Durante mucho tiempo, el gobierno en turno negociaba ‘aumentos’ salariales con los sindicatos de trabajadores al servicio del Estado y órganos descentralizados, a cuenta de impuestos. En su momento, los trabajadores sólo se interesaron en el aumento en sus percepciones que ese tipo de movimientos hacía posible, y no de las formas a través de las cuales ocurría. El mecanismo que usaban para realizar los aumentos fue que dividían las percepciones en dos paquetes, uno de salario base, y otro de las llamadas prestaciones o gratificaciones; al primer paquete se le grava normalmente con el impuesto a la renta, que asciende a un poco menos de 30 por ciento del monto; y al segundo paquete se le deja libre del gravamen. Por tanto, en su percepción salarial, los trabajadores se ‘ahorraban’ casi 15 por ciento de ISR, porque la proporción que cubría el paquete de prestaciones o gratificaciones era casi de 50 por ciento.
Y de este artificio no solamente se beneficiaban los trabajadores, sino buena parte de la llamada Gran Burocracia, en los cuales se manejan montos considerablemente más altos. Sin embargo, la masa trabajadora (en que se incluyen a burócratas, maestros, funcionarios y trabajadores operarios) experimentaba este mecanismo de omisión de impuesto como una forma de aumento consolidado a su salario, sobre todo por el tiempo prolongado en que la formula se mantuvo.
Pero en las semanas recientes, se les ha notificado que ya no tendrán ese ‘privilegio’ y pagarán impuestos por la totalidad de sus ingresos, resultando con ello la disminución en la percepción neta de cada trabajador. La molestia de los trabajadores es absolutamente comprensible porque para ellos es una disminución salarial. Ellos no son responsables de que en su momento los funcionarios hayan resuelto las demandas de aumento salarial con este mecanismo de omisión de impuestos; pero ahora son los trabajadores quienes pagan las consecuencias con el recorte de su ingreso. Fueron los servidores públicos de alto rango quienes tomaron esa decisión con el argumento de que ‘todos somos ciudadanos que pagamos impuestos’, que al trabajador no le hace eco porque él vive el ajuste como disminución salarial.
Los responsables no revisan la complejidad del tema y hacen lo más fácil: disminuyen los ingresos a los burócratas o maestros, sin detenerse a ir al fondo del problema: si cobrarán el ISR a toda la percepción (incluyendo sus gratificaciones), entonces, se deberían hacer una propuesta sobre cómo se les va a reponer ‘los aumentos’ que en su momento se les otorgaron por esta vía. En otras palabras, disminuir el ingreso de los burócratas equivale a anular los ‘aumentos’ otorgados en el pasado, luego entonces, se les deben reponer esos aumentos. De otra manera es un recorte salarial violatorio de las leyes, lo que justifica las distintas reclamaciones de los afectados que hemos visto en las últimas semanas.
