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sábado, 27 abril, 2024
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Tortas japonesas

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Por: HERÓN EDUARDO DOMÍNGUEZ • Araceli Rodarte •

Sorpresivamente, durante la semana recién terminada se abstuvieron los gobernadores de dar la nota, lo cual no deja de ser una lástima, habida cuenta el talento proverbial de los antedichos para el sainete, el enredo y sobre todo la comedia negra; empero puntualiza la sabiduría popular que a falta de pan buenas son las tortillas, y al relevo de los jefazos de marras entraron los alcaldes y los legisladores, que en medio de una competencia atroz  han probado fehacientemente que  no cantan mal las rancheras.

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Resulta que el virrey del mar de historias llamado Michoacán dispuso el encarcelamiento de la alcaldesa priísta de Huetamo, Dalia Santana Pineda, no por descontar a los trabajadores a sus órdenes 20 por ciento de sus ingresos en beneficio  de los Caballeros Templarios, y con el mismo propósito extorsionar a los comerciantes y profesionistas asentados en ese municipio, lo que según el alto mando formaba parte de sus atribuciones constitucionales; ni por mantener un tórrido romance con  un sicario de la organización criminal aludida, lo que según el alto mando formaba parte de su vida privada, sino por mandar asesinar a uno de sus múltiples compadres; y es que  al igual que los asistentes al novenario de los Martínez del  famoso corrido, consideró acaso el piadoso comisionado Castillo que matar a un compadre era  ofender al eterno.

Nos encontramos, quienes habitamos este edén provinciano, en un dilema angustioso: no sabemos si creer la versión de Gobierno del Estado, según la cual  gracias al imán que ha resultado nuestra privilegiada entidad para los inversionistas del mundo no sólo el desempleo y la marginación son cosa de un pasado remoto sino  gozamos de una seguridad a la Suiza; y la del gobierno de los Estados Unidos, de acuerdo con la cual no conviene a sus nacionales viajar a nuestro estado, debido a la carencia de seguridad que aquí se padece.

Se trata, evidentemente, de una muestra más de la falta de reciprocidad prevaleciente en las relaciones bilaterales; ya que al gobierno estadunidense le preocupan hasta los posibles resfriados que aquejan a sus ciudadanos en México, mientras al nuestro no sólo le importa un pepino que a los mexicanos exploten, maltraten o asesinen en territorio yanqui, sino basta que un gobierno estatal asesine judicialmente a un chivo expiatorio de nacionalidad mexicana, para que en galano traje charro y caballero en  (poco) brioso corcel un  gober precioso desfile por sus calles para agradecer el favor. ■

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