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viernes, 3 mayo, 2024
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Identidad designada

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Por: REYNA EDITH ESCALANTE OLIVÁN •

La Gualdra 304 / Río de palabras

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Mi niño busca en cada imagen, en cada concepto, el reflejo de su ser. Poco a poco define el color que es más agradable a su vista, la comida que disfruta mejor su paladar, la tela que cortada de cierta forma le sienta perfecto a cada movimiento de su cuerpo. Pero ha escuchado que el rosa no es para él, que la comida picante debe preferir, que la ropa la eligen por él. Y no sólo eso, le llenan de juguetes de armamento al tiempo que le piden ser pacífico. Incluso sus amistades tienen sexo designado.

Mi niño gusta de hacer tantas cosas; como sentir el viento, girar, gritar y reír tan fuerte hasta caer al piso, pero todo esto no siempre genera una sonrisa en su madre y la felicidad se convierte en angustia e incertidumbre; y entonces la felicidad, no se siente bien. Ingenuamente mi niño busca esa mueca que le dice que con mamá todo anda bien y se vuelve un mimo, un lector de rostros, psicólogo encubierto de sus padres.

Y ahora; mi niño manipula, juega a su favor y finge y exige y chantajea. Pero continúa buscándose (y escondiéndose), en otros tal vez, en la música, en estrellas del espectáculo, viviendo en el contexto del esnobismo, forjando en cada momento la soledad por no ser él mismo.

Mi niño cree que ser felices los cuatro habla de la unión de su familia separada, y trata despectivamente a su madre, pues la “tele” le ha mostrado que así es como se hace porque hombres y mujeres tienen actividades definidas; y se siente afortunado por ser del bando dominante. La duda que prevalece en este momento en su cabeza es sobre la profesión a la que aspira (¿qué voy a ser cuando sea grande?). Las opciones son: militar, policía, sicario, futbolista o bombero.

Mi niño difícilmente acepta un beso de mamá. En la escuela ya sabe qué niña va a ser su novia y cuál en caso de que la primera opción no acepte, porque no es ningún tonto. Del dinero que eventualmente le da su padre, guarda para que la que ya es su chica pueda comprar lo que quiera. Así es como él entiende que se hace.

Mi niño ha crecido y ahora en automático sigue el rol que aprendió. Tiene mujer, hijo, amante, auto, renta casa, trabaja en un lugar haciendo lo que no le gusta recibiendo dinero quincenalmente, da a sus mujeres parte de su salario y el resto lo gasta bebiendo con otras personas que no siempre puede llamar amigos.

Mi niño llora para él cuando nadie lo ve, o cuando ha bebido mucho, recordando la felicidad que le daba correr sin freno, saltar, gritar y ver a su madre sonreír junto a su padre. Piensa en lo genial que habría sido ser bombero al momento que escucha su canción favorita; que no es la de moda o la que escucharía frente a otros, aquella canción que le recuerda a la niña de quién se enamoró y no está más en su vida.

 

https://issuu.com/lajornadazacatecas.com.mx/…/la_gualdra_304

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