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viernes, 17 mayo, 2024
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La casa de los desaparecidos

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Por: DANIEL SALAZAR M. •

De muy diversas maneras se conmemoró –el pasado 10 de mayo– el Día de las Madres en México. El hogar, el panteón o el restaurante, fueron los lugares en los que la cultura mexicana dio rienda suelta a una tradición que data ya de más de un siglo.

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No obstante, este 2015 resultó diferente a otros años. Esta vez –ajenos a todo festejo– numerosos grupos de madres en diversos estados de la República (Morelos, Jalisco, Tamaulipas, Michoacán, Veracruz, Sinaloa y el DF), irrumpieron las calles del país para reclamar a los gobiernos la presentación con vida de los hijos desaparecidos. “¿Cómo celebrar el 10 de mayo si nuestros hij@s no están en casa?”.

De igual forma, procedentes de algunos estados, al Distrito Federal llegaron contingentes de madres, abuelas, hermanos y esposas de desaparecidos, para unirse a una marcha que inició en el Monumento a la Madre y que terminó más tarde en el Ángel de la Independencia. Denunciaron desde aquel epicentro nacional, la desaparición forzosa de personas (hijos, esposos, seres queridos…) al mismo tiempo que condenaban la inacción y corrupción de las autoridades. “Las desapariciones no son un caso aislado, son política de Estado”, gritaron transformando la festividad en un día de indignación.

Otras voces les acompañaron: El Comité Eureka, las madres de Juárez, los damnificados de la “guerra contra el narcotráfico” y los comités más recientes de los padres de los 43 estudiantes de Ayotzinapa. Todas esas voces, juntas recordaron al mundo que los desaparecidos de Iguala y de México son más de 43. Bajo el Ángel de Paseo de la Reforma, aún resuena la carta de María Herrera Magdaleno, una madre con 4 hijos desaparecidos: “Nos están matando lentamente. Hay en nuestros hogares muchas sillas vacías… no tenemos nada que festejar”.

En el viejo Puerto de Veracruz, hace tiempo ya que no todo es bello. Frente al Palacio de Gobierno, cientos de mujeres exigían esta vez justicia al gobernador Javier Duarte “¿Nosotras qué festejamos?” –Gritaron– “No sólo fue el dolor de parto… se llevaron a nuestros hijos…”

En otra parte –en Guadalajara– madres, familiares y activistas criticaron al llamado “Operativo Jalisco” del Gobierno Federal, por el hecho de que se limite a intentar desmantelar un cártel sin buscar a los 3 mil desaparecidos que datan del gobierno de Felipe Calderón y que ubican a esa entidad, en el segundo lugar nacional con desaparecidos. “Estamos aquí porque si nosotros no los buscamos, en Jalisco nadie lo hará”.

En Cuernavaca, Morelos, madres de desaparecidos, secuestrados y asesinados, marcharon para exigir a los tres niveles de gobierno que renunciaran, ya que no habían podido garantizar seguridad, justicia, ni paz.

Más al norte, en Nuevo Laredo, Tamaulipas, madres de desaparecidos en operaciones de las Secretarías de Marina y de la Defensa Nacional, así como de la Policía Federal, se plantaron frente a la alcaldía de aquel lugar para exigir información. “Más que un regalo, quiero a mi hijo, quiero saber dónde está, qué le pasó, si está vivo o muerto”, expresó Isabel García de Rico, madre del joven Martín Rico García, detenido en una operación de la Marina el 5 de junio de 2011.”Tenemos testigos de que fueron los marinos, pero ellos no quieren decir qué sucedió; si es un delincuente, que lo metan a la cárcel, pero si es inocente que lo dejen libre, y si ya lo mataron, que me digan dónde está su cuerpo”. (La Jornada).

Nada que celebrar entonces para miles de mujeres mexicanas con hijos, hermanos o esposos desaparecidos. El 10 de mayo se ha convertido en un día de amargura, en un país donde todo indica que el enemigo número uno de la nación, resulta ser el propio gobierno de la República.

“México vive una delincuencia de Estado” –dice Edgardo Buscaglia-. “Si la corrupción política sigue su curso y abre las empresas a estos grupos criminales para que sigan expandiendo sus operaciones y sigan contrabandeando armas desde Asia, Centroamérica y desde Estados Unidos de la manera en que lo hacen, el conflicto armado mexicano va a llegar a proporciones mucho más graves que lo que tiene ahora”.

Este 2015, dio cuenta de la dolorosa forma de conmemorar el Día de las Madres, pero también de que la sociedad mexicana y las organizaciones, han empezado a cobrar conciencia de lo que significa un gobierno hostil a pueblos y tradiciones, y de cómo los medios de comunicación entrelazan su complicidad con el poder, ocultando y tergiversando la realidad de México.

Si no hacemos algo –pronto y firme– las víctimas de la desaparición forzosa continuarán sin recibir atención de las autoridades y, peor aún, sin solución de sus problemas. Lejos de amainar, los crímenes de lesa humanidad continuarán extendiéndose como plaga rebasando lo imaginable y cobrado más y nuevas víctimas. La corrupción política y empresarial -fuente primaria infractora— continuará su marcha de destrucción, permitiendo o fomentando la expansión nacional e internacional de las redes criminales…

México aún no ha tocado fondo. La Casa del Sol y de la Luna, está trocándose en Casa de los desaparecidos. ■

 

www.prt.org.mx / [email protected]

 

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