En general, la experiencia de Radio Zacatecas ha sido positiva, cuenta con programas de alta calidad y diversidad de públicos. Sin embargo, el inicio de la televisión pública representa retos nuevos, sobre todo que su nacimiento está marcado por la contienda electoral de 2016.
La televisión pública debe superar las tres críticas al duopolio de televisión privada: barra de programación chatarra, sesgo en la formación de opinión política y formato de comunicación difusionista o unidireccional. En el caso de la programación de la televisión pública zacatecana se deberán contemplar opciones educativas, culturales y sociales. La televisión educativa tiene como misión contribuir a la ilustración general de la población en temas de lo más diverso, desde formación en la maternidad y relaciones de familia, hasta la comprensión del cambio del clima, pasando por las necesidades educativas de grupos específicos de la población, como los jóvenes, los habitantes de zonas rurales o los géneros. En el ámbito cultural significa no sólo la llamada “alta cultura”, sino la expresión de la cultura popular del territorio estatal en sus más diversas manifestaciones. Y en la arena social, la televisión tendrá la obligación de poner en claro los diferentes dramas y conflictos de la vida en sociedad. En la televisión abierta privada, hasta ahora, vemos basura audiovisual: telenovelas, reality shows y espectáculos banales.
Mención especial es la formación de la opinión pública sobre los acontecimientos político-sociales de la realidad nacional o estatal. El manejo de este tema con transparencia y garantizando la expresión de la pluralidad, es absolutamente vital. Si el proyecto de televisión cae en manos de facciones políticas y se impone una visión predeterminada, se habrá echado a perder este interesante proyecto comunicativo. Por ello, deberá ser manejado con todo cuidado y autonomía de los poderes en pugna. Las bases institucionales con que se le dote, deberá asegurar la objetividad en la conducción en las plataformas de formación de opinión en asuntos de carácter público.
El modelo comunicativo también es esencial: es importante que no sea meramente difusionista, sino que haga posible la interacción y la bi-direccionalidad de los mensajes. El caso de la radio, un buen ejemplo de interacción es el programa del tema migrante titulado Sin Fronteras y el noticiero cultural Parnaso, que abren los micrófonos en diversas direcciones y en forma horizontal. De la misma manera, deberá edificarse un modelo de televisión horizontal abierto a la diversidad social y pluralidad política. Este modelo contribuirá a la objetividad en el manejo de la opinión pública, que arriba mencionamos. Si no fuera así, todas las posibilidades que ahora se proyectan se irán por tierra. Recordemos que el poder político que vive en los gobiernos, siempre tiene la tentación de controlar la información y moldear la opinión. Equilibrar este asunto es difícil, pero determinante; y en él se juega el futuro del proyecto televisivo. Estaremos atentos y esperamos que se logre dicho equilibrio.
