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sábado, 18 mayo, 2024
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Brechas y Berenjenal

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Por: RENÉ LARA RAMOS •

En Europa, en el mundo, se abren brechas. Antes fue en España, ahora toca a los griegos transitar múltiples riesgos que decidieron aceptar, controlar y enfrentar: políticos y económicos. De modo tan fundamental, como lo mostraron las concentraciones masivas que culminaron el domingo en las urnas con el triunfo del: ¡NO!

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¿A qué se dijo ¡NO! con el plebiscito? A aquello que los aqueja: la miseria neoliberal y la ingente voracidad del capital que la acompaña. Al día de hoy su confrontación política con los excesos del neoliberalismo esperan sea tan decisiva, como su afán por controlar los problemas económicos para ampliar, defender y desarrollar una democracia que les facilite superar la situación de miseria a que hoy los fuerza el mercado y su manejo neoliberal. De ninguna manera está en la mente de los griegos “salir” de Europa. Al contrario, sus acciones políticas son para estar y vivir en ella, con dignidad humana, al nivel del pueblo: nada más y nada menos. Los griegos no tienen en mente romper los “puentes” con Europa, sino fortalecerlos, transitarlos, construir los que falten para estar y vivir en ella, con dignidad humana, a la que ¡NO! van a renunciar.

Hasta los magnates griegos y sus eventuales hombres de paja o fieras con piel de oveja, tienen que elegir: corregir sus abusos financieros o enfrentar las consecuencias. Podrán controlar algunas y someterán sus excesos a la regulación requerida por el control de daños, entre ellas: no obstruir, sino respetar o asumir la política para reconstruir las condiciones mínimas para que el pueblo griego pueda llevar una vida humana. Se les observa: En qué lado van a actuar políticamente los riquillos desde su posición preponderante económica que los ha llevado incluso a abusar de los recursos “frescos” destinados al rescate de Grecia en su conjunto, al preferir mejor sanear con ellos sus bancos, en vez de contribuir a facilitar o no estorbar el operar financiero de la política de fortalecimiento interno de la economía, requerida por el pueblo griego.

En Alemania se incurrió en excesos, unos líderes consideraron que el plebiscito realizado, rompía todos los puentes con Europa. El vicecanciller Sigmar Gabriel veía “difícilmente imaginable” retomar las negociaciones con Grecia y si se votaba: ¡NO! los griegos deberían introducir otra moneda.

Los griegos no pedían ayuda, sino respeto a su situación de postración económica y a sus esfuerzos por superarla, en principio, políticamente. El dinero en un país lo tienen, controlan o descontrolan los riquillos. Aún el dinero público no escapa a sus sistemas financieros. Por sus bancos pasar y deja algo. Como dueños, se lo prestan y por ellos han pasado recursos para el rescate griego de los que se apropiaron mediante autopagos de servicios o deudas, etc.

Al momento del plebiscito, el tiempo del asunto griego era otro, distinto a como se le quería hacer ver en el corazón financiero de Europa, marcada por el Podemos en España que impulsó e impuso formas civiles y políticas para enfrentar, corregir y enmendar los excesos políticos y económicos neoliberales cometidos, desde los niveles de gobierno y organización cívica más cercanos a la gente, como los municipios, sin necesidad de recurrir a la cúspide económica europea para hacerlo.

Resulta inimaginable: En Alemania, líderes que cuentan con el apoyo del Partido Socialdemócrata, afirmaron que Europa no se dejaría amenazar por un “Gobierno comunista” y que la victoria del no supondría “una clara decisión en contra de la permanencia (de Grecia) en la eurozona”.

Difícil complejidad enfrenta Tsipras, su respaldo político –contundente- tiene origen en la historia reciente padecida por el pueblo griego. La consulta aprueba a Tsipras y reprueba a los amos del dinero. Dilapidadores arbitrarios, beneficiados por rescates anteriores que hundían a Grecia en mayores deudas: deudas que pagaban con deudas, sin beneficio para el país. Va el texto incluido en la papeleta: “¿Debe ser aceptado el borrador de acuerdo que presentaron la Comisión Europea, el Banco Central Europeo y el Fondo Monetario Internacional en el Eurogrupo del 25 de junio y que consta de dos partes, que conforman su propuesta unitaria?” La respuesta fue: ¡NO!

Las condiciones rechazadas para un nuevo rescate eran medidas fiscales y una reforma de pensiones, que se querían imponer al gobierno griego, sin consulta ciudadana. Y Tsipras convocó a consulta, mediante referéndum. Ahora, con más autoridad podrá negociar, se supone, mejores condiciones de financiamiento. Nada asegura que para sus prestamistas, banqueros y acreedores, tenga validez el aval de los ciudadanos griegos. Tsipras va dispuesto a negociar condiciones para un nuevo rescate, condición del BCE para mantener la línea de financiación de emergencia a los bancos helenos.

Jürgen Habermas señala, en “El gobierno de los banqueros”, “La crisis griega es otra prueba de que son los ciudadanos, y no los acreedores, quienes deben decidir sobre el futuro de la UE.” ¿Más claro? ¿Y aquí, quiénes deciden? ■

 

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