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sábado, 27 abril, 2024
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La Fiesta de México

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Por: Jorge Humberto De Haro Duarte •

Llegó el gran día que millones de mexicanos estaban esperando. La hora en que los puentes que separan a un gobierno absolutista, voraz y déspota con los que no tienen presencia, los seres invisibles, los pobres, para dejarlo claro, colapsaron ante la masiva participación en las urnas y su decisión de apoyar con su voto al personaje que por más de treinta años ha tratado de aportar para mejorar el país y sacarlo del marasmo neoliberal que propuso y aplicó una economía desastrosa para las expectativas de dos terceras partes de la población.
Las elecciones hicieron el llamado a los votantes para exponer sus preferencias y hay que reconocer que ya no son solo tendencias, los candidatos contendientes reconocieron su derrota y todo parece que indefectiblemente se puede decir que ya hay un presidente electo. Es tiempo de que los que estuvieron en lo álgido de las campañas encuentren en su triunfo o su derrota la bonhomía y presencia de ánimo para comprometerse para ofrecer lo mejor de sí mismo y se pueda transformar al país. Para bien.
Las elecciones en sí fueron todo un fenómeno social. De todo lo largo y ancho del país se reporta una gran respuesta ciudadana y en términos generales la violencia sin fundamento brilló por su ausencia. Probablemente hayan sido más pacíficas que nunca. Bravo, Gente. En lo particular se pudo respirar una convivencia muy civilizada y esto pudiera ser el mensaje más importante que la gran mayoría quiere decir, que se quiere vivir en paz. Al precio que sea, sin miedo ni pereza.
Tuve la curiosidad de echar un ojo al ambiente de las casillas. Todas las personas se veían muy tranquilas llegando a la las urnas, ejerciendo su derecho al voto y los rostros denotaban cierta alegría una vez que se daba el paso. Lo peor o mejor del caso es que parecía que se estaba ejerciendo el derecho a un mensaje masivo no tanto de hartazgo o rabia como muchos analistas tratan de enjaretar a un ejercicio político limpio y espontáneo. Me hizo recordar, toda proporción guardada, los mensajes que la ciudadanía salió a gritar a las calles durante el verano del 68.
Al menos en las urnas de la zona conurbada hubo mucha participación y fue muy grato observar que la mayoría de los miembros de las casillas eran mujeres, en términos generales, y qué decir de los representantes de casillas, igual, la mayoría eran mujeres. Esto es nuevo y permite imaginar si estamos en la antesala de una nueva forma de ver y hacer la política; las mujeres han salido a cuidar el proceso electoral. ¿Hasta dónde y hasta cuándo? Habrá que ver, pero sería genial verlas cuidar hasta el final de los cómputos, la honestidad con que debe llevarse este proceso. Que ningún maldito grupo de maniacos les quiera cambiar los resultados de su trabajo para el beneficio de muy pocos en detrimento de toda la ciudadanía.
Con los resultados que se han generado, los candidatos contendientes han aceptado el triunfo de ya saben quién y su partido. Enhorabuena. Que sea el mensaje que propicie la concordia entre todos los que nos llamamos mexicanos en la búsqueda de un mejor presente para todos los ciudadanos y un futuro promisorio para los que nacimos en estas tierras. Ya nos lo merecemos. Esperemos que pronto se pueda cambiar la imagen y el rumbo del país.
Por lo demás, se comparte un brindis por la gran lección cívica que se ha ejercido en el terreno electoral. Es mejor aspirar al rescate de lo mejor que tenemos los ciudadanos mexicanos que seguir viviendo con lo peorcito del México bronco.
Habrá que pensar en lo mejor de cada uno para con nuestro trabajo honesto y propositivo, las expectativas de una mejor calidad de vida.
Espero que a la hora en que usted esté leyendo estas líneas, estimado lector, la alegría sea infinita si los aguerridos Ratones Verdes son capaces de ponerle las peras a veinticinco a los brasileños y los echan fuera del Mundial de Rusia 2018.

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