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jueves, 2 mayo, 2024
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■ La artista imparte talleres en los centros de rehabilitación y readaptación

El arte es bondadoso para reintegrar a las personas a la sociedad: artista textil

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Por: ALEJANDRO ORTEGA NERI •

María Monserrat Hernández López de Lara es una artista textil con más de 17 años de experiencia, que desde 2012 inició un proyecto que ella llama “servicio”, el cual consiste en acudir a centros de rehabilitación y readaptación, tanto en Zacatecas como en el estado de Morelos, a impartir talleres para que quienes están ahí se reencuentren, se reconozcan y se reintegren a esta sociedad, que, en sus palabras, los abandonó. 

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Lo hace sin ningún interés lucrativo, sino por el hecho de que se siente viva y para devolverle algo a la sociedad, dice a La Jornada Zacatecas. “Empecé en 2012 haciendo un servicio en las cárceles; lo que hacía era que llevaba a los chicos a que armaran algunas piezas de joyería textil y hacia terapias de desarrollo humano, después me di cuenta que había un gran cambio en esas personas y empecé a humanizarlo un poquito más y empecé a invitar a gente para que me apoyara en esta iniciativa después de que la violencia comenzó a crecer en los anexos y en las cárceles, específicamente en Zacatecas y Morelos”.

Monserrat considera que tuvo una educación privilegiada, pues estudió en una escuela en la que le enseñaron arte y desde entonces supo que era gratificante el oficio para dirigir emociones y sentimientos, pero fue un evento familiar relacionado con las drogas, la codependencia y la creciente violencia en Zacatecas lo que la hizo descubrir que a través del arte bordado y el textil había una manera de expresión que utilizó para afrontar dichas situaciones y que le podía dar la posibilidad a las personas, sin importar lo que hayan vivido, de reintegrarse.

“Me di cuenta que todos tenemos la posibilidad y que el arte es una manera muy sutil, muy bondadosa y una nueva forma de encontrare con estas personas, de una manera más amable”, dice desde su casa tapizada de textiles y luz cálida que de pronto se convierte en un oasis.

Para su servicio, Monserrat desarrolla el Método Waldorf que antes utilizó con sus hijos y que aplica un análisis del desarrollo de la personalidad mediante el arte a través de septenios, pues el estudio señala que cada siete años las personas enfrentan un cambio evolutivo tanto físico como biológico y mental. Lo que hace, explica, es que las personas anexadas y privadas de su libertad profundicen en sus primeras etapas de desarrollo en las que, generalmente, encuentran algunos eventos difíciles y traumas y que, a través de la escritura autobiográfica, se pueden hacer cambios, para luego ahondar en la técnica del bordado que, asegura, es una manera de relajación que conduce a un estado de meditación y de concentración.

“Ellos se van reconociendo y se dan cuenta que, a lo mejor, no sufrieron como otras personas un evento fuerte pero sí con una palabra y de acuerdo a la personalidad, entonces van desarrollando su autobiografía y se van dando cuenta quiénes son y por qué tomaron esas decisiones”.

Monserrat se dice convencida del poder curativo y de reconocimiento que tiene el arte textil, pues el haber vivido en la Sierra de Jalisco con la comunidad Wixarika le mostró la importancia de esta herramienta mediante la que ellos manifiestan su mitología, cosmovisión y forma de vida. En ese sentido, considera que el arte es importante en este momento crítico que vive la sociedad, pero se debe direccionar, dice, como un método para que las personas pueden tener un encuentro consigo mismos.

Los casos de éxito son palpables, pues un colaborador suyo estuvo preso en Estados Unidos con una condena larga y en su proceso se dio cuenta que podía rehabilitarse y reintegrarse a la sociedad y comenzó a cambiar sus actitudes para ser liberado tras 26 años de encierro y hoy se ha convertido en un maestro de primaria que comparte mucho con niños, también, como una forma de darle a la sociedad lo que él considera que le quitó. “Le comenté del proyecto y se mostró encantado de compartirle a la gente que puede salir adelante después de haber tenido una vida tan tormentosa”

Juntos continúan con este servicio meramente altruista, sin fines de lucro y sin apoyo de organizaciones, asociaciones, ni gobiernos. “Yo lo hago porque es algo que me hace sentir viva y que me da una gran satisfacción el darle un granito de arena a la sociedad. No hay ningún apoyo ni de gobierno ni de ninguna asociación civil, simplemente de lo que yo hago, de mi arte y de la joyería es como yo cubro mis gastos”

No obstante, considera que sí sería bueno que gobierno y organizaciones voltearan a ver esta forma de readaptación y rehabilitación, y espera esta colaboración se dé en una siguiente etapa, pues la entiende como una obligación social acompañar a toda esa gente que ha sufrido un gran abandono de la sociedad y de los gobiernos mismos. Mientras tanto, Monserrat comparte todas sus experiencias en el perfil de Instagram @aquiespuntosano y se vale del arte textil para ayudar a hombres y mujeres con los sueños encerrados.

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