Estoy formando las bases de lo que sería una instancia creada desde la estructura ciudadana, de carácter apartidista y que tiene como propósito fundamental, edificar una sólida educación cívica y democrática que promueva una actuación ciudadana más reflexiva, informada y contundente, tanto en los periodos de elecciones como fuera de estos. Está claro que los ciudadanos podemos direccionar la solución a los problemas que nos son más apremiantes como la inseguridad, la pobreza, el desempleo, la marginación, la migración y la corrupción. Con esta instancia que he denominado: Consejo Ciudadano de Formación y Participación Democrática, podremos formar una nueva generación de ciudadanos que ya no vendan su voto por bultos de cemento, despensas, cobijas y demás dádivas, por el contrario, las y los ciudadanos promoverán debates con los aspirantes a los puestos de elección popular, harán cuestionamientos profundos a los candidatos, analizarán el currículum de determinado personaje, auscultarán su desempeño en los cargos anteriores y, ya favorecidos con la elección, los ciudadanos exigirán por la vía del derecho, la solución de sus justas demandas, determinando así y con elementos fehacientes, la producción legislativa de impacto positivo en la sociedad, la gestión administrativa eficiente en los hechos y las obras, establecerá un panorama estadístico de las administraciones más corruptas o las más honestas, austeras y productivas. Serán los ciudadanos y sus recursos humanos y económicos, los que orienten a los futuros votantes sobre los beneficios reales de votar por tal o cual partido.
Estaremos así, edificando el segundo piso de la vida democrática, donde los individuos inciden en el diseño de las políticas públicas, de su seguimiento y evaluación, cuidando en todo momento el beneficio de la colectividad por sobre los intereses del gobernante en turno o del personaje que otorga directamente las obras a cambio del famoso y arraigado diezmo. Ya basta de que el pueblo sufra las consecuencias de los malos gobiernos y la ineptitud de los dioses de trienio o sexenio, aquellos que se creen intocables, aquellos que nos ven por debajo de su nariz, aquellos que cierran las puertas a la gente humilde sin saber que desde la madrugada dejan sus comunidades en busca de la solución a sus problemas y sólo encuentran en ocasiones, malos tratos, indiferencia y desesperanza. Estoy plenamente convencido de que necesitamos ver de frente a las autoridades, evaluarlas, aprobarlas o destituirlas antes de que el daño sea mayor al término de su gestión.
De tal suerte, el citado consejo debe darse a la tarea de formar ciudadanos desde la intelectualidad, desde la reflexión y la actuación decidida; debe estar representado en aquellas colonias y comunidades pobres, donde el hambre y la marginación son elementos idóneos para la manipulación política a cambio de las sobras de la inconmensurable riqueza de México; basta de que los mexicanos seamos catalogados en primera, segunda y tercera clase, necesitamos luchar firmemente por la paz perdida, por la justicia y la equidad social; los ciudadanos tendremos como tarea fundamental pasar de las marchas y bloqueo de calles a la gobernanza ciudadana, cerremos filas y edifiquemos una nueva estructura ciudadana que haga pensar a la clase política, que motive que los partidos políticos elijan a sus mejores personajes, con mayor presencia, liderazgo y conocimientos, con experiencia, capacidad y comprobada honradez. Ahora estamos premiando el chapulinismo, a la desfachatez, a la corrupción, a la ineficacia a la falta de identidad partidaria, a la guapura y la ineptitud. Necesitamos que algunas de nuestras mujeres dignifiquen su ciudadanía (algunas lo hacen y muy bien) que asistan a los actos de gobierno para demandar soluciones no para tomarse la foto con el mandatario, así, contrario a que traigan la maquinita de las fotos, traerán la firma de acuerdos y compromisos notariados para la respuesta a sus problemas. No le pongamos a los políticos en bandeja de plata el presente y el futuro de nuestros hijos, no vendamos su seguridad a cambio de raquíticas despensas, dejemos de prostituir la democracia y comencemos a cimentar las columnas del progreso, de la sostenibilidad y de la reconstrucción nacional. ■
*Representante de Zacatecas ante el Consejo Consultivo Nacional para el Desarrollo Sustentable
