Hay puñales en las sonrisas de los hombres;
cuanto más cercanos son, más sangrientos.
William Shakespeare
Si los cambios climáticos no disponen de otros escenarios, el futuro del campo zacatecano será de pasos en retroceso, aquellos que aspiran y que sin aspirar los quieren sentar en la (silla) grande, no tienen los tamaños, el pasado, negro o gris, o el cobijo de apellidos no bastan. Decisiones equivocadas arrastrarían aún más hacia el abismo al campo zacatecano improductivo, pese a los discursos, o ¿en donde están esos millones y millones de pesos que dicen, vale la producción del agro estatal?
En recientes visitas al vecino estado de Durango, el gobernador electo, José Rosas Aispuro, dejó ante miles de campesinos claramente establecida su política de trabajo en y para el campo, ya no habrá moches, ya no habrá espacios para funcionarios corruptos, los programas federales y los estatales, dijo, palabras más, palabras menos, serán vigilados para su transparente ejecución, no se anduvo por las ramas ni le hizo caso a caza-puestos que buscan subirse al carro, como en años anteriores.
Hay otros gobernadores electos, como el de Zacatecas, que poco sabe de los sufrimientos de la gente del campo, poco sabe y si se deja soplar en las orejas por personajes como esos que ya todo mundo los ha visto muy cerca del electo, mala cosa se le augura a las familias del medio rural, a las que trabajan, esa gente que se les sigue calificando como el voto duro, el voto verde; los diputados federales, dicen, están allá para luchar por más presupuesto, por suficientes recursos para que Zacatecas progrese, mire usted.
Es difícil la selección de los idóneos pero en fin, son cinco años los que siguen y serán francamente difíciles porque aunque aquellos digan que lucharán por buenos presupuestos, lo primordial será resolver ese asunto de la deuda que tiene al estado contra la pared y si de eso no se habla desde ahora, Juan Pueblo seguirá como siempre lo ha estado, con la bota en el pescuezo, como vulgarmente se dice porque no habrá precios para los frijoles, ni para los ganaderos que se esfuerzan por mejorar sus hatos, por recuperarse de los daños de la sequía.
De aquello de los maestros y el voladero de sillas poco (aunque sea mucho) hay que comentar, la elección ya se dio, como se dieron otras, entre ellas la de derechos humanos. José Narro Céspedes estará hoy en Monterrey en la sala del tribunal, para hacer presente su presencia y sus protestas en torno a los resultados de la elección pasada. Nada pasará, pero algo se tiene que hacer para que esa autoridades electorales sepan que en esta entidad no todo se llevó con apego a lo que esas mismas autoridades marcan en sus normas y reglamentos.
Lo cierto es que este período de cinco años estará manchado por quienes se van, los escenarios son verdaderamente contrastantes con la realidad, una realidad que desde antes duele y que seguirá causando malestares a muchos que esperaban, como hace seis años, un gobierno firme, fuerte y ajeno a las mentiras. El campo, en cualquier país, en cualquier estado, pueblo o comunidad, es la punta de lanza para el desarrollo de otras actividades.
Si a las organizaciones campesinas no se les toma en cuenta, pocos avances podrán cacaraquearse, como es el caso de la Confederación Nacional Campesina, que tiende a desaparecer. Quien estaba al frente de esta organización, estuvo siempre atento a las indicaciones de tercerones, Humberto fue sumiso y dócil ante la promesa de alcanzar la presidencia municipal de Ojocaliente, aunque por los hombres del campo zacatecano no haya hecho absolutamente nada.
Educación, turismo, minería, el comercio, requieren de atención, de personas que estén debidamente preparadas para enfrentar los problemas, los retos y ayudar, de alguna manera al desarrollo de estas áreas que son prioridad para fortalecer la alicaída economía estatal, ya se ha dicho y comentado que para que haya en Zacatecas un desarrollo sustentable, se tiene que mirar de frente al campo zacatecano. Los liderazgos, los auténticos, han desaparecido, quienes están al frente de esas organizaciones, se han convertido en gente mañosa que solamente busca sacar beneficio para unos cuantos, ¡así los enseñaron los últimos gobiernos, qué le vamos a hacer!
Bueno, ya suenan los nombres para esas delegaciones federales que no han funcionado. La secretaría de Gobernación y la de Agricultura, especialmente esas dos, tienen sus matices, tienen sus hombres y ya suenan los nombres que pronto los sustituirán. En la delegación del Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los trabajadores del Estado, el ISSSTE pues, hay personas que no saben qué hacen ahí. Seguramente que están a la espera de los grandes eventos, como esa “flokloriada” que dicen, dejará una derrama económica de 70 millones de pesos…El Centro Histórico se verá engalanado con esos grupos que llegarán a la bizarra capital y los comerciantes brincarán de júbilo, porque venderán mucha comida, aunque no haya calidad en el servicio y la seguridad será otro rollo, porque se han invertido 3,500 millones de pesos para mejorar armamento, vehículos y salarios, aunque a los que en esas áreas de seguridad no les paguen los viáticos ni las horas extras trabajadas.
Zacatecas no se merece esto; hasta aquí mi comentario, nos veremos en la próxima entrega. ■
