En la UAZ las cosas siguen sin verse bien. Es alucinante observar cómo un sindicato marcha para quitar plazas a otro, y la Rectoría (sin mediar procedimiento legal alguno) cede ante las presiones políticas realizando movimientos de personal que no son producto de un plan de ordenamiento, y por tanto, vagan en la contingencia total. La institución sigue sin planeación y las certificaciones enfrentan problemas al grado que existe el peligro de que la universidad salga del Consorcio de Universidades Mexicanas (Cumex), lo cual a su vez, debilitaría aún más su capacidad de gestión.
El Consejo Universitario se ha reunido para programar su renovación, pero no ha tratado problema sustantivo alguno; pasó una huelga y no resolvió nada: levantaron sin resolver siquiera el tema de la transparencia; la UAZ sigue igual de opaca o peor. El Rector no ha exhibido algún plan para gestionar recursos extraordinarios, y da la impresión de que dilapida tiempo precioso. Los procesos electorales del sindicato y del Consejo Universitario parecen una tregua donde los profesores y alumnos apuran las faenas para terminar las actividades del semestre, pero en la esfera política y administrativa todo se ve paralizado.
Nadie puede negar que ante la aparente nulidad de la actual administración central, el sindicato de académicos adquiere un papel relevante para proponer e impulsar las soluciones, finalmente es donde se concentra la inteligencia de la Universidad que, sin embargo, se ha visto muy poco.
En el presente proceso electoral de renovación de la dirigencia del Spauaz, se esperaba que hubiera un cúmulo de propuestas sistemáticas, fundadas en diagnósticos y con análisis de prospectiva, pero no ha sido así. Con algunas pequeñas excepciones, los documentos que circulan contienen solo consignas genéricas como “defender el Contrato Colectivo”, pero no contienen un diagnóstico de la situación de la UAZ, ni propuestas de cómo piensan abordar los problemas mencionados. Dan la impresión de que se he perdido el objetivo esencial del sindicato y su recuperación sustituye las propuestas programáticas. Además, se escuchan acusaciones contra el secretario general en funciones de que hace campaña a favor de uno de los candidatos, lo que, de comprobarse dañaría seriamente el proceso y la credibilidad democrática del Secretario saliente. Sólo esperamos que no haya problemas en la jornada electoral y no se produzcan presiones que cuestionen la libertad del voto docente, porque según se observa, en estos últimos días es cuando vendrán los movimientos y alianzas que pueden cambiar el tono del proceso.
Hace falta que los candidatos le inyecten vitalidad a la contienda con propuestas lúcidas y con actitudes que dejen ver su clara determinación de resolver los problemas y defender realmente los derechos de los académicos. El tono que se percibe es tibio y mediocre en planteamientos, lo que no corresponde con la importancia del relevo del Comité Ejecutivo, pues la nueva dirigencia tendrá que jugar un papel relevante en la conducción de la institución hacia la salida del laberinto en que se encuentra. Lamentablemente, no se ve a Teseo en alguna planilla.
