Tuve la fortuna de ser invitado por el Gobierno de Zapopan Jal., y por nuestra amiga la Presidenta de la Asociación Nacional de Procuradoras, ex procuradoras y, Procuradores y Ex procuradores de Protección de Niñas, Niños y Adolescentes, Lic. Eurídice Paredes Jaramillo, a la presentación del libro: Sanar para crecer y trascender, que constituye una historia real para detener el abuso sexual infantil, dicha obra fue escrita por Dafna Viniegra, mujer de mucha entereza y valor pues narra su propia historia en torno al abuso sexual que sufrió y que la marcó para siempre. Según sus propias palabras, el libro es un relato autobiográfico, un diario de eventos y su propia catarsis. Dafna señala que su texto es la voz de una conciencia que nació a partir de sus errores, un intento por desenmarañar sus adentros, una purga literaria para acomodar en su vida adulta, la violencia psicológica, los abusos sexuales, la exposición a situaciones en donde la presencia de un niño no es imaginable. Dafna resume años a golpe de teclazos, con la esperanza de que, a partir de su experiencia, alguien pueda elegir diferente. Ella, forma parte de una asociación denominada Infancia Libre de Abuso Sexual (ILAS) que tiene como punto de partida el relato de vida de Dafna, con la finalidad de trascender al trauma; juntos han estructurado un programa de prevención primaria al abuso sexual en niñas, niños y adolescentes, lo cual, trabajan conjuntamente con la asociación civil: Reinserta. La labor que realizan es sumamente importante pues buscan consolidar personas que dejen de ser eslabones invisibles de la cadena de abuso sexual, generando incluso, la posibilidad de brindar tratamiento psicológico a los agresores sexuales para cortar de raíz, el origen del abuso sexual. Como todos sabemos, nuestro país registra cifras muy altas en materia de abuso sexual infantil y de acuerdo con el informe de la UNICEF denominado: Panorama Estadístico de la Violencia contra Niñas, Niños y Adolescentes en México, los casos de violencia contra niñas, niños y adolescentes son difícilmente denunciados, ya sea por temor al agresor, a la exposición pública, a la estigmatización, por desconfianza en las autoridades, por desconocimiento de los derechos o bien por la ausencia de mecanismos disponibles y accesibles para reportar y pedir ayuda. Nuestras niñas, niños y adolescentes, enfrentan muchas adversidades a las que no podemos cerrar los ojos pues según la UNICEF, están expuestos a combinaciones de agresiones (gritos, golpes, amenazas y ataques sexuales), es decir, la violencia rara vez ocurre de manera aislada, además, se reconoce que ser víctima de cualquier forma de violencia eleva las probabilidades de sufrir nuevamente otra agresión. Para colmo y como muchas veces sucede, tenemos la figura de la revictimización, identificada como otra forma de violencia que puede ser institucional y ésta ocurre cuando las víctimas o testigos de cualquier forma de violencia, son sometidas a prácticas, protocolos o métodos nocivos para su bienestar. Al respecto, el Consejo de la Judicatura Federal establecía en abril del año pasado que es fundamental la denuncia y la confianza en las autoridades para castigar el abuso sexual infantil, ya que 6 de cada 10 violaciones, se originan en el hogar, por lo que también se requiere agilizar juicios y procedimientos para no desgastar a las víctimas y a sus familiares. Regresando al tema del Libro “Sanar para Crecer y Trascender”, participé en el conversatorio alusivo al tema, conjuntamente con mi amigo el Procurador de Protección de Niñas, Niños y Adolescentes del estado de Querétaro, Mtro. Manuel Hernández Rodríguez, siempre muy atinado con el análisis normativo, a quien reconozco siempre sus puntuales aportaciones y enfoques jurídicos, junto con las autoridades de Zapopan como la Presidenta Municipal Interina, Ana Isaura Amador Nieto, la Presidenta del Patronato del DIF, Michelle Greicha Frangie y otras importantes personalidades, con las cuales hicimos comunión ante los relatos directos de Dafna Viniegra y las demás interlocutoras participantes, mismos que nos rompían el alma y nos llevaban como en mi caso, a saberme con una encomienda tan áspera como delicada, a reconocer lo mucho que tenemos por delante para prevenir el abuso sexual infantil, a reforzar el compromiso con la niñez y adolescencia y, sobre todo, a evitar por todos los medios, el sufrimiento inferido por seres que no debieran pertenecer a la especie humana, por ello, y de todo corazón pedí públicamente perdón a Dafna por todo el daño que ha recibido, ojalá yo hubiera podido hacer más. Ojalá…
