10.8 C
Zacatecas
sábado, 27 abril, 2024
spot_img

‘Pacto de Silencio’, una serie de Netflix… muy para la derecha

Más Leídas

- Publicidad -

Por: CARLOS BELMONTE GREY •

La Gualdra 598 / Series / Streaming / Desayuno en Tiffany’s, mon ku

- Publicidad -

 

En esta columna es raro comentar sobre series -también se debe a que los autores ven pocas series-. Pero esta vez por influencias cercanas nos aventamos un binge-watching (atracón) de una serie que a primera mirada parecía sin nada atractivo.

Se trata de Pacto de Silencio producida por Netflix con las actrices Camila Valero, Kika Édgar, Marimar Vega, Adriana Louvier y Litzy, en los estelares, y creada por José Vicente Spataro. Son 18 capítulos de unos 40 minutos en promedio. La historia, en pocas líneas -dirían los manuales de escritura de guiones-, se trata de una chica que busca a su mamá que la abandonó a su nacimiento en casa de la sirvienta del internado. La famosa madre, en compañía de sus tres mejores amigas hicieron un pacto de nunca develar quién era la madre ni lo que sucedió en una mala noche. La hija la busca desesperadamente más por un sentimiento de venganza que de amor filial.

Con este argumento, simplón, pasarán las aventuras, los obstáculos, las intrigas, las traiciones, los amores y los misterios típicos del cine thriller y detectivesco. La serie está muy muy pegada al formato telenovelero que tiene, como una de sus principales características, ligar cada episodio entre el final de uno y el inicio de otro, siempre cortados por un clímax de suspenso, y hacerlo de una historia toda entrelazada, sin capítulos finales, además de la aparición de intrigas varias de otros personajes, pero siempre con el personaje central a la cabeza.

Las cuatro amigas y la hija sufrirán, amarán y por supuesto, al final, llorarán de felicidad. Y aquí viene el spoiler porque si no lo digo no tiene sentido este texto. Se trata de una serie muy conservadora, de derecha, cuyos personajes femeninos sufren los castigos por haber transgredido los roles de género. Todas las mujeres potencialmente madres terminarán fulminadas, como sucedía en la época de las mujeres fatales: una de ellas abandonada por el marido por infiel; otra abandonada por el marido por alcohólica; otra abandonada por el novio el día de la boda por haber sido muy facilita con varios hombres ocasionales; y otra viuda, por estar vinculada a la ambición del poder político entre hombres políticos -curioso que los colores del partido político son azules-.

Los esquemas de evolución de los personajes se rigen por la linealidad de una narración causa-efecto, con insertos de memorias, y, por tanto, el entendido de que toda acción pasada vuelve al presente y tiene un castigo “divino”.

La serie introduce -por supuesto porque ahora somos muy progres– a un par de parejas homosexuales: un chico con su chico que han sufrido para conseguir una pareja estable monógama y por tanto no pueden dejar pasar la oportunidad de estar juntos; y una joven quinceañera que hace su transición de look el día de sus 15 años ante el espanto de su madre, y que encontrará afortunadamente en el colegio a otra chica lesbiana, parece la única de toda la escuela, y por tanto, por venia fortuita no pueden dejar pasar la oportunidad de estar juntas.

Y para cerrar, la hija está felizmente embarazada y por casarse con su novio de clase social muy humilde. Ambos, a pesar de que ella es ahora un rica influencer vienen de la calle y del amor incondicional de los pobres.

 

 

https://issuu.com/lajornadazacatecas.com.mx/docs/lagualdra598

 

- Publicidad -

Noticias Recomendadas

Últimas Noticias

- Publicidad -
- Publicidad -