Este 21 de septiembre se conmemora a nivel internacional, el Día Mundial de la Paz por instrucciones de la Asamblea General de la ONU en 1981, la aspiración de tener Paz no ha podido resolverse en ningún lugar del planeta, creo que por el contrario, se ha hecho de la guerra un negocio muy lucrativo y lo que prevalece, es un alto grado de inseguridad interna y externa entre los países que debe tomarse en consideración. En principio, los efectos de la Segunda Guerra Mundial entendida por Ernest Mandel en el contexto de la tendencia imperialista por el dominio mundial, cuya importancia radica en el hecho de la acumulación de capital mundial durante todo un periodo. Según Mandel, en un mundo organizado por el capital basado en el estado nación, la guerra es el mecanismo para la solución última de las diferencias, aun cuando el poder militar no es la única forma de presión que un estado capitalista puede utilizar para dominar a sus rivales es, sin embargo, la máxima forma de poder: el uso potencial o real del poder armado para imponer su voluntad es la prueba decisiva de la superioridad de un estado imperialista. Para Mandel, el motor de la Segunda Guerra Mundial fue la mayor necesidad de los estados capitalistas de dominar la economía de todos los continentes mediante inversiones de capital, acuerdos preferenciales de comercio, reglamentaciones monetarias y hegemonía política. El objetivo de la guerra era no sólo la subordinación del mundo menos desarrollado, sino también de otros estados industrializados, fueran enemigos o aliados, a las prioridades de acumulación de capital de una potencia hegemónica. Mayor semejanza con la realidad no hay, así que el peligro de una nueva conflagración mundial está latente. Respecto a los impactos directos de la Segunda Guerra, se tiene el abatimiento de un 3% de la población mundial, muertos en combate, campos de concentración y, de acuerdo Manuel Álvarez Esteban, la mitad de estos caídos eran ciudadanos de a píe; los que sobrevivieron siendo niños, padecen hoy los impactos psicológicos al haber padecido o ser testigos de tanta atrocidad en la guerra, incluso, un estudio epidemiológico concluye que estas personas son más proclives a padecer problemas de salud física o mental y, estadísticamente más propensos a padecer depresión, diabetes y enfermedades cardiovasculares. A lo anterior, debe sumarse la devastación económica y el costo de la reconstrucción de los países involucrados. La guerra constituye un evento que no le conviene a nadie, destruir para construir, matar para vivir y vivir con los estragos de haber padecido un evento de tal naturaleza. Cuando hay una amenaza a la Paz, la ONU hace un llamamiento a las partes en conflicto para que lo solucionen pacíficamente y recomienda métodos de ajuste o condiciones de arreglo; además y tomando como punto de partida el Capítulo VII de la Carta de las Naciones Unidas, el Consejo de Seguridad puede imponer sanciones o incluso autorizar el uso de la fuerza para mantener o restablecer la seguridad internacional. El Consejo también autoriza las operaciones por la Paz o las misiones políticas especiales conscientes de que la manera más efectiva para mitigar el sufrimiento humano, los enormes costos económicos y las secuelas de los conflictos, es evitándolos, de tal suerte, la ONU pone importante atención en prevenir los conflictos, usar atinadamente la diplomacia, los buenos oficios y la mediación. En este contexto, las operaciones de mantenimiento de la Paz constituyen uno de los instrumentos más efectivos para apoyar a los países a hacer la transición de un conflicto a la concordia. En la actualidad, la ONU considera que estas operaciones tienen un carácter multidimensional, ya que también facilitan los procesos políticos, protegen a los civiles y ayudan a los procesos de desarme, desmovilización y reintegración de los excombatientes, además, la ONU apoya los procesos constitucionales y la organización de las elecciones, protegen y promueven los derechos humanos, ayudan a restablecer el Estado de Derecho. En cuanto a la consolidación de la Paz, la ONU se vincula con los países y regiones en sus transiciones de la guerra a la paz, para reducir el riesgo de un reinicio del conflicto y sentar las bases de una paz y un desarrollo duradero, apoyados por la Comisión de Consolidación de la PAZ, entre otros organismos. La Paz debe ser un tema que nos concierne a todos, mayormente ahora que Estados Unidos y su política racista ha demostrado que el fin no es el ser humano, es el capital y su extensión lo más ampliamente posible, ya por el otro lado también se ocupa de líderes que hagan frente a los embates imperialistas y de pueblos que motiven paz y acciones concretas. ■
*Integrante del Consejo Mundial para la
Defensa de los Derechos Humanos y
Secretario General del Consejo Zacatecano
de Protección al Ambiente
