19.8 C
Zacatecas
domingo, 19 mayo, 2024
spot_img

Antologías: la gran estafa (segunda parte)

■ Para todos los talleristas de literatura del programa TAOC.

Más Leídas

- Publicidad -

Por: ÓSCAR GARDUÑO NÁJERA •

Total, que con muchos esfuerzos mandabas tu texto, pasaban unos días y te llegaba un mensaje donde te felicitaban por tu texto (“marcará tendencia en la literatura no mexicana, sino universal”) y, una vez que te felicitaban lo mismo que si fuese tu cumpleaños, al final te decían, en letras más pequeñas, que para estar en la antología debías aportar cierta cantidad de dinero. Parece mentira, pero yo conozco a amigos que sí pagaban, que depositaban la cantidad en la cuenta que se les decía y que luego claro que les cumplían: salían unas antologías mal editadas, mal hechas, casi como para el kilo, cuya edición seguramente al que convocaba le había salido baratísima (porque además sus cómplices eran algunas imprentas) y lo que debía haber sido una antología decente se convertía en la gran estafa: un buen negocio que hasta la fecha se encuentra uno de remate en algunas librerías. 

- Publicidad -

Para suerte nuestra hubo muchos que se empezaron a quejar y que denunciaban a los que convocaban, por lo que repentinamente cerraban sus cuentas de redes sociales y desaparecían del mundo, no así sus malísimas antologías. 

A mí en una ocasión me llegó un correo donde me decían que había sido seleccionado para participar en una antología (no recuerdo ahora el tema) debido a “mi gran talento y prosa”; me pedían contestar el correo con algunos datos y a la vuelta recibiría más información: me emocioné porque al fin se reconocía mi talento literario y porque le iba a presumir a mi madre que su hijo no era un inútil ser despreciable; caí, deposité el dinero en la cuenta (con trabajos lo junté) y nunca supe nada de la antología. Así que no se crea que hablo sin conocimiento de causa.  

Hay otro tipo de antologías: las que se hacen entre amigos. De alguna forma a mí me parecen las más divertidas. Nos juntamos en una cantina, nos embriagamos (es requisito para votar por el tema de la antología) y decidimos hacer una antología acerca del tema que gane en la mesa lo mismo que una partida de dominó. Y escribimos acerca del tema. Obvio nadie revisa los textos, no hay selección, entran todos los amigos (al menos los de la cantina) y sacamos la antología con bombo y platillo luego de anunciar que la introducción está a cargo de tal autor (siempre hay autores famosos que se prestan a estas estafas), quien justifica cada uno de los trabajos. Este tipo de antologías también son una gran estafa. 

Luego están las que hacen algunas editoriales independientes, luego están las que hacen algunos autores que se sienten con todo el derecho de decirnos cuáles son los autores que más les gustan (como si nos importara), luego están las que surgen por generación espontánea porque su edición es todo un misterio, no se sabe nada de los autores ni de la selección, luego están los que convocan a autores, sacan la antología y terminan haciendo negocio porque tú no llegas a ver ni un ejemplar de la antología y ellos la promueven en colegios (con maestros que son cómplices) y la venden a buen precio. Y hay muchos más ejemplos, el espacio aquí es corto para señalarlas. 

En la selección que yo hice para la antología que se me encargó procuré darle atención a ciertos parámetros que iban desde el lugar donde se editaba la antología, el por qué se editaba (este era uno de los puntos más importantes), hasta el talento de los seleccionados (había, por ejemplo, niños de cinco años con… ¡poemas!), sin dejar de lado los obligados agradecimientos a las instituciones, la ciudad de México y hasta al policía de la entrada o al gran impresor. 

Hasta ahora desconozco la antología y tampoco es algo que me preocupe luego de que algunos talleristas, como ya señalé, me indicaron que muchos de los textos que presentaron habían quedado fuera cuando a mí me consta que tenían la calidad literaria para estar en la antología. Me quedó claro un punto: la calidad literaria no fue uno de los requisitos para estar en la antología. Y eso es lamentable, más cuando hablamos de usuarios de talleres literarios. En fin. Esto da también para otra entrega. 

Viene mi gran remate: lo que les cuento va con cierto resentimiento hacia las antologías, es cierto, y les tengo que hacer una confesión final: yo mismo he participado en más de tres antologías, no tengo ningún ejemplar, los editores desaparecieron (el último de ellos me quiso vender un solo ejemplar, el mío), junto con las editoriales, y me dejaron con la creencia de que soy una “joven” promesa de la literatura mexicana por estar en esa antología y junto a esos autores, así que (el chiste es de Daniel Espartaco): naces, publicas en una antología y mueres.       

- Publicidad -

Noticias Recomendadas

Últimas Noticias

- Publicidad -
- Publicidad -