Ha de ser que así es lo correcto comportarse, no sé, pero en mi ciudad cuando la injusticia se presenta, los que la observan bajan la cabeza o miran para otro lado, en mi estado la gente sabe que no hay empleo ni buena forma de subsistencia pero prefieren asegurar lo poco que tienen a intentar algo distinto y libre, saben que el patrón no valora su trabajo pero en vez de exigir un trato justo por lo que hacen prefieren obedecer, no revelarse.
Las personas de mi ciudad ven con desgana el gobierno que les gobierna y sienten hasta asco por tod@s l@s polític@s pero prefieren seguir votando, sea por el mismo u otro color porque primero, todos los partidos lxs han acostumbrado a recibir limosna, a no pensar, a no organizarse, luego, lxs que ya no les creemos no hemos sido capaces de provocar la inquietud por otras formas de organización, más aún no hemos sido capaces de organizarnos.
Y yo tampoco sé por qué esto sucede, pero creo que no está bien.
No está bien que haya tanta violencia en mi ciudad, la violencia que se escucha de las balas y las muertes, la violencia para muchas mujeres que no son tomadas en cuenta, violencia para los jóvenes que no encuentran modo de vivir digno, la violencia para los desposeídos de sus tierras y costumbres entre muchas otras.
No es lo normal acostumbrarnos a vivir oprimidos, a conformarse con las migajas de los que arriba deciden, no es normal ni bueno creer que el menos peor sea el que decida por nosotrxs, pero cómo aprender a tomar decisiones colectivas si no podemos siquiera decidir el propio destino.
En días pasados se llevó a cabo el congreso de ciencias sociales, en él, se desarrollaron temas interesantes puestos en la mesa por diversos académicos, profesores, estudiantes y sabedores del tema. La constante en muchas de las mesas de trabajo y ponencias fue que el actual sistema político y social tiene fallas graves y no promueve ya el desarrollo de las personas, se trata de una ambición desproporcionada por la acumulación de bienes materiales que destruye todo lo que se interpone y que en nada aporta al sano desenvolvimiento de nuestras aptitudes como seres humanos. La educación formal, tan elogiada por aquellos doctores y catedráticos ha demostrado en todos sus niveles –al menos en México- ser una fábrica de obedientes monigotes acríticos que se dedican a tragar datos sin digerir y a memorizar respuestas para un examen revisado por un individuo o institución de dudosa ética que va a decidir arbitrariamente si sirves o no al sistema.
Se repite una y otra vez, comprobado por uno y otro autor con una u otra teoría que el sistema mundial está colapsando y que va en sentido contrario a los objetivos de generar un mundo para todos.
Los zapatistas también han tenido un gran seminario hace algunas semanas, de pensamiento crítico, de movimientos antisistémicos lanzado una provocación: crear espacios de discusión y aprendizaje autónomos que generen, en todos los calendarios y geografías, nuevas estrategias de resistencia y rebeldía ante el sistema capitalista; se presenta una dificultad para lxs que queremos crear una realidad desde abajo y a la izquierda: Primero acomodar las ideas para explicar la obviedad del despojo, la opresión y explotación, que si bien muy obvia, hacen falta conceptos teóricos para entenderla; después descifrar esos conceptos teóricos para entenderla y luego traducir dichos conceptos en acciones que verdaderamente transformen nuestra realidad.
La tormenta que viene es grave, las señales son innegables, la crisis estructural del sistema es ya inevitable, se vive todos los días, es cuestión tan sólo de poner atención de usar el microscopio para las realidades que nos tocan y el telescopio para ver las realidades de muerte que viven en otras geografías, la tormenta que viene no tiene nada que ver o al menos no depende de ningún partido o representante: es una cuestión estructural y que viene destruyendo en efecto dominó todo lo que hasta ahora conocemos como sistema global.
Ahora viene lo verdaderamente complicado. Para nosotros, nosotras, que hemos decidido mantenernos lejos de ese circo al que llaman sistema electoral, se nos presenta el reto de demostrar que en verdad esos colores que hacen pelear a las personas cada tanto, no sirven más que para eso, para dividir, en ocasiones hasta dentro de la misma familia o colonia.
La propuesta es sencilla, pretendemos demostrar que la Libertad y la Justicia es algo que se consigue con esfuerzo individual y colectivo, que no necesitamos de representantes millonarios para vivir en comunidad, son innecesarios todxs esxs que andaban meneando la cola para ver quién les compraba su falsa idea de progreso, ellxs al fin van a regresar a lo oscurito a seguir robando, ya nos dejan en paz y el proceso organizativo puede ahora continuar sin colores.
La resistencia ahora no es porque algún tonto copetón desea tomar el timón de un barco hundiéndose, sino por salvar el mar donde ese barco navega. Es decir, el mundo se encuentra literalmente cayéndose a pedazos, la gente del arriba parece disfrutar destruyendo el mundo, basta ver los proyectos de mineras, eólicas, transgénicos: muerte y destrucción disfrazados de progreso, de modernidad. ■
Y nosotrxs lxs de abajo ¿cómo lo vamos a evitar?
