La Gualdra 377 / Río de palabras
Que el día de nuestra muerte despertaremos del sueño
para entrontrarnos de frente con nuestros antepasado.
Lisa Owen
Él despertó súbitamente, con el grito sin grito. El cuerpo empapado en sudor y un escalofrío que le hacía temblar. No recordaba ni una pizca de la pesadilla. No pudo volver a conciliar el sueño. Permaneció ovillado con los ojos cerrados. Cuando amaneció la boca le sabía a cobre. Del cuerpo se le desprendía un olor agrio. Al final de la jornada, del día, se dio cuenta de que esa noche había quedado vacío, hueco.