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sábado, 18 mayo, 2024
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La necesidad de auténtica oposición: las ventajas del equilibrio

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Por: RAYMUNDO CÁRDENAS VARGAS •

El llamado Pacto por México le costó al país la aprobación de reformas constitucionales que aseguran la continuidad del modelo económico que ha empobrecido a los mexicanos y entregado los recursos (antes estratégicos) al Capital. Pero también le ha costado a los tradicionales partidos  de oposición la simpatía de sus votantes: el PAN se desplomó más de 20 puntos en la última votación nacional y al PRD le costó más de 30 lugares en la Cámara de Diputados. Porque en ese Pacto, ambos partidos fueron sólo como apoyadores de las iniciativas del partido en el gobierno. Las televisoras lograron rescatar su hegemonía que vieron en riesgo con las primeras modificaciones en las reformas a las comunicaciones, pero el PAN vio avanzar una vieja intención política en el cambio de las leyes laborales, mientras el PRD sólo fue usado sin conseguir ninguna petición histórica de este partido, únicamente las dirigencias nacionales obtuvieron algún tipo de ganancias. La hegemonía del PRI fue completa, ya sin oposición no había fuerzas políticas que presentaran resistencia a la pretensión del Ejecutivo federal de cumplir sus compromisos con el capital extranjero y los poderes oscuros del país.

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El núcleo duro del liberalismo es la construcción de formas políticas para la acotación del poder. Es decir, la pregunta de los liberalismos democráticos es cómo hacer para que no existan poderes absolutos, y que todo ejercicio del mismo sea parcial y claramente limitado. Y por ello, se le ocurrió hacer del ejercicio del poder una práctica de equilibrios. De tal manera que la virtud no reside en uno de los actores en cuestión, sino en la circunstancia de equilibrio de fuerzas entre ellos. De tal manera que en forma separada se les pueda juzgar mal a dichos actores, pero al generar una situación de equilibrio los efectos sociales tienden a ser positivos, porque el mutuo control de fuerzas y la competencia entre las mismas obliga a los grupos políticos a comportarse en beneficio de la ciudadanía, en el cuidado de sus libertades y derechos. Sin embargo, el poder siempre tiende al monopolio y a la hegemonía; y cuando logra eliminar la competencia genuina, construye un poder sin restricciones o sin límites. Y eso justamente es el origen de toda tiranía, del tipo que sea. Ahora mismo padecemos la tiranía del neoliberalismo.

En todos los partidos tenemos diversidad de facciones, unas con mayor tendencia a la autonomía respecto al gobierno en turno y otras, por el contrario, con disposición de llegar a “convenientes” acuerdos para sacar ventajas inmediatas. Para los ciudadanos sin partido siempre nos conviene que dirijan aquellos militantes que apuestan por la autonomía de sus institutos políticos y por tanto, promueven los mencionados equilibrios. Así las cosas, desde ese cristal, los ciudadanos independientes vemos con simpatía que se posicione alguien con la trayectoria de Javier Corral en Acción Nacional; al igual, que se desplacen dirigencias como la de los Chuchos en el PRD. Es muy importante que tanto desde el PAN como desde el PRD se mantenga una situación de auténtica oposición al gobierno, porque de esa manera, los mutuos controles entre las fuerzas políticas trabajarán a favor de los ciudadanos.

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