes, y en particular la mexicana.

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Recordemos que desde inicios del presente año, en una nota publicada en este diario, hablamos de las recomendaciones por parte del Fondo Monetario Internacional (FMI) por promover “un endurecimiento de las políticas macroeconómicas combinado con esfuerzos redoblados en materia de política de regulación y supervisión” (La Jornada Zacatecas 22/02/2014). Pues de acuerdo con este organismo internacional, los países más vulnerables a una mayor crisis ante una posible decisión de la Reserva Federal de Estados Unidos de terminar con la política de dinero fácil (quantitativeeasing) son: Turquía, Rumania, Polinia, Colombia, Perú, Argentina, Chile, Indonesia y México.

En el caso de México esta preocupación se explica por: 1) El balance negativo de la cuenta corriente, que aun con el incremento de las exportaciones en los últimos años, se registran mayores importaciones, provocando un déficit promedio anual  de 4, 273,339.0 miles de dólares. Esta brecha negativa y constante en la cuenta corriente, va a acompañada de una gran cantidad de empréstitos obtenidos en el exterior, lo que presagia una posible crisis de crédito, en caso de que se cierren las fuentes de crédito.  2) La deuda externa a corto plazo  y su relación con las reservas disponibles. Pues la suma de la deuda externa bruta del Gobierno Federal, la autorizada monetaria, el sector bancario y otros sectores registran un saldo al final del segundo trimestre de 2014 por un monto  279,000,000 miles de dólares, 93,040,198 mil dólares más que las reservas internacionales, que registran un  saldo de 185,959,802 miles dólares, al mes de septiembre de 2014. 3) El comportamiento del crédito, que ayuda a explicar la situación de endeudamiento de las empresas y la población en México. El crédito otorgado por la banca comercial en lo que va de enero de 2007 a septiembre de 2014 se ha incrementado en un cerca de 132 por ciento, incremento que  resulta menor al 260 por ciento que registra la cartera vencida en el mismo periodo.  Situación que de continuar así podría producir una peligrosa burbuja en el sistema financiero mexicano. 4) El grado de apertura del país. Con base en datos de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), este indicador en el año 2011 representó para el país más de 64 por ciento en relación al Producto Interno Bruto, apertura que en su mayoría responde al vínculo que se tiene con Estados Unidos. 5) La valoración de la moneda. El peso mexicano registra una depreciación con respecto al dólar de cerca del 20 por ciento, de 2007 a la fecha. Lo que sin duda impacta sobre la competitividad de la producción nacional.

Ante tal panorama y el aumento de las tasas de interés en Estados Unidos que se vislumbran ya a la vuelta de la esquina, lo dicho por Werner se pone en duda. No sólo por la salida de capitales extranjeros y nacionales que se prevé, se dirijan al país del norte; sino también porque se corre el riesgo de repetir el drama que se vivió en la década de los ochenta, en la que México y algunos países de América Latina no tuvieron capacidad de hacer frente al incremento de la tasa de interés norteamericana que pasó del orden de 6 por ciento en 1980 a cerca de 13 por ciento uno meses después, provocando así el mayor endeudamiento de las economías subdesarrolladas y su incapacidad de hacer frente a esa situación. ■

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