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domingo, 19 mayo, 2024
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Laboratorio de Zacatecas: lecciones para la izquierda a 2018

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Por: MARCO ANTONIO TORRES INGUANZO • admin-zenda • Admin •

Podemos usar la experiencia de Zacatecas en su fracaso de construir una gran alianza del llamado campo de las izquierdas, y que produjo el triunfo del PRI, para iluminar el camino nacional de crear un gran bloque político que tenga posibilidades reales de conquistar la presidencia de la república dentro de dos años.

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Si juntamos lo que significa la izquierda (PT, PRD y Morena) suman en total 267 mil votos, y como el PRI obtuvo 240 mil, es factible pensar que en un escenario de verdadera unidad, el triunfo estaría de ese lado. Aunque habría que ver cómo se comportaría Acción Nacional que, en términos globales en Zacatecas, apenas rebasó los 50 mil votos. Muy distinto a la presencia alcanzada en el país, donde ganó siete gubernaturas, y con lo cual, resucita en la pelea por la Presidencia de la República. Con esos números podemos concluir que el PRI pudo haber perdido si la izquierda hubiera sido capaz de construir una alianza seria y amplia. El factor inhibidor estuvo en el PRD y su caos infernal, que lo ha hundido en el fracaso en todo el país. En el resto de la nación, al igual que en Zacatecas, este partido quedó destruido. El mejor indicador fue el municipio de Guadalupe, donde el PRD solía sacar hasta 23 mil votos, y ahora su candidato a la presidencia municipal sacó únicamente seis mil quinientos, y Rafael Flores rozó los 10 mil votos. Los números de la catástrofe perredista. Para que el PRD se enfile nuevamente a la izquierda (ahora mismo está fuera de esta geometría) se requiere que los actores del Pacto terminen fuera de este instituto político.

Hacia 2018, se han enfilado tres bloques electorales: el PAN resucitado, el decaído PRI, y el campo de las izquierdas alrededor de una candidatura fuerte como la de Andrés Manuel. Esta última tiene la Ciudad de México, la zona metropolitana de Guadalajara y el enorme crecimiento en Veracruz, más lo significativo de los otros estados donde no es despreciable su crecimiento. Sin embargo, se debe poner atención en el examen que ofrece Zacatecas: ¿Por qué teniendo los números para derrotar al PRI se perdió con 60 mil votos de diferencia? Por la manera de conducir el proceso de la alianza: al interior del propio Morena, los desprendimientos fueron considerables por efectos de la imposición, el verticalismo y el pacto con caciquismos locales. Como el caso de Guadalupe, donde fue dobleteado (sacó sólo 10 mil votos) por el PRI, por haber puesto el candidato que puso y en las condiciones en que lo puso. Con un candidato realmente competitivo y en alianzas incluyentes hubiera tenido por lo menos otros 10 mil votos. O los 7 mil votos que dejó ir en Loreto por los mismos motivos. En suma, lo que se requiere es que se deben establecer mecanismos horizontales e incluyentes en base a metas programáticas en la construcción de las alianzas. Si López Obrador no cambia su conducta vertical, el campo de las izquierdas será un fracaso. Es decir, el laboratorio de Zacatecas es excelente objeto de análisis para revisar lo que se necesita hacer y dejar de hacer para tener éxito en el proceso de elección presidencial del 2018. De lo contrario, ocurrirá lo mismo que aquí: ganará el PRI o el PAN aun con menos número de simpatizantes.

A parte del método de construcción de alianzas, importan los perfiles y el mensaje programático a los ciudadanos. Se debe abandonar la tentación del control de candidaturas por los círculos concéntricos de las cúpulas dirigentes. En Zacatecas, se pusieron las candidaturas por el círculo de la familia Monreal, y se excluyó a los grupos diversos a estos. Por ejemplo, el equipo político de Morena Guadalupe, quedó plantado tres veces por parte de David Monreal, para llegar a un acuerdo. Era extraño que así actuara cuando fue el equipo con mayor votación en las elecciones intermedias pasadas. Todo por imponer a los candidatos del círculo concéntrico. Deben abrirse los mecanismos y lograr la inclusión de los diversos. Lo mismo ocurrió en otros estados. Las adhesiones que se anunciaron fueron más bien saltos de último momento que no tuvieron tiempo de madurar la inserción. Por lo que muchos casos fueron sólo generales a los que se les dispersó la tropa. Porque no fueron construidos como alianzas con maduración de acuerdos (que impide que se dispersen los simpatizantes), sino como meros saltos de barco antes del hundimiento. Otra lección.

Otro elemento fue la negativa de poner los asuntos programáticos en el centro de la construcción de las alianzas. Así las cosas, al poner como eje de reunión a las personas la coincidencia se hacía muy difícil, porque se obligaba a entrar en condiciones de subordinación de mando. El mensaje a la ciudadanía no fue de para qué se quiere el poder, sino sólo de quitar a otro del mismo. Mensaje que aglutina sólo a los grupos que alcanzan compromisos de reparto de poder, y deja fuera al grueso de los ciudadanos. Estas y otras lecciones deben sacarse en el laboratorio zacatecano para iluminar la manera de generar el gran bloque que se requiere de las izquierdas para 2018. Ya hay un punto de partida, la deconstrucción de las reformas estructurales, sobre todo la energética y educativa. Sin embargo, falta la propuesta en positivo que logre cautivar a la mayoría de los votantes en esto dos años que vienen. ■

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