Luego de implementarse el proyecto educativo de “La Nueva Escuela Mexicana”, directivos y profesores están sobredimensionando los aspectos burocráticos de la formación docente y hay un excedente de acciones para capacitarlos, opinó David Eduardo Rivera Salinas, maestro de la Unidad Académica de Docencia Superior de la Benemérita Universidad Autónoma de Zacatecas (BUAZ).
En ese sentido, indicó que los docentes deben ser agentes activos de la transformación social, pero no porque lo imponga un proyecto educativo, sino porque es parte de sus funciones.
“Lo que no nos dicen, porque no está allá, sino en nosotros, es la posibilidad de cambiar desde nuestros propios repertorios culturales, es decir, desde lo que somos. Más que pensar en temas que nos imponen, nosotros marquemos la agenda que le interese porque sabe que es el que debe trabajar con los estudiantes”, dijo.
Refirió que todos los alumnos piensan diferente y tienen muchas formas de ver la vida, debido a que detrás traen una historia quizá de pobreza, marginación, desesperanza, desempleo, precarización, y entonces los docentes deben tener la iniciativa de trabajar de manera autónoma con base en esas condiciones.
De acuerdo con Rivera Salinas, se trata de “una práctica docente autónoma, autogestiva, una práctica radical entendida como ese esfuerzo por hallar allá, donde existe se supone el conocimiento como parte de una realidad que no conocemos y raerlos hacia acá, y una práctica autocrítica, que uno se someta a sí mismo al escrutinio necesario”, explicó.
Puntualizó que no demerita los procesos de formación ni los planes y programas de estudio, sino que la práctica educativa es “un gran espejo que uno logra traspasar” y el objetivo final debe ser que los alumnos sean un poco felices al terminar las clases.
Por tanto, consideró que los docentes deben ser más activos para transformarse en otro, pues es en la escuela donde se les provee representaciones y significaciones a los estudiantes, generalmente con el propósito de configurarlos por la vía de la coacción o del consenso.
Según Rivera Salinas, “tal vez aquí el discurso dominante introduciría el término transformarla como sucede en los últimos años, aunque eso de cambiar la forma al mundo no debe confundirse con un pase automático desde un estado actual deplorable hacia un estado futuro siempre mítico e idealizado”.
Concluyó que ese es un pasaje que acompaña procesos de formación docente en donde desaparece el sujeto que observa y que transforma la realidad mediante su práctica y se hace abstracción de su trayectoria real, concreta y objetiva en la que es el propio sujeto el que es transformado.
