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viernes, 26 abril, 2024
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La economía mexicana ha estado en bancarrota desde hace tiempo

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Por: ARTURO HUERTA GONZÁLEZ •

Una empresa o país cae en bancarrota cuando no puede hacer frente a sus obligaciones de pago. Es decir, cuando no tiene dinero para pagar sus deudas. Y esto le ha acontecido al país desde hace muchos años. Si la economía enfrenta crecientes niveles de endeudamiento, tanto público como del sector privado, y mantiene bajo crecimiento económico, es porque la deuda no ha sido para aumentar la inversión (ya que ésta no ha crecido), sino para pagar la deuda. La dinámica económica no genera los ingresos suficientes para pagar deuda, evidenciando el problema de insolvencia permanente al cual nos han llevado las políticas económicas predominantes de finanzas “sanas”, de libre comercio, y altas tasas de interés. El gobierno federal no solo ha recurrido a deuda, sino también ha tenido que vender empresas para pagar pasivos. Ha dejado de invertir en Pemex, en la CFE, en infraestructura para liberar recursos para el pago de su deuda y así evitar caer en no pago. Es decir, para que no se manifieste la bancarrota, se ha recurrido a hipotecar al país con más deuda, a vender los sectores estratégicos de la economía, así como a solapar el lavado del dinero del narcotráfico, y a sacrificar el crecimiento económico, la generación de empleo y el combate a la pobreza, para quedar en bien con los acreedores nacionales e internacionales. De ahí que ante la declaración del Presidente Electro López Obrador de que el país está en bancarrota, la cúpula empresarial se lanzó rápidamente a decir que el país no está en bancarrota, pues ellos son los que se han beneficiado de que los gobiernos del PRI y del PAN no declarasen la bancarrota, y hayan recurrido a venden empresas y a abrir los sectores estratégicos de la economía para que pasaran los grandes empresarios nacionales e internacionales a invertir donde el gobierno dejó de hacerlo para poder pagar la deuda, que está en manos de esos mismos grandes capitales.
La economía nacional manifiesta déficit de cuenta corriente creciente, que comprende el déficit de comercio exterior, más el pago de obligaciones financieras externas, como el pago de utilidades de las empresas extranjeras ubicadas en el país. Dicho déficit externo ha obligado a recurrir a deuda externa, como a promover entrada de inversión extranjera directa y de cartera, a través de impulsar la extranjerización de la economía, como ofreciendo altas tasas de interés. A ellos se suma lo que entra al país por las remesas, como por lavado de dinero del narcotráfico. Ello ha postergado la declaración de insolvencia del pago de la deuda externa, a costa de que siga aumentando el endeudamiento y la extranjerización de la economía y que la política económica en vez de promover el crecimiento y el empleo, se subordine a los objetivos de finanzas “sanas” y estabilidad monetaria-cambiaria que quiere el gran capital para seguir lucrando y expandiendo su participación en la economía nacional. Al no crecer la economía, al no generar riqueza, sigue sin generar ingresos para cubrir sus obligaciones financieras, lo que mantiene latente la bancarrota, y el problema es que ésta se manifestará al dejar de fluir el capital a la economía, pues la economía nacional desde hace muchos años dejó de tener condiciones internas para el pago de su deuda, es decir para evitar la bancarrota.
El problema que enfrenta la economía nacional es que ya no tiene activos, ni empresas que vender para pagar lo que debe, y la deuda ha crecido significativamente y presiona sobre las finanzas públicas, como sobre el sector externo, por lo que por más que traten los gobiernos de trabajar con fianzas “sanas” no lo alcanzan, pues el monto de la deuda y las altas tasas de interés y el alza del precio del dólar, aumentan la carga del servicio de la deuda interna y externa por lo que sigue el déficit fiscal financiero, así como el déficit externo y la deuda creciendo, y por más que el nuevo gobierno ha dicho que no recurrirá a deuda, ésta seguirá creciendo por dichas presiones.
El gobierno insiste que se tienen finanzas públicas sanas. El problema es que a pesar del superávit primario (el que excluye el pago de la deuda) las finanzas públicas son deficitarias, derivadas de la creciente carga del servicio de la deuda. El hecho que traten de alcanzar el equilibrio fiscal a través de restringir la inversión pública, ello frena el crecimiento de la economía y acentúa la privatización y extranjerización, lo que coloca al país en una situación de fragilidad y lo subordina a las decisiones del capital internacional. ¿De que estabilidad nos habla la gente del gobierno saliente, así como la cúpula empresarial?
Los grandes empresarios consideran que “la prioridad de la próxima administración debe centrarse en mantener la estabilidad financiera del país”. A ellos les interesa que sigan creciendo sus ganancias y su poder económico, a pesar que sea a costa de que el país no crezca, de que continúe el desempleo, el subempleo, la economía informal, los bajos salarios.
Quieren un Consejo Fiscal que asegure que no se pierda el equilibrio en las finanzas públicas y añaden que “nada le haría más daño al país que perder el equilibrio de sus finanzas públicas”. Hay que señalar que el equilibrio de las finanzas públicas es lo que le ha hecho daño al país, pues ha reducido el tamaño y participación del Estado en la economía, ha reducido la inversión pública y la actividad económica, como la generación de empleos y ha incrementado las presiones sobre el sector externo, llevando a la economía a depender más de la entrada de capitales y del endeudamiento externo. Quien se ha beneficiado de ello ha sido la cúpula empresarial que ha pasado a invertir donde el gobierno ha dejado de hacerlo y de ahí que ellos quieren que siga el llamado equilibrio fiscal. La bancarrota del país seguirá profundizándose al continuar el gobierno con la política económica que la ha generado.
La cúpula empresarial no se da cuenta que la gente votó el 1 de julio por el cambio, y no porque siga la política económica que solo los ha beneficiado a ellos. ■

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