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sábado, 18 mayo, 2024
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La “fórmula” mexicana contra la dictadura económica y política

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Por: BENJAMÍN MOCTEZUMA LONGORIA •

Llama la atención que hayan venido dos periodistas argentinos a México (Abel Reynoso y Daniel Carlos Tognetti, igual que antes lo hizo Ricardo Belmont), para participar en la conferencia “la mañanera” del presidente López Obrador, ambos interesados en conocer la visión que AMLO tiene del acontecer político argentino y las salidas que pudiera tener esa nación acosada por “la mafia del poder”. Se trata de periodistas que escapan a los monopolios defensores del neoliberalismo y que, en cambio, se muestran comprometidos con la democracia y la emancipación de sus pueblos.

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Están bien formuladas sus preguntas, y muy buenas las respuestas (quien se interese puede buscarlas en YouTube). Ambos casos testimonian que “la mafia del poder” no es mexicana, sino un fenómeno internacional, una dictadura económica y política que se deja sentir opresivamente sobre las naciones subdesarrolladas. 

Por lo mismo, la liberación de esta opresión, que mina la soberanía y la independencia de las naciones de América puede, y debe, ser una “insurgencia pacífica”, legal, democrática, de elevada conciencia social, teniendo como motor del cambio al proletariado (AMLO le llama “el pueblo” y otras veces “los pobres”) y su incidencia no debe circunscribirse a un sólo país, sino al conjunto de las naciones neocolonizadas.

Las opiniones del presidente se centraron a la parte superestructural; en particular, a lo político y al papel de los medios monopólicos de la comunicación, que certeramente identifica como “medios de manipulación. Vale la pena reflexionar sobre los comentarios político-ideológicos de nuestro presidente. Aunque conviene hacer otro tipo de reflexiones, de carácter estructural, relacionadas con las condiciones materiales de soberanía, la política para gestionar el desarrollo y el bienestar social, son motivo de otro artículo.

Daniel Carlos Tognetti le pidió a López Obrador profundizar la afirmación, que días antes dio a Abel Reynoso, de que a los gobiernos progresistas de Argentina (me pareció que se refiere al de Cristina Fernández de Kirchner y a Alberto Fernández) “les faltó decisión, zigzaguearon demasiado” en el trato que han tenido con la oligarquía económica y política nacional de Argentina y con los organismos financieros internacionales, en especial con el Fondo Monetario Internacional. Puede verse, el presidente mexicano aprende rápidamente de sus vivencias nacionales y también se nutre de la experiencia internacional (véanse, sus opiniones vertidas sobre Bolivia, Perú, Argentina, Colombia, Brasil, etc.), representa una autocrítica del movimiento de transformación y emancipación de América al patrón de crecimiento económico neoliberal y sus efectos.

Desde esta perspectiva, es notorio que la llamada Cuarta Transformación de México es un serio proceso de transformación progresista que, a su manera, también han estado intentando otras naciones y que, como lo señaló Ricardo Belmont y luego Daniel Reynoso, todas las fuerzas progresistas de América (y seguro que también la derecha) tienen la mirada puesta en México y en su presidente AMLO como referentes de la “fórmula” que sigue para llevar a cabo la Cuarta Transformación.

La “fórmula” es sencilla, y nuestro presidente la resume en una pregunta: “¿Cómo es que se puede enfrentar una mafia del poder si no es con el pueblo?”. Para López Obrador el pueblo está conformado por las clases sociales más empobrecidas y ha sido muy congruente en referirse a ellas cuando su lema de campaña, y luego de gobierno, es: “por el bien de todos, primero los pobres”.

En la respuesta a Daniel Carlos Tognetti también señaló que, en el caso de Argentina “es un error creer que El Clarín (periódico de la derecha) va a apoyar un movimiento progresista” y equipara que es como creer que, en México, el periódico Reforma pueda apoyar la Cuarta Transformación: “¿Qué puede esperar el pobre, el desposeído de México del Reforma?”, ambos son medios emblemáticos de la derecha corrupta de sus respectivas naciones.

Está claro que parte de “la fórmula” lopezobradorista se funda en un pueblo con un nivel de conocimiento veraz (conciencia social) impermeabilizada a la embestida enajenante de los monopólicos de comunicación, comportados como medios de manipulación. No se conforman con justificar y encubrir las injusticias sociales; también mienten, falsifican versiones oficiales, tuercen palabras del presidente, inventan noticias falsas, se burlan y mofan con fines de descrédito. Peor, perdieron la cordura y los modales, son verbalmente majaderos, calumniadores, difamadores. Saber lidiar con una derecha hipócrita, corrupta y falsaria ha ayudado al despertar de la conciencia de los desposeídos de México.

Hay instituciones del viejo régimen que, como el INE, el TRIFE, la Suprema Corte de Justicia o el Instituto de la Transparencia, que han sido secuestrados por la dictadura de la oligarquía económica y política de México para obstaculizar la transformación y mantener los privilegios de una clase política y empresarial corrupta que vegeta de las migajas que le proporciona un modelo de sociedad neocolonialista. 

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