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domingo, 19 mayo, 2024
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Por: SOCORRO MARTÍNEZ ORTIZ •

Tragedia religiosa

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Como la ocurrida en Mazapil el miércoles 29 del pasado mes,  se han presentado tragedias de lamentables consecuencias.  Ha ocurrido por ejemplo, que autobuses que transportan peregrinos sufren accidentes mortales, incluso en muchas ocasiones provocados por desgajamientos de cerros o derrumbes atribuidos a las características del terreno.

Aquí en Zacatecas hace años ocurrió otra. Al finalizar el barrio de “La Pinta”,  se realizaba un desfile de las morismas de Bracho, y sobre el puente de “El Paseo Díaz Ordaz”, un camión de la ruta 5 circulaba sin frenos y  arrolló a decenas de personas que participaban en esas festividades.

Hay peregrinaciones de fieles creyentes de la Virgen de Guadalupe; de la Virgen de San Juan de los Lagos. En nuestro Estado, destacan la de San Judas Tadeo, en Villanueva; la de la Virgen del Patrocinio, en la Bufa; la del Santo Niño de Atocha, en Plateros. En la ciudad, también la  de la Virgen de Guadalupe; la del Sagrado Corazón de Jesús, etc.

Ninguno de los participantes incurren en conductas ilícitas, porque toda persona tiene derecho a la libertad de convicciones éticas, de conciencia y de religión, y a tener o adoptar, en su caso, la de su agrado. Esta libertad incluye el derecho de participar, individual o colectivamente, tanto en público como en privado, en las ceremonias, devociones o actos de culto respectivo, siempre que no constituyan un delito o faltas penados por la ley. Además, nadie podrá utilizar los actos públicos de expresión de esta libertad con fines políticos, de proselitismo o de propaganda política.

Los actos religiosos de culto público, se celebrarán ordinariamente en los templos. Los que extraordinariamente, llegaran a celebrarse fuera de éstos, se sujetarán a la ley reglamentaria correspondiente.

Entendida así la situación del derecho de la libertad de culto en México, es de considerar que en la ley respectiva, se establezca la forma en que deberán organizarse las peregrinaciones, porque como eventos públicos que se realizan extraordinariamente fuera de los templos, significa en un momento dado, que se podrían señalar las rutas a seguir por los peregrinos; indicar si es  que se requiere, la presencia de Agentes de Tránsito y Vialidad para resguardar y vigilar la procesión, o por lo menos, que se vea la necesidad de cerrar el tráfico vehicular mientras dure el evento. La falta de esta reglamentación, aunada a las malas condiciones de los vehículos de cualquier tipo que circulan por el lugar, así como a la irresponsabilidad e inexperiencia de los conductores, provocan accidentes de la dimensión del ocurrido en Mazapil, y en el que al parecer, como en muchos otros casos, prevalece la impunidad.

Ciertamente que el Estado se encuentra impedido para interferir en los asuntos eclesiástico acorde con el mandato del artículo 130 de la CPEUM, pero las autoridades de ese carácter, tienen alguna responsabilidad, ya que deben prestar asesoría y organizar todos los eventos religiosos a través de los sacerdotes, porque no pueden evadir una obligación impuesta desde el momento en que como párrocos, son los encargados de los templos. No pueden entonces, decirse y sentirse ajenos a lo que hace la comunidad.

Mazapil, es uno de los municipios del semidesierto zacatecano cuyos habitantes  viven en condición de pobreza, por tal motivo, no se puede permitir ni tampoco se justifica que personas vulnerables, sean abandonadas a su suerte por las autoridades públicas y eclesiásticas. Es un hecho que no se puede atribuir responsabilidad de accidentes a ninguna autoridad, como la tragedia ocurrida en Mazapil,  pero sí les corresponde, a las eclesiásticas,  prevenirlos mediante la organización de los eventos dentro y  fuera de los templos mediante la  asesoraría que puedan darle a los creyentes.

Fíjese usted, la irresponsabilidad de las autoridades es grave: entre el sábado 25 y el domingo 26 del pasado julio, habitantes de San Pablo del Monte, Tlaxcala, derribaron con todo y maquinaria pesada, una capilla del siglo 18  que se encontraba ubicada en el Barrio de El Cristo.  A pesar de que los habitantes afirman que los mayordomos encabezaron la destrucción, el párroco ha señalado que desconoce los hechos porque nadie le informó de ellos. Sin embargo, por lo pronto el INAH ya presentó ante la PGR  la denuncia correspondiente en contra de quien resulte responsable.

Debe haber alguien que responda por este suceso, porque no se puede justificar tanta ignorancia al demoler  monumentos  históricos en México tan emblemáticos y que datan de siglos, sin que nadie, ninguna autoridad ni eclesiástica ni civil se dé por enterada.  Esto, nos trae al recuerdo la ausencia de los maestros de  educación pre escolar, primaria, media básica y media superior.   ¿Qué hacen ellos en esos municipios y comunidades del Estado de Tlaxcala como en muchos otros? Existe una materia que se llama Historia y supongo que en ella, se encuentran temas alusivos. ¿Cómo la imparten? ¿Usted que puede pensar?

¿Pudieran fijarse rutas para llevar a cabo las peregrinaciones? ¿Puede establecerse algo similar a lo que se indica para las callejoneadas en Zacatecas? Todo sea para evitar que los peregrinos se vean expuestos a mayores riesgos.

Ojalá sí se pudiera. ■

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