Entre las modalidades del hostigamiento o acoso sexual existe la variante cibernética. Sonia Félix Cherit, artista visual, gestora y promotora cultural y activista feminista, habló con La Jornada Zacatecas sobre un caso del que tuvo conocimiento y que denunció hace ya años en redes sociales.
El asunto, que se desarrolló en el entorno de la comunidad artística local, la hizo objeto de agresiones verbales e incluso amenazas, mientras que el presunto agresor goza de impunidad debido a los huecos legales, y pareciera, también gracias a la protección de políticos, probablemente generada a partir de un círculo de complicidad.
En años recientes se han lanzado campañas y producido movimientos que denuncian el acoso sexual a nivel global. Desde América Latina surgió como una etiqueta la iniciativa Mi primer acoso mediante la cual las mujeres en redes sociales compartieron sus experiencias primigenias respecto de esta forma de violencia.
Y persisten los ecos de la polémica generada por Me Too, la campaña de denuncia sobre acosos y abusos sexuales ocurridos en Hollywood, fundamentalmente contra mujeres, niños y niñas dedicados a la actuación, que tuvo en México también una respuesta dentro del ambiente del espectáculo.
Sonia Félix fue víctima de acoso sexual en la infancia en reiteradas ocasiones. Habla de su experiencia para exponer “cómo ellos reinterpretan una violencia tan fuerte”.
Refiere una discusión con otro artista visual que hace años le dijo que “si no hubiera sido por todos esos acosos, lo mal que me fue, no habría logrado ser la Sonia que ahora soy, que yo no sería ser tan grande. No quiero ser arrogante, pero así lo expresó”.
La conclusión de su interlocutor era que Sonia Félix Cherit es “fuerte y lista” porque fue acosada. “Entonces casi le tienes que agradecer a la vida porque fuiste violentada de niña”.
De esa controversia surgió su obra “Los frutos de las piedras” que exhibe a mujeres saliendo de tumbas con el mensaje: “obtuviste un beneficio, te mataron, ya eres parte de la tierra y de tu cuerpo nacen flores”.
La artista sostiene que lo que ocurre con alguien que fue víctima de violencia sexual no es que convierta algo negativo en positivo.
“Eso no es. Simplemente es sobrevivir y tratar de salir adelante como ser individual y sin complejos”.
Acota que no todas las personas lo logran, no la mayoría. “Y siguen siendo víctimas toda su vida, es lo más trágico”, pues establecen a lo largo de su existencia relaciones enfermizas en las que es común que se reitere el abuso.
“Es una carga para una, pero yo ya la superé en todos sentidos”. Por ello no se retrae cuando tiene conocimiento de un caso de estos, ante los que se define totalmente intolerante.
Hace cuatro o cinco años se enteró por primera vez que un fotógrafo local le había enviado a una amiga suya imágenes zoofílicas y mensajes sexuales que perturbaron a la persona, quien eliminó los materiales y bloqueó la cuenta de Facebook del agresor.
La interpretación que hizo Sonia Félix del acontecimiento fue que era una broma de mal gusto, pero cambió su percepción cuando se enteró de un segundo caso, y otros más.
En total refiere que de manera personal y directa se dio cuenta de que habrían sido agredidas así, unas 50 mujeres, que además pertenecían a todo tipo de estratos y profesiones, lo mismo eran abogadas, periodistas, académicas y militantes feministas, algunas con posgrados.
“Yo creo también que tenía que ver mucho que no estuvieran del todo involucradas en un puesto más o menos de poder (…) las que lo tenían en la prensa como artistas o dirigentes como en mi caso, no nos tocó esa experiencia con él”.
El patrón de comportamiento del agresor era revisar sus perfiles y utilizar la información que ofrecían en ellos para comunicarse de manera específica con las víctimas.
En algún momento, Sonia Félix decidió exponer el asunto en su perfil de Facebook sin mencionar el nombre de la persona, pero sí señalando que pertenecía a una agrupación de artistas local.
La acción generó que muchas mujeres le enviaran mensajes por inbox reiterando que habían recibido mensajes similares en sus cuentas de la red social.
“Me escribieron, oye Sonia me acuerdo que hace mucho publicaste en muro, pero lo borraste, una denuncia…fíjate que a mí fulanito de tal me está acosando por inbox. Y yo me acuerdo perfectamente que tú dijiste que era un fotógrafo y este es un fotógrafo”.
Uno de los mensajes también provino de un colega del presunto agresor que se mostraba preocupado por cómo afectarían las denuncias a la persona que estaba enviando los mensajes a las mujeres.
“Y ahí sentí que él era parte de los protectores de este tipo porque intervino”, dice, tratando de enterarse si ella conocía cómo se llamaba.
Tiempo después la misma persona volvería a escribirle para insistir en la defensa de su colega refiriéndose esta vez a él por su nombre y utilizando palabras soeces para agredirla.
“Sí hubo una amenaza. Me dijo que me fuera a la verga y que así me iba a ir. Lo curioso es que cuando lo enfrenté en persona no fue capaz de decirme nada. Se escondió como rata en una panadería para que yo no pudiera reclamarle”.
Esta actitud, según se enteró por las víctimas de los acosos, también era común en el fotógrafo que les enviaba pornografía y mensajes perturbadores a las mujeres, quienes cuando lo enfrentaban en persona obtenían de él una negativa de los hechos, diciéndoles que estaban confundidas, o bien, cuando esperaban que hubiera una explicación de su parte el sujeto se comportaba como si no hubiera pasado nada.
Este en algún momento se comunicó con Sonia Félix también a través de Facebook para decirle que seguramente se refería a él en sus comentarios, pero asegurándole que su cuenta había sido hackeada.
Uno de los hechos que fortaleció las sospechas de que la justificación era mentira, fue que un funcionario público le mostró a Félix Cherit un paquete de postales de desnudos femeninos para preguntarle si consideraba que eso era “arte”. La respuesta de la artista fue que eran pornografía. Eran fotos tomadas por el presunto agresor.
El fotógrafo obtuvo respaldo en algunas instituciones para realizar exposiciones y uno de sus proyectos recibió recursos federales gestionados por un legislador actualmente en funciones en la Cámara de Diputados.
Sólo una de las alrededor de 50 mujeres acudió a la Procuraduría General de Justicia del Estado con la intención de interponer una denuncia por estos hechos. Así se enteró que existen huecos legales para perseguir este tipo de delitos cibernéticos.
El acoso que inició en Facebook también derivó en un presunto intento de violación a una mujer, y un caso de acoso directo contra otra, a quien seguía a todas partes tomándole imágenes sin que se diera cuenta para luego enviárselas con mensajes perturbadores.
“Se las enviaba acompañadas de textos bastante fuertes al grado que ella tuvo tanto miedo que tuvo que salir del estado para poder vivir tranquila porque ya era demasiada la cosa”.
En este caso dijo Sonia Félix Chérit, prevaleció el miedo y la vergüenza que provoca en las victimas el hostigamiento sexual.
“A pesar de doctorados tienen miedo de caer en el ridículo, muchas son feministas o gente estudiada, temen ser ridiculizadas”, pues socialmente sigue pesando la culpabilización que recae en las victimas y las avergüenza.