La Gualdra 334 / Lenguaje / El Picaporte
La raíz indoeuropea “Amma” es en realidad la voz infantil para llamar a la madre. De ahí que “amare”, amar, nace como una palabra netamente maternal: significa originalmente “dar caricias de madre”. En cuanto al sufijo “or”, éste es entendido como efecto o resultado. Lo apreciamos en las palabras Calor, Color, Dolor, Fervor, Temblor, Pundonor, Honor, Grosor, Candor, Humor, Clamor, Primor, Clamor, Temor, Rumor y Tumor.
Amare es Amar, y de esta palabra latina vienen buenas derivadas. “Amable” es el digno de ser amado. “Amasia” es originalmente la enamorada, aunque el vocablo derivó en sinónimo de “concubina” cuando “amasiato” fue puesto como equivalente de concubinato o “relación marital de un hombre con una mujer sin estar casados”. Otro vocablo relacionado es “amorío”.
En medio del amor “legal” y el no permitido está la palabra “amante”, entendida en cualquiera de los dos contextos. “Enamorado” es otra, más formal que “enamoriscado”, término que ingresó al habla coloquial del español en 1599. Por enamoriscado se entiende “el que cree que está enamorado o que comienza a enamorarse”, aunque esto no sea cierto. El afecto a enamorarse, en cambio, es el “enamoradizo”.
Al que se ama se le llama amigo (amicus); al que no, enemigo (inimicus). Si fue amigo y ya no, se le “desamiga”, se le desama, se le enemista.
Envíe comentarios y demás inquietudes a: