Global, mas no globalizante
He destacado en otras ocasiones el carácter humanístico del rock; estoy convencido de ello y es uno de los aspectos que más me apasionan del género y su cultura; no generalizo, sé que hay bandas que al respecto no sólo no aportan, sino que apuestan por una postura retrógrada; afortunadamente, las que hacen gala de ese humanismo son las que realmente trascienden, las que logran obtener un lugar para la posteridad gracias a los ideales que, de manera convencida, defienden; las otras, las negativas y fundamentalistas, por su lado, son las menos, y las que suelen pasar desapercibidas en todos los aspectos.
Esa cultura del rock, por su parte, no se remite a una región determinada del orbe; se trata, paradójicamente, de uno de los denominados movimientos globales, pero que a diferencia de los movimientos globalizadores contemporáneos, no busca una homogenización de sus sectores objetivo, sino que lo hace en favor de las diferencias específicas, y de que, a su vez, sean conocidas por los otros, los diferentes, con el propósito de que, si no son comprendidas, al menos sí conocidas sus circunstancias, sus problemáticas, sus realidades. El rock se convierte, así, en el nicho cuestionador y contestatario por excelencia, para las juventudes (cronológicas y emotivas) que así lo quieran tomar, siempre con el afán de darse a entender.
En un mundo abrumado por información, en el que las distancias parecen hacerse cada vez más cortas, también aparece la tendencia individual a verse más aislado, a ver dañadas, si no es que inexistentes, las relaciones interpersonales; a tomar como asuntos comunes, cotidianos e intrascendentes, los actos deshumanizados que a diario aparecen en los medios de comunicación. Es allí donde las mejores expresiones del rock asumen una postura más humana, a la manera de Ryszard Kapuscinski, cuando invitaba en uno de sus discursos a “pensar en el hombre como en el hombre”, y a dejar de preguntarse “si es blanco o es negro, anarquista o monárquico, seguidor de la moda o de lo rancio, si es de los nuestros o de los otros”, para comenzar a preguntarse “qué hay en él de humano y si hay algo”.
Se trata de ver al otro quizá no como un igual, pero tal vez como una cierta fraternidad, y a partir de allí, solidarizarnos con su sentir, a cargar con sus pesares en la medida de lo posible:
The road is long, with many a winding turns,
That leads us to who knows where
Who know where.
But I’m strong, strong enough to carry him,
He ain’t heavy, he’s my brother.
http://www.youtube.com/watch?v=Jl5vi9ir49g
Nos decían los Hollies, a finales de la década de la pasada década de los 60. La intención es hacer lo que esté al alcance, y desde la trinchera en la que se ubique, solidarizarse con el otro que sufre, independientemente de dónde sea, denunciando que sacrifica hasta lo que no tiene, en beneficio de los más poderosos:
Where the fuck are you?
Where the fuck are you?
Why don’t presidents fight the war?
Why do they always send the poor?
Why don’t presidents fight the war?
Why do they always send the poor?
Why do they always send the poor?
Why do they always send the poor?
http://www.youtube.com/watch?v=zUzd9KyIDrM
Pregunta System of a Down, en su canción ‘B. Y O. B’, mientras otros sostienen que a partir de esa filantropía, y en nombre del amor, se puede derrocar cualquier tiranía, rompiendo las cadenas de la injusticia:
One man come in the name of love
One man come and go
One man come here to justify
One man to overthrow
In the name of love!
One man in the name of love
In the name of love!
What more? In the name of love!
http://www.youtube.com/watch?v=LHcP4MWABGY
Expresa U2 en su canción ‘Pride (In the name of love)’, y son estos ejemplos los que abundan entre las bandas más prestigiosas del rock. Siempre contra esos intentos de sometimiento y a favor de la libertad, independientemente, como ya lo mencioné, desde donde se pueda encontrar. Es sorprendente cómo un movimiento, una cultura global, pueda estar a favor de lo multirracial, de lo multicultural, de las diferencias específicas, por ello, no es de sorprender que en nuestro país exista una importante cantidad de bandas de rock que cantan en su lengua materna y que logren transmitir su mensaje, su postura. El rock defiende y promueve valores que hoy en día resultan indispensables, que deben ser retomados ante un desgaste social que llega a todos los sectores, entre ellos encontramos el de la tolerancia, así como la voluntad para escuchar al otro, y a partir de eso, tratar de ponernos en sus zapatos. Quizá suene utópico o ingenuo, pero:
You, you may say
I’m a dreamer, but I’m not the only one
I hope someday you’ll join us
And the world will be as one.
http://www.youtube.com/watch?v=dunKAwRN3P8
Comenta John Lennon, uno de los más grandes humanistas del rock, en su canción ‘Imagine’. Repito, eso es lo que más me apasiona del rock, su permanente voluntad de conocer y escuchar al “otro”, y a partir de darse una idea de su realidad, poder respetarlo. Habrá siempre quienes estén en contra del género, a quienes les disguste, sus razones tendrán y no tengo nada que decir al respecto; también encontraremos a los que le dan una interpretación tergiversada, aquellos que se escudan en el rock para hacer alarde de su ignorancia, pero de nada de ello pretendo hablar, no es mi intención convencerlos de algo que no creen. Sólo me pronunciaré, en todo momento, por aquello que halle valioso en el rock, es lo único que en ese sentido, para su servidor, vale la pena. Y siempre habrá algo que cuestionar, que señalar, a lo que se deba responder, por eso me atrevo a decir que, afortunadamente, habrá rock para rato… para siempre.
