La Gualdra 598 / Cine
Morán (Daniel Elías) es un empleado de un banco ubicado en la ciudad de Buenos Aires. Cansado de la rutina en la que se encuentra atrapado, un día toma la decisión de robar la sucursal en la que trabaja. La cantidad de dinero que se lleva es la suma exacta de lo que ganaría si continúa trabajando en ese sitio hasta que llegue su jubilación.
Su lógica es bastante clara, y es finalmente la que le impulsa a llevar a cabo el crimen: son tres años y medio en prisión por el delito de robo, o veinticinco trabajando en el banco. Para concretar dicho plan, Morán se alía con Román (Esteban Bigliardi), uno de sus compañeros de trabajo. Así pues, mientras el primero cumple con su tiempo en prisión, el segundo se encargará de ocultar el dinero robado. Cuando el plazo de condena se haya cumplido, ambos se reencontrarán para dividir el botín.
A primera vista, puede parecer que Los delincuentes (2023), la cinta más reciente del realizador argentino Rodrigo Moreno (Un mundo misterioso, 2011) es una heist movie a la vieja escuela; pero, conforme van avanzando sus escenas, queda claro que precisamente la intención de la cinta es subvertir la estructura convencional de las películas de robos y atracos.
Aquí no es tan importante el dinero robado por los protagonistas, como las reflexiones que surgen a partir de dicho acto. En un largo de tres horas de duración, Moreno reflexiona sobre el concepto de la libertad y de lo que las personas están dispuestas a hacer para alcanzarla. Una idea que bien puede reflejar las inquietudes del país argentino ante las elecciones generales que se celebran casi en paralelo con el estreno de la película, pero que también pueden resonar en diferentes lugares de Latinoamérica dentro de sus propias situaciones políticas.
En ese sentido, la película tiene un estupendo sentido del humor, que reluce en los espacios de carácter administrativo y burocrático. Moreno también utiliza las imágenes de estos lugares como una herramienta de burla e ironía, que reflejan, por un lado, el descontento hacia las instituciones y sus dependencias y, por el otro, el hartazgo hacia el sistema que representan.
En contraparte, el realizador detiene su cámara en los lugares externos a las grandes urbes, y hace que la provincia argentina se vuelva otro personaje. Más allá de idealizar la vida en el campo, el director elabora secuencias de larga duración en estos espacios, donde a primera vista puede no ocurrir nada de relevancia dentro de la historia, pero que, a largo plazo, les plantea a los personajes la posibilidad de encontrar una nueva plenitud en otros horizontes.
Si Los delincuentes se toma su tiempo para observar lo mundano, lo cotidiano y evita los lugares comunes del género, es parte del mismo subtexto de la cinta, sobre aprender a alejarse de normas que ya están establecidas. De tal forma, Moreno postula que las posibilidades del cine, así como las enormes planicies que Morán y Román se detienen a contemplar con asombro, pueden volverse inabarcables.
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