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sábado, 18 mayo, 2024
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Realizan presentación del último libro de Armando Haro a modo de homenaje

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Por: ALMA RÍOS •

■ La obra, editada por Texere, conjunta los intereses que en vida tuvo el docente de la UAZ

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Enmacarcado en el primer aniversario luctuoso del docente, artista visual, poeta y ensayista, Armando Haro Márquez, y a modo de homenaje, se presentó este 8 de diciembre en el patio de Rectoría de la UAZ, su libro 3 reflexiones desde la ciencia y la filosofía sobre la física, el arte y la música, editado por Texere.

La obra, dijo Judith Navarro, responsable de edición y producción de la editorial, tiene un contenido relativamente denso, pues conjunta los intereses que en vida tuvo Armando Haro, quien originalmente se formó como ingeniero, se posgraduó en Filosofía e Historia de las Ideas por la Universidad Autónoma de Zacatecas y más tarde se doctoró con la tesis La resonancia de la nada en la música silenciosa de Johan Cage por la UNAM, también en filosofía.

Haro Márquez a la par, incursionó en el grabado dentro del Taller Julio Ruelas y se especializó en distintas áreas del arte visual en el Kala Art Institute de Berkeley en los Estados Unidos; tuvo asimismo un interés por la filosofía zen.

Al momento de su muerte acaecida el 4 de diciembre de 2014 en su domicilio y motivada por un presunto robo, -caso aún no aclarado y concluido mediante una sentencia de el o los responsables-, Haro Márquez se desempeñaba como docente-investigador en las Unidades Académicas de Artes y Diseño Industrial de la UAZ, y mantenía un taller de artes dirigido a jóvenes.

3 reflexiones desde la ciencia y la filosofía sobre la física, el arte y la música no requiere lectores especializados, expuso Judith Navarro, pero sí que piensen y discutan, de modo que puedan cuestionarse si es verdad o no lo que leen.

Así lega de su espíritu en esta obra Armando Haro, quien gustaba abordar “temas que no están en una plática de café de todos los días”, pues “se podía estar hablando del baile de la música electrónica y de repente salía con otro tema que tuviera que ver con el alma o la paz”, esta última también una de sus preocupaciones existenciales.

Cercana al autor, agregó, las discusiones con Armando Haro podían llegar a ser intensas, profundas, escandalosas y hasta acaloradas, pero remataban en risas, “terminaba riéndose porque su risa siempre le ganaba a todo”.

La obra entonces, es una provocación a dejar la comodidad de un pensamiento estandarizado que  coincide sin más cuestionamientos con la convención social.

“Eso se refleja mucho en su libro, estas ganas de decir bueno: pues eso que se dice no es así, esto que se cree que está bien no lo está y esto que se asume por hecho no lo es. Todo el tiempo es una búsqueda de diálogo con otros como él, buscadores de la realidad en muchas realidades, “discutidores”, dice Judith Navarro.

Es la provocación de un neo renacentista, como lo fue este hombre que abrazó la mutidisciplinariedad y la interdisciplinariedad, que se aleja en sus reflexiones filosóficas de decir la última palabra y más bien explora posibilidades. “Y eso lo hace un texto que nos hace pensar, que nos hace discutir con él todo el tiempo”.

Así, la lectura de 3 reflexiones desde la ciencia y la filosofía sobre la física, el arte y la música, no es “ni sencilla, ni cómoda ni divertida” sino por el contrario, justo provocadora, “retadora de ciertos paradigmas, que propone rupturas y esas relaciones escondidas que no todos ven”, dijo Navarro.

La presentación-homenaje del libro se hizo “entre amigos, entre dolientes, que de alguna manera festejamos que se concreta esta voluntad”, añadió luego de destacar que Armando Haro, “no dejó nada pendiente”.

“De alguna manera misteriosa como pasa o como uno quiere creer que pasa cuando la gente muere, uno entiende ciertos hechos como una despedida”, dijo.

De esta manera el autor se había acercado a la editorial para manifestar que el libro estaba ya concluido para que ésta se hiciera cargo de la publicación, y asimismo y apenas un día antes, había hablado con Luis Felipe Jiménez para que hiciera el prólogo y aun encargado a su amigo Alberto Ordaz la ilustración con sus grabados, que reflexiona Judith Navarro, pudo haber hecho el propio Armando Haro, pero los encargó.

Había hablado también con José Manuel Cervantes, coordinador del Consejo de Área de Ingenierías y Tecnologías de la UAZ, para que la obra fuera financiada con recursos del Programa Integral de Fortalecimiento Institucional (PIFI).

Luego de que los involucrados a través de las redes sociales cruzaran la información de estas encomiendas que les heredó de alguna forma Armando Haro, el padre del artista, el ingeniero Manuel Haro, se comunicó con la editorial.

Por su medio se materializó la voluntad del autor, “nos fue ayudando a decidir el texto de la contraportada que se tomó de las palabras de Armando, “él iba diciendo: sí, esto le hubiera gustado, esto no. Esto parece que lo estoy oyendo…cosas en las que él, una de las personas más cercanas pudo ayudarnos”.

Fue también a iniciativa de Manuel Haro que se hizo esta presentación en la que fueron convocados para hacer comentarios el Rector de la Universidad Armando Silva Cháirez, quien envió en su representación a Alfonso Vázquez Sosa, coordinador del Área de Arte y Cultura de la UAZ; también de la Máxima Casa de Estudios en el estado, José Manuel Cervantes, coordinador del Consejo de Área de Ingenierías y Tecnologías.

Asimismo Luis Felipe Jiménez, docente e investigador en la Unidad Académica de Filosofía de la UAZ y quien prologó el libro, y Rebeca Maldonado y Sonia Torres, la primera, quien fuera su asesora de tesis en la UNAM y que junto con Torres, constituiría una de sus amistades entrañables, pues “Armando habló siempre de ellas con una admiración exacerbada, como las personas que se habían hecho su familia y le habían mostrado un camino que él agradecía todo el tiempo”.

Manuel Haro, también informó Judith Navarro, está en vías de constituir una asociación civil que dé continuidad al trabajo que su hijo hacía con el taller de arte dirigido a jóvenes, empeño que recabará fondos, entre otros  medios, con la venta de la carpeta de grabados que realizó para la ilustración del libro, el artista y amigo del autor, Alberto Ordaz.

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