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lunes, 18 marzo, 2024
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■ Alba de Papel El Festival dentro del Centro Histórico

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Por: ALMA RITA DIAZ CONTRERAS •

A los pendientes por resolver sobre la instrumentación de políticas de vivienda, habitabilidad, planeación, gestión participativa y la sustentabilidad del espacio público del Centro Histórico de Zacatecas, se suma una inminente revisión de la inserción del Festival Cultural para su desconcentración, ante la imposibilidad de caminarlo y disfrutarlo en forma adecuada.

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Cierto es que hay un reclamo generalizado por la falta de actividad cultural los fines de semana – que ha sido remplazada por los payasos-, que pareciera que el trabajo del organismo mayor de cultura en la Entidad está orientado a la realización de grandes eventos y de aquellos que la federación envía, pero de golpe el Festival Cultural satura el espacio público: es tortuoso para el peatón que se convierte en paseante y es imposible el tráfico vehicular de particulares y servicios de taxi que por anticipado forman un perímetro para no acercarse al centro y padecer el caos, que no la fiesta de la cultura que debiera suponer.

En estricta justicia, es innegable el esfuerzo que realizan las autoridades estatales por hacer valer el acceso de la población al disfrute de la cultura expresada en un abanico de opciones artísticas, con predominio de la música de distinta tonalidad y sustrato, y en menor escala, teatro, literatura, danza y artes populares, pero claramente se ve, que tanto el festival como el centro han sido rebasados en su organización y articulación.

En un diagnóstico preliminar, muchos son los factores que influyen en esta situación: por ejemplo, la carta programática, tiene espectáculos que perfectamente pudieron canalizarse a las instalaciones de la feria y aprovechar lugares nuevos como la Explanada de la Bufa, el Centro de Convenciones, el Teatro “Ramón López Velarde” y a futuro, considerar la recuperación del Centro Cultural “Toma de Zacatecas” , que si bien su construcción obedeció a un capricho narcisista de la administración pasada, justo sería que una decisión inteligente de quienes hoy la encabezan, se sumara a la endeble infraestructura cultural del Estado (Muy débil por cierto, para reiterarlo como una señal de alerta, sin una política para su implementación, no sólo en la Capital sino en los municipios que con urgencia la necesitan, donde algunos de ellos, como Fresnillo, Jalpa, Juan Aldama, Pinos y Teúl de González Ortega se empeñan con gran mérito para salir adelante).

Un análisis de los perfiles de los museos, plazas, callejones, parques y alameda, arrojarían cierta luz en la programación, así como poner en perspectiva el uso del edificio de gobierno que está subutilizado, a pesar del trabajo que hizo la Crónica del Estado por reactivarlo y que tuvo que suprimir cuando el Jefe del Poder Ejecutivo decidió instalarse en la Casa de los perros. Asimismo, el edificio del poder judicial que está enfrente y el patio del Obispado, entre otras edificaciones.

Sin dudarlo, quizá el mayor reto lo presente Plaza de Armas y como reposición, bueno sería examinar su desconcentración a otros lugares de la periferia, incluso a municipios, si la programación se diera a conocer con cinco o seis meses de anticipación, tomando en cuenta que el turismo que llega a Zacatecas en Semana Santa y de Pascua es turismo familiar o doméstico que al llegar se encuentra con la maravillosa sorpresa de que hay un festival.

Aquí cabría preguntar sobre la participación de la Secretaría de Turismo, si tiene más recursos que Cultura (lo cual es absurdo, ya que sin cultura no hay turismo), cuál es su política de sostén y de participación estratégica en su consecución?… Y el municipio de Zacatecas, más allá de los puntos de su jurisdicción, cómo se ha insertado en la planeación y proyección del más importante festival que se realiza y que además es el pilar que dio origen a la actividad turística de la Capital y del Estado mismo?…

Y la iniciativa privada contenida en hoteles y restaurantes, cómo asumen su compromiso de calidad total en los servicios que otorgan?.. Cómo dato, en el pasado, ante la permanente situación de crisis financiera, daban habitaciones y comidas gratuitas a grupos y artistas, para sostener la realización del Festival.

De 2005 a 2010, en la exhibición y venta de artesanía local, no había posibilidad de participación para comerciantes que compraban y traían sus objetos de otros estados del País, debían comprobar que eran artesanos a través de su historia personal y su técnica, hoy lo que se ve es una galimatía, muy difícil de erradicar porque es un derecho de esas personas contar con un puesto para venta., porque esta fecha representa una gran oportunidad, no sólo para artesanos, sino para todos los comerciantes formales instalados en el Centro Histórico.

Y del papel del transporte público, agencias de viajes, central de camiones, seguridad pública, abastecimiento de agua, baños públicos, bancas para sentarse que no sean escalones o escalinatas, más la venta de antojitos y de restaurantes express, fuera de pagar su plaza, cómo se alinean a un plan encaminado a convertir a Zacatecas en la capital del turismo cultural?….

Las preguntas están en aire y las respuestas, en la gestión, basada en un diagnóstico que se traduzca en un proyecto a largo plazo para Zacatecas, con participación y sentido democrático, con orden y planeación a futuro, sin protagonismos.

Este texto, va con reconocimiento a cada uno de los trabajadores, mandos medios y algunos directivos que hacen posible el Festival, así como a los estudiantes de la Benemérita Universidad Autónoma de Zacatecas y otros centros educativos que sin compensación alguna, hacen sus prácticas o prestan su servicio social y son la cara amable que da la bienvenida a la gran fiesta de la identidad y la cultura zacatecana.
Ánimo y fortaleza para todos. ■

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